lunes, 20 de mayo de 2024

Burdiel y su faena al cuarto destacan en Madrid

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PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

Las Ventas celebraba la primera novillada de la Feria de Otoño. Una novillada en la que se acartelaban los espadas Álvaro Burdiel, Alejandro Peñaranda e Ismael Martín que se midieron a los de Guadaira. El encierro no tuvo chispa, por lo que las faenas no terminaron de tomar vuelo ni de llegar a los tendidos. Había que someterles y buscarles por abajo. Aún así el primero, el segundo, el cuarto y el quinto fueron aplaudidos en el arrastre. Hubo pinceladas, destacanado al cuarto en las manos de Álvaro Burdiel  por el pitón derecho, pitón por el que desarrolló la faena y por la que encontró el sabor y a punto estuvo de cortar la oreja. Además, el espada tuvo que hacer frente a la muerte de los de su lote y de los de Ismael Martín, que sufrió una luxación con el golpe de cruceta y le impidió continuar la lidia. Alejandro Peñaranda se entregó con seriedad, fue ovacionado, culminando unas buenas faenas que no alcanzarían a tomar vuelo.

Abría la tarde “Relator” en las manos de Álvaro Burdiel. Desarrolló el saludo sin conseguir terminar de sujetarlo en la seda. Sonó el cambio de tercio y lo empezó a pasar por abajo, sin terminar de hacerse con el, le levantó la mano y siguió pasándolo. Se echó la muleta a la mano derecha, templando y dando forma a las embestidas. Continuó, adelantándole la mano y buscándolo con el pico, enganchando la embestida para después seguirla. Sin embargo, no era regular, se paraba, le soltaba la cara, dificultando así la continuidad de la faena. Cambió al toreo al natural, adelantándole la mano muy despacio tocándolo arriba, llevándolo uno a uno. No terminó de bajarle la mano, solo trató de cogerle el aire a un toro poco entregado que no embestía dos veces igual. Volvió al pitón derecho, abriendo el compás, pero siempre dejándosela puesta y envolvérselo a su alrededor. Trató de tirar pero le costaba pasar, punteando la tela, sin armonía. A pesar de que el animal no parase quieto logró meterle mano.

Peñaranda lanceó al primero de su lote con el capote. Tras un protestado tercio de varas se dio paso al de banderillas, alcanzado la faena de muleta, la cual inició con un suave trasteo. Le dio sitio y tiempo, tomó la muleta con la mano derecha y en la media distancia lo tocó con firmeza. El animal se adentró en los vuelos, siguiéndolo con ritmo. Dibujó un trazo largo en el que le dio salida, pero con el que también supo estar en el sitio para darle continuidad. Al natural, sin que saliera del tercio, tuvo que cruzarse y echarle la muleta al hocico, arrastrando la embestida detrás del engaño. Continuó sobre el izquierdo, abriéndolo, manteniéndose en el sitio para dejar el paso atrás y tocar para seguir. Recuperó el derecho, pasándoselo por donde quiso, aprovechando la fijeza y obediencia del segundo de la tarde. Le metió la espada, pero el animal no doblaría hasta el golpe de cruceta.

Salió el tercero de la tarde, al que Ismael Martín dejó un saludo capotero breve. El tercio de banderillas lo protagonizó el propio novillo que dejó unos palos muy aplaudidos por el respetable. Inició la faena de muleta desde los medios, citándolo en la larga distancia, para después aprovechar la inercia. Siguió pasándolo por el derecho, tocándolo con brusquedad. Le volteó la cara y lo prendió, pero sin consecuencias se recompuso y siguió sobre el pitón derecho, pasando en largo a un toro que se quedaba corto. Cambió al izquierdo, dejando el primero toque en la media y larga distancia para después ceñírselo algo más, pisando terrenos peligrosos. Volvió a prenderlo feamente, saliendo por los aires. Después de unos minutos se recompuso y siguió al natural. No hubo armonía, debió haberle sometido por abajo para que no le ganara la partida el astado. Sin alcanzar a estructurar la faena y varios avisos más cambió la ayuda por la espada, con la que no encontró acierto. En el descabello recibió un brusco golpe que le llevó directo a la enfermería, teniendo que ser Burdiel quien lo pasaportara.

Burdiel y “Canalla” marcaron el ecuador del festejo con un saludo lucido en el que el espada se pudo estirar y lucir. Decidido, tras el cambio de tercio, se fue al encuentro con el animal, pasándolo por ambos pitones, sacándolo al paso, llevándolo más allá del tercio. Aquel inicio le gustó al público. Montó la muleta sobre la mano derecha, aprovechando la inercia del primer pase para llevarlo metido y ligado. No desarrolló series excesivamente largas, sino que las milímetro. Muy asentado, dejó el paso atrás y ligó las tandas. El novillo acometía con fijeza y prontitud, aguantando el ritmo constante. Al natural le dejó los vuelos en la cara, cruzándose, echándoselos con suavidad, pero sin limpiar el muletazo a su salida. Volvió al pitón derecho, puesta, volviendo al toreo asentado, lento y ahormado en el que encontró el sabor. Acortó las distancias, envolviéndoselo, encontrando el ritmo, un ritmo que poco a poco se iba perdiendo. En los últimos compases el animal ya se salía y no había la continuidad inicial. Culminó con un final por abajo y una estocada efectiva.

Peñaranda saludó al segundo de su lote, un toro suelto que se emplazó y al que costó meter en el capote. Brindó desde los medios y se fue a los terrenos del siete para iniciar la faena. Lo recibió en la franela a pies juntos, trasteando por ambos pitones, alternando alturas. Sobre el pitón derecho, algo más allá del tercio, empezó a pasarlo uno a uno, muy despacio, templando y ahormando la embestida. Al natural lo abrió con los vuelos, pasándolo pero sin que la faena tomara vuelo. Volvió al pitón derecho, bajándole la mano, pero sin acoplarse, echándole los vuelos con suavidad a la cara. Siguió alternando pitones, pasándolo muy en línea por el pitón izquierdo. Antes de ir a por la espada cerró con una tanda por el derecho con la que no terminó de conectar con los tendidos. Mató con rotundidad y acierto.

Burdiel, que salió para medirse al sexto, saludó a “Roteño” con tres largas de rodillas para después ganarle terreno obligándolo por abajo. Se fue a la enfermería para brindar a su compañero, que no pudo continuar la lidia. En el tercio, en los terrenos del siete lo esperó, pasándolo por abajo, doblándose con el ganándole terreno. Sobre el pitón derecho, le adelantó la mano, enganchando la embestida y tirando con ella con suavidad. Tuvo que acortar las distancias para adentrarlo en los vuelos. Se le quedaba algo justo de recorrido. Cambió al natural y acabó pasándolo de uno en uno recomponiendo tratando de buscar las opciones a un toro manso que cada vez se metía más en tablas. Acabó metido en la madera, en las distancias cortas, sin completar el pase. Falló con los aceros.

Madrid. Novillos de Guadaira. El encierro no tuvo chispa, por lo que las faenas no terminaron de tomar vuelo ni de llegar a los tendidos. Había que someterles y buscarles por abajo. Aún así el primero, el segundo, el cuarto y el quinto fueron aplaudidos en el arrastre. Hubo pinceladas, destacanado al cuarto. Álvaro Burdiel, silencio, ovación y silencio; Alejandro Peñaranda, ovación tras aviso y palmas; Ismael Martín, herido tras aviso.

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