Crónica
PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
Las Ventas albergaba una tarde para las promesas. Sin embargo, la realidad volvió a defraudar a las expectativas. Santana Claros, Isaac Fonseca y Álvaro Burdiel se midieron a los astados de Conde de Mayalde. Un encierro de más a menos, a los que había que contar y milimetrar las tandas. Pedían estar en el sitio y mucho control de las telas. Las faenas no llegaron a tomar vuelos frente al público venteño. Aunque con «Chorlito II» se podría haber saboreado un poco más. Isaac Fonseca lo puso todo, garra y mucho toreo, pero el animal, claramente mermado, no se dejó llevar. Además, se encontró con otro de los astados de la tarde «Hortelano I» al que supo exprimir en una gran último tercio, demostrandolo que es, un torero que tomsrá la alternativas en unos meses. Las faenas de Santana Claros no caló, el sitio, las distancias y los tiempos jugaron en su contra. Sin embargo, Álvaro Burdiel pudo cautivar con alguna que otra tanda enroscada a su cintura.
«Hortelano II» abría la tarde en manos de Santana Claros, un novillo al que mostró y se quedaba con el pitón derecho, mientras que por el izquierdo salía suelto. Se lo ciñó Fonseca en el quite, que daría paso a un gran tercio de banderillas, saliendo a saludar Ambel y Mendoza. En el último tercio, el novillero intercaló alturas, entre probaturas, mientras lo sacaba más allá del tercio. Sobre el pitón izquierdo siguió la faena, tomándolo en la larga distancia para después aprovechar la inercia y envolvérselo. Tenía el motor medido. Continuó al natural, dejándosela puesta en la cara y tirando del animal con los vuelos, pero sin limar su embestida. Citaba y pasaba. Sobre el derecho sacó una fuente tanda con la que llegó a los tendidos. Al entrar a matar resultó volteado, sin aparentes consecuencias.
Salió con buen tranco el segundo de la tarde, pero buscando tablas. Fonseca trazó un saludo capotero variado en el que lo agarró y fue sacando, a base de lucimiento, hacia el tercio. Entre protestas y palmas de tango se desarrollaron los tercios de varas y banderillas. El mexicano lo recibió en la franela por estatutarios, atalonado en la arena, sin excederse, pues el animal quería más que podía. Se empleó en el trazó largo en el que no le faltó muleta para acompañar las embestidas. Cada vez se quedaba más corto, con menos fuerza. No había nada que añadir, así que cambió la ayuda por la espada y se tiró sobre el para pasaportarlo.
Álvaro Burdiel no se quiso quedar atrás y dejó su carta de presentación en el saludo al primero de su lote. No sería lo mismo en el tercio de varas y banderillas, donde reinó el caos, con excepción del segundo y tercer par. Burdiel dejó que fuera el animal quien se fijara en la tela, con un inicio de faena medido, el animal había quedado claramente mermado. Había dado una voltereta que lo había rematado. Poseía una embestida descoordina y poco llevadera, soltaba la cara tocando la tela. No hubo ninguna transmisión en la faena, aunque sí intentos sin estar totalmente metido en el sitio. Le bajó la mano y le insistió sobre el pitón derecho, ahira sí, con algo más de sabor. No encontró acierto con los aceros.
Santana Claros frenó la desmedida embestida de salida que presentaba «Chorlito II». Sin que nadie lo llevara, se fue directo al caballo, donde empujó con la cara arriba mientras el picador lo picaba sin sacar la puya. Dejó la montera en la arena para probarlo por ambos pitones desde el tercio, del que lo fue sacando poco a poco, toreándolo. El de Conde de Mayalde tenía recorrido y movilidad, aunque no terminaba de humillar. Se arrancaba con viveza en los primeros compases de las series, después ya se quedaba algo más encima y se lo pensaba. Empezó a tirar de él con los vuelos, para devolverlo a la tela, sin dejar de llevarlo en largo, mostrándole la salida. Cerró por ayudados por alto, alargando la faena antes de ejecutar la suerte suprema.
Isaac volvió a hacer sonar las ovaciones en los tendidos con su saludo capotero. Se pasó muy muy justo a un toro corto y que se frenaba, dejándoselo encima. La plaza se vino abajo con el inicio de faena de Isaac, desde los medios, de rodillas, pasándoselo por la espalda. Continuó, pero no sin antes agarrar la montera con la izquierda y la muleta con la derecha. Lo llevó por abajo, encajandose con el, vaciándolo y exprimiéndolo. El de Conde de Mayalde humillaba, metiendo bien la cara y Fonseca lo aprovechó, junto con su movilidad y armonía. Las tandas se iniciaban en la larga distancia, para después ir acercando posturas y dejar que su brazo y cintura hablará, curvándoselo a su alrededor. La faena estaba hecha y no quiso alargar, había mostrado y sacado lo que tenía. Falló con la espada.
Álvaro Burdiel y «Barrenero» cerraron la tarde en un buen saludo en el tercio. El animal buscaba tablas, así que Burdiel trató de envolver la embestida, recogiéndola para guiarlo. El espada se dispuso genuflexo para iniciar los primeros compases del último tercio, mientras lo iba sacando al paso. Se lo ofreció todo por abajo, dejando que la franela esperara la entrada del animal, sin adelantarse y acompasarla. Alargó las embestidas a base de vuelos, dejándoselos puestos en la cara e ir tirando. Sin embargo, no era tan sencillo, había que sujetarlo para que no se desentendiera de la faena. Logró una buena tanda sobre el pitón derecho, en redondo, ligando con el paso atrás y el pico en el morrillo. Terminó por abajo, con la rodilla en tierra. Cerró metiendo la mano al segundo intento.
Novillos de Conde de Mayalde para Santana Claros, ovación; Isaac Fonseca, ovación con saludos y vuelta al ruedo; Álvaro Burdiel, silencio.