PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
Las Ventas celebraban su tercera novillada del Certamen de Cenate Las Ventas. Los novilleros Santiago Esplá, Valentín Hoyos y Rubén Núñez se midieron a los ejemplares de la ganadería de Couto de Fornilhos. Los animales se apagaron rápido, no se entregaron ni se emplearon a las demandas de los novilleros. No les dieron opciones en la nocturna, simplemente se paseaban por la tela, desluciendo, soltando la cara. Novillos de querer y no poder con teclas, siendo el más aceptable el primero. En líneas generales se movieron poco y duraron poco. Esplá no se acopló con el primero de la tarde, con el que tampoco tuvo acierto con la espada. Al cuarto lo agotaron llegando a la faena sin fuerza, llegando a echarse el animal y teniendo que pasaportarlo sin ningún acierto. Valentín Hoyos mostró disposición, pero sin opciones, desarrollando su faena por el pitón izquierdo. Algo muy parecido ocurrió con su segundo, aunque este, a pesar de que no se movía en exceso y se apagó rápido logró un inicio de transmisión. La entrega, la determinación, el valor y la verdad de Rubén Núñez no se vieron compensados por el tercero, un novillo sin clase que pasaba sin decir nada. Solo su estocada merecía la oreja. Estuvo muy por encima del sexto, construyendo una faena en la que parecía llegar a los tendidos.
Santiago Esplá abrió la tarde y saludó al primero de su lote ganándole terreno, sacándolo a los medios. El propio novillero protagonizó el tercio de banderillas, viéndose podido por el primero, pasando en falso y alargando el tercio. Se alcanzó la faena de muleta. Lo pasó por abajo, genuflexo, sacándolo más allá de la raya. Eligió el pitón derecho, sin definir, tratando de templar, sin bajarle la mano a aquella embestida descompuesta. Le faltó poder, lo abrió en exceso y no terminó de acoplarse con el de su lote. Cambió al natural, sin armonía en la embestida, soltando la cara, arremetiendo en la tela. Esplá lo pasaba, uno a uno, parando, dándole tiempo antes de cada pase, aburriendo al de Couto de Fornilhos. Falló con la espada y con el golpe de cruceta.
Saludó Valentín Hoyos al segundo de la tarde, llevándoselo a los medios. Rubén Núñez se lució en su turno de quites. Inició la faena junto a las tablas, dándole distancia, citándolo y esperando a que el novillo lo viera. No tardó en entrar al engaño, metiéndose por dentro y estando a punto de prenderlo lo fue sacando a base de probaturas por ambos pitones. Fuera del tercio culminó su inicio. Le dio tiempo y sitio para empezar a llevarlo sobre el pitón derecho, viéndose sorprendido al primer cite con un novillo que volvió a vencerse por dentro. Cambió a la mano izquierda, acortando las distancias, dándole salida, abriéndolo y pasándolo en largo, toreandolo entre las dos rayas. Mucho tiempo y sitio, con un novillo sin celo y desclasado, que ni humillaba. Estaba muy agarrado al piso, no pasaba, poniendo cuesta arriba la faena del novillero. En su esfuerzo trató de conectar con los tendidos. Culminó con una tanda por el derecho ante un novillo rajado que se fue a tablas. No tuvo acierto con la espada.
Rubén Núñez no se pudo lucir con un novillo que le apretó en tablas y le buscaba los pies. Mostró solvencia cambiando los terrenos y continuando el saludo capotero. Lo recibió en la muleta con doblones por abajo para después llevarle la mano y sacarlo del tercio mientras le andaba. Le dio tiempo y sitio para decidirse por el pitón derecho, dándole el pecho, adelantándole la mano, buscándole en la larga distancia, para después aprovechar la inercia y ligar. Sin embargo, el novillo no daba opción a la ligazón, embistiendo con intermitencia, aunque metiendo la cara abajo en el inicio del muletazo. Se echó la muleta a la mano izquierda, buscándolo a pitón contrario, robándole las embestidas de una en una, dándole salida, aprovechando los vuelos para abrirlo, quizá en exceso. El de Couto de Fornilhos pasaba, pero sin decir absolutamente nada. Continuó al natural, echándole los vuelos con suavidad a la cara y así arrastrarlo, casi obligándolo. Hubo mucha verdad en aquellas tandas por el derecho, en las que se lo envolvió y llevó a la cadera. Culminó por bernardinas y un estoconazo.
