PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
Destacaron la entrega de Galván y la raza y valor seco de Samuel Navalón, que se impuso al sexto y le cortó una oreja
Las Ventas ha iniciado su Feria de Otoño con una corrida de toros muy especial en la que la que el maestro Enrique Ponce se despedía del coso madrileño. Lo hizo acompañado de los matadores de toros David Galván y Samuel Navalón, que se midieron a los ejemplares de las ganaderías de Garcigrande (1°, 2° y 3°) y Juan Pedro Domecq (4°,5° y 6°). Los animales fueron escasos en comportamiento, no se prestaron ni brindaron opciones para el triunfo. Pasaron sin decir nada, apagándose rápido, sin entregarse. Quizá fue el sexto el que mayor movilidad prestó. Ponce pasaportó al primero de su lote, un toro al que pidieron el cambio y el presidente se negó. Ponce desarrolló a base de oficio una faena compleja, pero de triunfo, ante un toro que no tenía clase ni celo. Galván midió y entendió muy bien al tercero, un toro incierto con algún detalle, pero que le planteó muchas teclas. Estuvo firme con el quinto, pero sin poder redondear su faena ante un toro escaso. Samuel Navalón derrolló una faena de ganas en la que hubo detalles por el pitón derecho ante un toro incierto, ajeno y que le costaba pasar. Se impuso al sexto, un toro con el que expuso y arriesgó al extremo.
Detalles de Navalón en una faena larga sin opciones
Samuel Navalón saludó al abreplaza a portagayola con una larga cambiada de rodillas, algo incierta, para después estirarse por verónicas hasta rematarlo muy torero. Tras la ceremonia de confirmación de alternativa, de manos de Ponce y David Galván, inició la faena de muleta entre probaturas, sacándolo del tercio, llevándolo al paso hasta llevárselo a los medios. En aquellos terrenos siguió sobre el pitón derecho con un toro al que le costaba atender a las demandas de Navalón. Tuvo que tocarlo con brusquedad y mucha voz, para meterlo y después dejársela puesta para darle continuidad. Logró robarle las embestidas y llevarlo ligado en una tanda que llegó a los tendidos. El toro no se lo puso fácil, cambió al izquierdo, marcando el trazo llevó una embestida incierta en largo, dándole salida, pasándolo de uno en uno. Recuperó el pitón derecho, encontrando pases con cierto sabor, asentado, envolviendose a la cintura un toro cada vez más corto. Se le quedaba encima en el uno a uno. Falló con los aceros.
El presidente niega el cambio y Ponce pasaporta al segundo de la tarde
Enrique Ponce saludó al primero de su lote y segundo de la tarde, recogiendo la embestida en su capote, bregándolo, pero sin poder estirarse con el. El toro se partió la vaina del pitón y el presidente se negó al cambio a pesar de que hasta el propio Ponce lo pidió. Se alcanzó la faena de muleta con un inicio por abajo, genuflexo, tratando de pasarlo, lo macheteo y decidió ir a por la espada. No lo sacó ni del tercio, lo cuadró y lo pasaportó.
David Galván saluda una ovación ante el tercero
David Galván bregó y ganó terreno al tercero de la tarde, aunque sin demasiado lucimiento. Inició la faena a pies juntos, rotando sobre sí mismo, con gusto y torería, pasándolo por ambos pitones sin moverse un solo centímetro. Con aquel inicio metió a los tendidos en su faena. Continuó al natural con un toro que seguía con ritmo y fijeza el engaño. Se acabó cansando rápido. Galván le dio tiempo y sitio para después seguir aprovechando las pinceladas de un toro llevadero de Garcigrande por el izquierdo, pero que planteó muchas complicaciones. Desarrolló tandas cortas antes de cambiar al pitón derecho de un toro que cada vez se quedaba más corto. No dudó en retomar el toreo al natural, por el que hubo mayor acople, en una alternancia de pitones en la que se entendió con el de Garcigrande, un toro de teclas que se terminó parando, siendo muy reservón. Falló con el acero.
Ponce corta las dos orejas al cuarto de la tarde
Ponce saludó al segundo de su lote con una brega llevada en la que no se pudo estirar. El diestro salió a los medios para brindar al público, después se fue a los terrenos del siete para recibir al de Juan Pedro Domecq en la franela y pasarlo por ambos pitones. Continuó por el derecho ante un toro que le soltó la cara a la salida. Ponce decidió parar la serie y reestructurar la tanda y ordenar las embestidas. Sin salir del tercio siguió llevándolo por el izquierdo, dejándola puesta y arrastrando la embestida detrás de los vuelos. No terminó de bajarle la mano a un toro escaso que pasaba y seguía el engaño a su ritmo. La faena no terminaba de tomar vuelo con aquel cuarto sin celo ni clase. No cambió los terrenos, se mantuvo en el siete, toreando muy para él con un toro sin opciones, dejando alguna que otra poncina a cámara lenta y una abaniqueo que dieron paso a la suerte suprema. Culminó con una buena estocada.
Galván, oficio y entrega ante un toro escaso
Galván saludó a pies juntos al segundo de su lote y quinto de la tarde. Se alcanzó la faena de muleta, pero antes Galván brindó al maestro Ponce. Después inició la faena genuflexo, buscando por abajo a un toro al que le costaba pasar. Le dio tiempo y sitio para empezar a llevarlo por el pitón derecho, envolviéndoselo a su alrededor. Su embestida era incierta, lo miraba y no permitía la continuidad ni la expresión. Lo pasó a base de voz y oficio, insistiendo por el pitón derecho, recibiendo más de un aviso por parte del de Juan Pedro. Logró robarle los pases uno a uno, en largo, dándole salida. Cambió al natural, pero el toro simplemente pasaba, andando, sin ritmo. Falló con la espada.
Navalón se impuso al sexto en una faena de garra y valor
Saludó Navalón paró al sexto, bregándole y ganándole terreno hasta llevárselo a los medios. Se fue a los medios para brindar al público, después se puso de rodillas en aquellos terrenos y lo pasó con algún que otro pase cambiado por la espalda que emocionó a los tendidos. Se decidió por el pitón derecho, con un toro con algo más de ritmo y movilidad. Le dio tiempo y sitio, tratando de dosificar las embestidas y después citarlo en la larga distancia para aprovechar la inercia y llevarlo metido. El animal siguió el engaño con ciertas intermitencias, pero permitiendo la continuidad. Cambió al natural en una faena de calado en la que había conectado con los tendidos. Lo buscó a pitón contrario, llevándoselo a la cadera, con algún que otro natural aislado profundo y asentado. Cada vez acortaba más y acabó por volteado y avisarlo varias ocasiones más. Volvió a la cara del animal muy torero para culminar con una tanda por el derecho en la que apuró las distancias. Se lució y arriesgó con una bernadinas muy ceñidas. Mató de una única estocada.
Madrid. Toros de Garcigrande (1°,2° y3°) y Juan Pedro Domecq (4°,5° y 6°). Los animales fueron escasos en comportamiento, no se prestaron ni brindaron opciones para el triunfo. Pasaron sin decir nada, apagándose rápido, sin entregarse. Quizá fue el sexto el que mayor movilidad prestó. Enrique Ponce, silencio y dos orejas tras aviso; David Galván, saludos tras aviso y silencio; Samuel Navalón, saludos tras dos avisos y oreja.
Incidencias:
Fernando Sánchez, de la cuadrilla de Enrique Ponce, saludó una ovación tras el buen tercio de banderillas realizado en el cuarto toro. Enrique Ponce salió a hombros mientras la banda de música de la plaza de toros de Las Ventas interpretaba el “Valencia”.