jueves, 9 de mayo de 2024

Puerta y Grande cortan una oreja en Villarejo de Salvanés

PuertaGrande
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PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

Villarejo de Salvanés acogía una nueva corrida de toros clasificatoria de la Copa Chenel. Los matadores que se acartelaban eran Antonio Puerta, Miguel Ángel Pacheco y Antonio Grande, que se midieron a los toros de las ganaderías de Cerro Longo (2º,4º y 6 Bis) y Castillejo de Huebra 1º, 3º y 5º). Los animales dejaron un juego desigual, con una durabilidad escasa, mirando a tablas y teniendo que sujetarlos para que siguieran la tela. El segundo de la tarde, con el hierro de Cerro Longo humillaba hasta clavar el hocico en el suelo, también tuvo un buen y manejable pitón derecho el sexto, también de Cerro Longo. Los diestros vieron escaparse sus opciones de triunfo, primero por los animales y después por el mal uso de los aceros, generalmente. Es cierto, que tuvieron que jugar en el tira y afloja para mantenerlos, Puerta incluso tuvo que torear al segundo de su lote metido en tablas. La tarde se culminó con dos orejas, una que premió el valor y disposición de Puerta con ese toro anteriormente mencionado; y otra oreja para Grande, que derrochó expresión, estructurando la faena y ordenando las embestidas. Pacheco, por su parte, dio una vuelta al ruedo tras una leve petición de oreja en una faena de muchos matices.

Antonio Puerta saludó al primero de la tarde. En la franela, descalzándose casi al inicio, lo fue llevando hasta sacarlo a los medios. El toro salía por arriba y ajeno a la tela. Tuvo que adelantar el toque y llevarlo metido para que no se desentendiera antes de tiempo de sus demandas. La faena fue un tira y afloja en el que Antonio Puerta quiso poner todo, alargando en exceso un último tercio en el que poco más quedaba por añadir. El animal marcó sus intenciones desde un inicio, desluciendo todos los intentos. Falló con la espada, entrando varias veces a matar.

De rodillas y junto a las tablas saludó Pacheco al primero de su lote, un toro de Cerro Longo que salió rematando en tablas. Inició la faena de rodillas en los medios, teniendo que ponerse en pie antes de tiempo. El animal humillaba en exceso, tanto que a veces la ligazón se veía paralizada porque clavaba el hocico en el suelo. Tenía mejores inicios que finales, además miraba con descaro al cuerpo del matador, prendiéndolo en alguna ocasión. Pacheco trató de acompañar la embestida con su cuerpo, como si tratara de empujarla para que cumpliera hasta el final. La faena se desarrolló mayoritariamente por el pitón derecho, sin que lograra tomar vuelo. Se demoró en doblar.

Salió el tercero de la tarde, claramente mermado, Antonio Grande lo bregó, pero el animal no aguantaba en pie. Finalmente, el presidente decidió devolverlo a corrales y en su lugar salió el que se lidiaría en sexto lugar. Se alcanzó la faena de muleta, pero el toro parecía no mostrarle demasiadas opciones. Le perdía las manos o le embestía recto, desluciendo los muletazos. No pasaba y cuando lo hacía, lo hacía sin clase ni entrega. No había contenido en una faena que Grande planteaba entre intentos, mostrándole por ambos pitones, aguantando, a pesar de que se le llegará a meter por dentro. Destacó un muletazo por el derecho y un pase al natural de gusto, pasándolo muy despacio. Falló con los aceros, pasaportándolo con el golpe de cruceta.

Antonio Puerta saludó al segundo de su lote, abriéndolo, ganándole terreno hasta llevarlo a los medios. Inició la faena fijo en el firme, pasándolo más allá del tercio, evitando que se fijara en tablas. Sin embargo, cantó rápidamente, rajándose y metiéndose en la madera, donde desarrolló la faena Antonio Puerta, con garra y mucho esfuerzo, pues no terminaba de pasar, muy paradito, pero noble. No acertó con la espada, tratando de matarlo metido en tablas. Le hundió el acero al segundo intento.

Lo recibió de rodillas Pacheco, levantándose rápidamente para después estirarse por verónicas. Lo pasó por la muleta por ambos pitones, de rodillas, cerca de las tablas. Le siguió con clase y despaciosidad, encontrando unas embestidas de teclas pero llevaderas, que permitían hacer. Cambió al natural, pero cada vez se metía más en tablas, con unas salidas desentendidas. Logró alargarlo más por ese pitón aprovechando los vuelos. Recuperó la mano derecha, aprovechando la fijeza y nobleza del segundo de su lote para culminar su faena con pases en redondo. Hubo más ganas del diestro que entrega del astado, configurando una faena en la que el animal tenía poco y se agotó rápido.

El sobrero entró en el capote de Antonio Grande, encelándose, colocando la cara por el derecho incluso. Le obligó por abajo al recibirle en la muleta, con la rodilla en la arena, llevándolo muy tapadito, ordenando las embestidas. Le siguió por el derecho, pitón por el que le bajó la cara y llevó con torería y despaciosidad, luciéndose y dándole cuerpo a la faena, una faena que se desarrolló mayoritariamente por el pitón derecho. Se decidió a mostrarlo por el izquierdo, pero se le iba demasiado largo, queriendo irse de la tela, por lo que trató de recoger la embestida y acortar algo más las distancias para que no se le fuera. No tardó en retomar las series por el derecho. Lo colocó en la suerte suprema, se le arrancó y acertó a meterle la espada.

Villarejo de Salvanés. Toros de Cerro Longo (2º,4º y 6 Bis) y Castillejo de Huebra 1º, 3º y 5º). Los animales dejaron un juego desigual, con una durabilidad escasa, mirando a tablas y teniendo que sujetarlos para que siguieran la tela. El segundo de la tarde, con el hierro de Cerro Longo humillaba hasta clavar el hocico en el suelo, también tuvo un buen y manejable pitón derecho el sexto, también de Cerro Longo. Antonio Puerta, silencio tras aviso y oreja; Miguel Ángel Pacheco, ovación y vuelta al ruedo tras aviso; Antonio Grande, silencio tras dos avisos y oreja.

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