GUARISMO DEL OCHO
La Asociación Taurina de Carabaña ha celebrado en el Centro Social de la localidad madrileña, este viernes 13 de diciembre, su segundo coloquio, un coloquio que ha tenido como protagonistas a Francisco Javier Sánchez Vara y Rubén Vara. El acto estuvo dirigido por la periodista y directora de Guarismo del ocho Patricia Prudencio Muñoz que se encargó de repasar la trayectoria del matador de toros y de dar a conocer al novillero de la Escuela Taurino José Cubero «Yiyo».
El diestro alcarreño, a las puertas de iniciar la temporada 2025, la Temporada de su 25 Aniversario como matador de toros, explicó cómo fueron sus inicios y cuáles fueron las circunstancias que lo llevaron de estar en el Grupo A a ser el torero por excelencia de las corridas extraduras. Muchos lo recuerdan por aquella faena histórica a un toro imposible de Saltillo de nombre «Cazarratas», una faena que no tuvo todo el reconocimiento ni recompensa que merecía. Sin embargo, Sánchez Vara siempre ha sido conocido por su regularidad y hacer frente a todo lo que han puesto por delante, manteniéndose firme y sincero con la profesión. En estos 25 años ha tenido momentos amargos, pero muchos más de satisfacción, por lo que tiene cuerda para largo, apuntando incluso, si se dieran las circunstancias, de dar la alternativa a su hijo.
El joven novillero de tan solo 16 años ha debutado este año en una temporada repleta de éxitos en las clases prácticas en las que ha hecho el paseíllo, como en Collado Villalba, Cerceda, Cardiel de los Montes… todas ellas, tardes de Puerta Grande. Sin embargo, hubo una muy especial en La Puerta, una clase práctica en la que Vara debutó en Guadalajara, siendo este un festejo homenaje a su abuelo, a Isidro Sánchez «El Labrador», encargado de iniciar esta dinastía. También pudo hablar de su preparación en la Escuela, así cómo de la responsabilidad y exigencia que vienen dadas por tener un padre matador de toros.
El acto culminó con el deseo de una alternativa soñada en un futuro no muy a largo plazo y con la intención de volver a Carabaña para torear alguno de sus festivales en los que estén anunciados padre e hijo. Además, se entregaron unos obsequios a los protagonistas de la noche y se sirvió un vino español.