sábado, 18 de mayo de 2024

Chicharro, primera Puerta Grande de la temporada venteña tras una tarde marcada en sangre por Jesús Moreno

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PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

Las Ventas celebraba la primera de la Feria de la Comunidad de Madrid, una novillada en la que Jesús Moreno, Juan Herrero y Alejandro Chicharro se midieron a los novillos de Aurelio Hernando (1°), Hermanos Sandoval (3°), Montealto (2°), Ángel Luis Peña (6°), Cerro Longo (5°), Concha y Sierra (4°). Entre los animales destacaron el segundo, el tercero y el sexto. El de Montealto por su condición y una embestida que parecía no tener final, el de Hermanos Sandoval, que resultó mejor novillo que faena se le pudiera hacer y el de Ángel Luis Peña, por su entrega bajo las demandas de Chicharro. La tarde se vio condicionada por el grave percance que sufrió Jesús Moreno ante el primero de la tarde al recibirlo a portagayola. Lo cierto es que el de Aurelio no se prestó y desde el primer momento marcó su tendencia. Por lo que Herrero y Chicharro hicieron frente a la novillada tras haberse quedado en un mano a mano. Chicharro arrancó la primera oreja de la tarde al de Montealto tras una buena faena, faena en la que encontró la armonía con el animal. Cortó otra oreja al sexto tras una faena breve, pero muy intensa y bien hecha en la que aprovechó al máximo al de Ángel Luis Peña. Herrero, por su parte, bailó con las más feas, a excepción del de Hermanos Sandoval, pero que la espada le impidió pasear los triunfos.

Jesús Moreno fue gravemente herido por el primero de Aurelio Hernando. Se dirigió a la puerta de chiqueros para recibirlo a portagayola. El animal, dubitativo, se le paró y lo prendió. El novillero tuvo que ser trasladado a la enfermería, dejando un importante reguero de sangre en la arena. Se tuvo que hacer cargo Juan Herrero. La faena de muleta la inició junto a las tablas, llevándolo, pasándolo por ambos pitones, tirando hasta sacarlo. Se intentó decidir por el toreo al natural, entre muchas dudas, sin verlo claro. El de Aurelio le soltaba la cara, arremetiendo con violencia, sin entrega ni una embestida clara. Finalmente, no se decidió por ningún pitón, lo pasó en varias ocasiones y se fue a por la espada pasaportándolo.

Le siguió “Oportunista” de Montealto, al que trató de llevarlo Alejandro Chicharro. Lo recibió por estatuarios, desafiando al viento y la lluvia, apurando y pasándoselo muy ceñido. Se lo llevó fuera del tercio, en un inicio lento y pausado. Le costaba responder en las distancias largas, por lo que tuvo que acortarlas, pero no demasiado, para después aprovechar la inercia y envolviéndoselo a su alrededor, aprovechando la buena embestida y el buen son del novillo. El animal necesitaba un poco más de espacio, evitando así que se asfixiara y desluciera. Al natural le costó los primeros pases, el resto llegaron muy seguidos, llevándolo cosido, exprimiendo aquella embestida que parecía no tener fin, en la que bajaba la cara en la entrada al natural. Quiso alargar los pases todo lo que su cuerpo le permitió, causando sensación en los tendidos. Tomó la franela con la mano derecha, le adelantó la mano, para después bajársela y llevarlo totalmente metido. Cada vez se iba apagando un poquito más,  mirando a tablas, por lo que se fue a por la espada para hundirla sin demasiado acierto.

Juan Herrero saludó al que debía haber sido el segundo de la tarde, un novillo de la ganadería de Hermanos Sandoval. Se fue a los medios para brindar al público para después dirigirse al tercio y empezar a tantearlo por ambos pitones, genuflexo, obligándolo por abajo. Siguió al natural, sin alcanzar a templar la embestida y darle forma, por lo que cambió al pitón derecho. Encontró mayor uniformidad, pero le se seguía soltando la cara, topando con la tela y punteándola. Aquellos pases no terminaron de convencer a los tendidos. Le dio tiempo y sitio antes de volver a mostrarlo al natural en el uno a uno, alargando la embestida, llevándolo hasta el final. El novillo tenía más contenido del que le pudo sacar. Herrero consiguió relajar la postura y encontrar la expresión, pero ya llegaba en los últimos compases de la muleta, por lo que la armonía quedó en un segundo plano.

El Concha y Sierra se recorrió el ruedo antes de entrar en el capote de Chicharro, que lo bregó sin llegar a estirarse. Lo recibió en la franela a pies juntos para después seguir sobre el pitón derecho, midiendo mucho las distancias. La faena se inició entrecortada y sin emoción. Atendía al cite, respondiendo con una embestida descompuesta y de un gran peligro sordo, soltándole la cara a su paso. Siguió insistiendo, dándole tiempo y sitio, pero siempre volviendo a las distancias cortas para pasarlo y tragar en cada pase, pues se le volvía y buscaba. Lo mató sin demasiado acierto.

Juan Herrero saludó al de Cerro Longo con una brega llevada. Arrancó la faena genuflexo, pasándolo por abajo, luchando contra el viento, teniendo que moverlo y cambiar los terrenos. Continuó por el pitón izquierdo, llevándolo muy tapadito con los vuelos, tratando de abrirlo y darle salida, pero siempre llevándolo de vuelta a la tela para poder darle continuidad a la tanda. No logró limpiar el muletazo y decidió cambiar al pitón derecho, sin demasiado acierto, pues terminó por voltearlo, aunque sin aparentes consecuencias. Retomó las series al natural, en el tira y afloja para que no lo prendiera. Aún así, le insistió, alargando y abriendo en el uno, viéndose obligado a rectificar. El animal dobló con el golpe de cruceta.

El sexto, finalmente, fue el de Ángel Luis Peña, al que frenó y llevó Alejandro Chicharro, ganándole terreno, estirándose con el. Alejandro echó el resto para recibir en la muleta al sexto, poniéndose de rodillas y levantando a los tendidos. Fue un inicio frenético y de mucho riesgo, desplazándose cada vez que pasaba. Lo citó en la larga distancia, para después aprovechar la inercia y llevarlo metido en la tanda por el derecho. Al natural, mostrándole el pecho, se asentó con el animal, desarrollando una tanda corta y bien llevada, que terminó de poner a los tendidos de acuerdo. Le dio tiempo y sitio, dejándolo respirar antes de volver a exprimirlo por el izquierdo, pasándolo con desmayo y acercándose a la pureza. La faena estaba hecha y en el momento más alto se fue a por la espada. Culminó con una buena estocada.

Madrid. Novillos de Aurelio Hernando (1°), Hermanos Sandoval (3°), Montealto (2°), Ángel Luis Peña (6°), Cerro Longo (5°), Concha y Sierra (4°). Entre los animales destacaron el segundo, el tercero y el sexto. El de Montealto por su condición y una embestida que parecía no tener final, el de Hermanos Sandoval, que resultó mejor novillo que faena se le pudiera hacer y el de Ángel Luis Peña, por su entrega bajo las demandas de Chicharro. Jesús Moreno, herido; Juan Herrero, silencio, ovación tras aviso, palmas; Alejandro Chicharro, oreja tras dos avisos, silencio y oreja.

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