Santiago Esplá saludó al segundo de su lote, lanceándolo entre probaturas. El tercio de banderillas se encargó de protagonizarlo. Fue a su encuentro para meterlo en la franela e iniciar su faena. Un inicio en paralelo en el que trató de bajarle la mano y tirar del animal para sacarlo de aquellos terrenos. El novillo se echó y tuvo que salir la cuadrilla para levantarlo. No hubo forma de sacarlo de las rayas, frenándose en aquellos terrenos. Esplá se decidió a pasarlo por el pitón izquierdo, pero se encontró con una animal de embestida defensivas, de querer y no poder. Siguió pasándolo, aún sabiendo que el animal no podía, no tenía fuerza alguna. Cambió la ayuda por la espada y lo pasaportó.
Valentín Hoyos saludó al quinto con una larga cambiada de rodillas junto a las tablas, para después bragar por abajo a un novillo que simulaba meter bien la cara. Muy ajustado y ovacionado el quite de Rubén Núñez. Se desarrolló un buen tercio de banderillas que fue ovacionado por el respetable. Hoyos se fue a los medios para citar a un novillo que le daba los cuartos traseros, sin atender al cite, más entretenido en los palos. Se decidió a entrar y el novillero aprovechó la inercia para darle continuidad, una continuidad sostenida y cuidada. Montó la muleta sobre su mano derecha y empezó a pasarlo, sin poder bajarle la mano en exceso, pero con una primera tanda con la que estaba calando en los tendidos. Tiró del animal y retomó el pitón derecho, adelantándole la mano con suavidad y arrastrando la embestida, pasándolo muletazo a muletazo, parando la continuidad de la serie. De nuevo se había metido entre las rayas y allí empezó a mostrarlo al natural, sin ligazón ni transmisión, quedándose a mitad del pase. Volvió a la mano derecha pero ya no había más que añadir. Tuvo habilidad para meterle la mano y pasaportarlo.
Salió el cierraplaza al que recibió en su capote el mexicano Rubén Núñez, sin dejarlo correr. El animal que salió suelto entró y se enceló en el capote. Se fue directo a los medios para brindar su faena y esperar de rodillas al sexto cerca del tercio. Lo desarmó a su paso en el primer contacto con la franela. Volvió a iniciar la faena, moviéndolo, pasándolo entre doblones por abajo, esperando a que el novillo se decidiera a pasar. Le costaba atender a los cites, teniendo que tocarlo con brusquedad y llevarlo con mucha voz. Continuó por el pitón derecho, acortando las distancias, en un tira y afloja de verdad, raza y determinación. Al natural no tenía una embestida muy definida, aún así, le marcó con la ayuda el trazo y siguió pasándolo, siempre en el sitio. No tardó en volver a montar la muleta sobre la mano derecha, encontrando un pitón que tenía una movilidad limitada pero que le brindaba más opciones. Cruzándose para después tocarle en la cara y tirar a base de voz, así logró construir una faena con la que llegar a los tendidos. Se lo llevó a la cadera, envolviéndoselo, dándole continuidad de dos en dos y de uno en uno. Cerró por manoletinas y un nuevo espadazo con el que el novillo dobló.
Madrid. Novillos de Couto de Fornilhos. Los animales se apagaron rápido, no se entregaron ni se emplearon a las demandas de los novilleros. No les dieron opciones en la nocturna, simplemente se paseaban por la tela, desluciendo, soltando la cara. Novillos de querer y no poder con teclas, siendo el más aceptable el primero. En líneas generales se movieron poco y duraron poco. Santiago Esplá, silencio tras dos avisos y silencio; Valentín Hoyos, silencio y palmas; Rubén Núñez, saludos y palmas.