sábado, 27 de julio de 2024

Roca Rey y Ginés Marín abren la Puerta Grande en Aranjuez

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PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ/FOTOS EMILIO MÉNDEZ

Aranjuez celebraba su tradicional corrida de toros de San Fernando en la que los matadores de toros Juan Ortega, Andrés Roca Rey y Ginés Marín se midieron a los ejemplares de El Freixo. Los animales, con mucha clase, se dejaron llevar dando las opciones para el triunfo, permitiendo que los diestros los exprimieran y sacaran a relucir lo mejor en sus conceptos. Juan Ortega cortó una oreja al primero en una faena con un toreo de mucha verdad en el que los mejores momentos de la faena llegaron por el derecho. Con su segundo desarrolló una faena de arte en la que hubo tandas de mucha calidad y muy toreras. Roca Rey no terminó de acoplarse con el primero de su lote, en una faena venida a menos. Nada que ver con la faena al quinto, en la que se vació. Ginés Marín desarrolló dos faenas rotundas al tercero y al sexto, a los que cortó las dos y una oreja, respectivamente.

A Juan Ortega le llevó tiempo poder hacerse con el abreplaza en el saludo capotero, pero logró estirarse ganándole terreno. Se inició la faena, en el que desarrolló un tanteo por abajo para iniciar su faena. Después le siguió sobre el pitón derecho en una primera serie en la que deleitó toreando con gusto y gustando. El animal metía la cara abajo con una embestida templada y uniforme que Ortega llevó por abajo. Cambió al natural pero aquella armonía se perdía, teniendo que llevarlo uno a uno, contándole más atender a los cites, por lo que no tardó en recuperar el pitón derecho. El diestro se asentó, con un toreo de mucha verdad en el que los mejores momentos de la faena llegaron por el derecho. Mató de una única estocada certera.

Roca Rey saludó al segundo en un recibo de intermitencia en el que logró dejar pinceladas estirándose con el, ganándole terreno y sacándolo a los medios.  Inició la faena a pies juntos, para después andarle tirando del animal hacia adelante. Continuó por el pitón derecho, en una primera tanda de acople y despaciosidad. El animal embestía con uniformidad y fijeza ante unas demandas a las que acometió con obediencia. Roca Rey pudo trazar una tanda de ligazón, ritmo y transmisión en la que lo llevó largo. Mucho perdió al natural, pues el animal no poseía la misma armonía. Cambió al derecho pero ya no se acoplaron, siendo más brusco y perdiendo aquella obediencia. Aún así, Roca decidió alargar, sin ya mucho más que decir con un toro que sorprendía. La faena se apagó después de la segunda tanda. Dejó un pinchazo hondo.

Ginés Marín salió al ruedo para recibir en su capote al primero de su lote, un toro que no le dio opciones para lucirse. Le dio intensidad al inicio de la faena, recibiéndolo en la franela de rodillas, sin probaturas, toreándolo sin rectificar. Siguió por el pitón derecho, en una tanda en la que buscaba acople. Cambió al izquierdo, templando la embestida, llevándolo con suavidad y despaciosidad. Encontró el compás, llevándolo metido en una tanda en la que exprimió la embestida, echándole los vuelos a la cara, tirando del animal y adentrarlo en la tela. Ginés lo llevó en un trazo largo y pulseado con el que pudo envolvérselo, llevándolo muy metido. Retomó el pitón derecho, rompiéndose con el. Quiso añadir unos circulares que dieron paso a un cierre de faena por bernardinas con la que el público estaba totalmente entregado.

Juan Ortega saludó al cuarto de la tarde, encelándolo en su capote con una brega llevada en la que no terminó de estirarse. Por ayudados por abajo decidió meterlo en la franela en aquellos primeros compases. Se decidió por el pitón derecho, con un trazo curvilineo en el que se lo llevó a la cadera. Le dio tiempo y sitio, citándolo en la larga distancia y obteniendo una respuesta pronta del animal. El de El Freixo acometía con una embestida tranqueante que Juan Ortega trató de dar forma.  Empezó a llevar al natural a un toro venido a menos que pasaba a media altura, quedándose corto y dando cierta intermitencia a la faena. Ortega buscó el arte y la expresión en una buena colocación y actitud, pero sin toro. Tuvo que hacerlo todo el, en una faena muy torera. Mató al segundo intento.

Roca Rey bregó hasta sacarlo a los medios al quinto, donde se estiró con el animal, luciéndose. Se alcanzó la faena de muleta y el animal se le arrancó teniendo que pasarlo. Seguidamente, hizo su inicio desde los medios para después continuar con despaciosidad pero mucho ritmo con un toro que se movía, colocaba la tela y la seguía con fijeza por abajo. Cambió al natural y en los primeros cites no le obedeció, metiéndose por dentro y estando a punto de prenderlo. Siguió por aquel pitón, abriéndo el trazo, llevándolo muy tapado con los vuelos en la cara en un toreo algo más lineal. Buscó la emoción con los pases por la espalda y toreo más lento, siendo por el derecho con despaciosidad, totalmente asentado y llevándolo en largo. Culminaba con un toro mucho más mermado en una faena excesivamente larga en la que se había vaciado. Mató con acierto y determinación.

Saludó Ginés Marín al cierraplaza. Se alcanzó la faena de muleta y brindó al público desde los medios. Después empezó a pasarlo a pies juntos por ambos pitones, con suavidad. Continuó por el derecho, en una tanda templada y bien llevada, a buen son, con ritmo. Cambió al natural, con una izquierda prodigiosa en la que lo llevó largo, pero siempre culminando con la tela en la cara, para que con un sutil giro de muñeca, volverlo a meter en la tanda. Retomó el pitón derecho en una serie de acople, con la que dio paso a una nueva serie rotunda por el izquierdo en la que hubo calidad. Continuó alternando pitones, volviendo al derecho, con un toro que acometía con obediencia y franqueza. El animal se fue parando pero Ginés no permitió que la faena se fuera a menos, exprimiendo al sexto, culminado metido entre pitones, ya aguantando aquellas embestidas en las que se le quedaba a medias. Mató al segundo intento.

Aranjuez. Toros de El Freixo. Los animales, con mucha clase, se dejaron llevar dando las opciones para el triunfo, permitiendo que los diestros los exprimieran y sacaran a relucir lo mejor en sus conceptos. Juan Ortega, oreja y saludos; Andrés Roca Rey, silencio y dos orejas; Ginés Marín, dos orejas y oreja tras aviso.

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