domingo, 19 de mayo de 2024

Firmeza y temple

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Crónica

GUARISMO DEL OCHO


  
El Puerto de Santa María abría con una novillada mixta con espadas que piden paso. Manuel Perera brilló, destacando con valor seco e incansable, que no dejó que se le escapara ni una sola embestida de los de su lote. Tomás Rufo, que ya prepara su alternativa para el próximo mes de septiembre, mostró la madurez y poso alcanzada en sus años de novillero, solo le falló la espada ante el primero de su lote, uno de los mejores ejemplares de la tarde, toreando con la cintura, girando sobre sí mismo, sin quitarle la franela del morrillo. Juan de María debutó en su plaza, paseando un apéndice. Menos acierto tuvo Sebastián Fernández, que a pesar de su exquisita actuación sobre los de su cuadra, falló con el rejón de muerte. 

Sebastián Fernández se encargó de abrir el festejo. Salió a recibir al primero de la tarde con la garrocha, adornándose. Lo llevó cosido, ligando el inicio hasta dejar el rejón de castigo, ayudándose de la continuidad y fijeza del de Fermín Bohórquez. En las banderillas se ciñó a él, provocándolo con mucho mimo, dejando los palos en lo alto. Andándole con el caballo, con despaciosidad, buscándolo en corto, en sus terrenos, ejecutando una actuación de gran precisión y determinación. Culminó con “Happy” con las banderillas cortas, dejando un total de cuatro ininterrumpidamente. Hundió el rejón de muerte en todo lo alto, pero tuvo que descabellar.

El primero de El Freixo recayó en manos de Tomás Rufo, que le recibió con suavidad, mimando la embestida, andándole, llevándolo cosido, pero a cámara lenta. Inició la faena atalonado en la arena, tanteándolo por ambos pitones, frente a un animal que derrochaba fijeza y continuidad. Con la finalidad de mantenerlo, Rufo lo dejó tiempo y sitio, para volver sobre él, trazando series ligadas con temple y despaciosidad. Le bajó la mano, buscándole con el pico de la muleta, aprovechando las buenas condiciones que este mostraba. Cautivó al natural, toreando con la cintura, girando sobre sí mismo, sin quitarle la franela del morrillo. Pinchó el triunfo.

Manuel Perera ejecutó un saludo capotero iniciado de rodillas, ligándolo en el tercio, hasta levantarse y sacarlo a los medios. El animal salió ligeramente suelto. Lo tanteó genuflexo, sometiéndolo por abajo, sin evitar que soltara la cara, ya que se sentía podido. Siguió sobre el pitón derecho, intentando contener y suavizar las embestidas desmedidas con las que este entraba en la tela. Poco a poco fue ordenando las embestidas de un animal que venía descompasado, frente al temple y dulzura dominante de Perera. Se cruzó y buscó a pitón contrario, insistiendo, pero sin conseguir que este terminara de pasar por el izquierdo, tuvo que recurrir a la voz y al toque de morrillo. Mató con acierto.

Juan de María, el novillero de El Puerto, debutaba con caballos. El saludo fue comedido, poco lucido, aunque bien rematado. Lo probó levemente en la muleta. Se basó en el toque ligero y a media altura, buscando las teclas, sin encontrarlas. Uno a uno, sobre el pitón izquierdo, consiguió ligarlo, con ritmo y movilidad, aunque necesitaba imponer los tiempos. Empezó a cruzarse, buscándolo en paralelo a las tablas, queriendo abrochar su esfuerzo. Mató con una estocada, mal colocada, pero suficiente para que el animal doblara.

Tomás Rufo recibió a un astado algo más reservón, al que le costaba centrarse en el percal del novillero. Lo tanteó genuflexo, tratando de fijarlo en la tela, a base de poder. Apostó por la media distancia y la mano baja, ligando uno a uno los muletazos, sin que terminara de romper con sus embestidas. El temple acompasó al novillo, suavizando, entre los delicados naturales que este le recetaba, dejándosela puesta en la cara, evitando que le tocara la tela. El trazo largo llevó lejos al de El Freixo, mostrándole la salida, pero sin que este manifestara su intención de irse. Cerró por manoletinas para después dejar una estocada más que certera. 

“Travieso”  salió en sexto lugar, le correspondió en suertes a Manuel Perera, quien lo frenó con el poder que tanto le caracteriza, luciéndose hasta rematarlo. Empezó el último tercio de rodillas, apunto estuvo de ser prendido, el astado vino recto y tuvo que rectificar. Se enroscó con él en los medios. Se decidió sobre el pitón derecho, muy cruzado, metido en sus terrenos, sin dejar de provocarle, logrando ligar de tres en tres, aunque sin evitar que soltara algún que otro cabeceo. El temple y elegancia que envolvieron la faena, tuvo sus más y sus menos, muchas teclas, pues el animal seguía acusando de embestida recta, sin atender a la apertura de compás que este le marcaba. Lo toreó paralelo a tablas, siempre a su favor, sin excederse, pues el animal estaba más que justo. Culminó de rodillas, dejando el corazón en vilo a los aficionados. Lo hizo todo él en la suerte suprema.

Juan de María cerró la tarde con el último de El Freixo, ejecutando un saludo muy medido. Tras brindar, se dispuso, genuflexo, probándolo, andándolo, sacándolo hacia los medios. La voz lo llevaba metido, sin dejar que se fuera, consiguiendo ligar una buena tanda sobre el derecho, llevándolo totalmente metido. Hubo tiempo y sitio, para después retomar las embestidas. Le perdía pasos, rectificaba y reconstruía las tandas. Sin embargo, el animal acabó por desarrollar, acusando de terrenos, pero sin evitar que el novillero siguiera en su empeño de media altura, jugando con los vuelos, buscándole a pitón contrario. Metió la mano con aseo y mucha habilidad, pero la espada no tuvo acierto y escucho los tres avisos. 

Plaza de toros de El Puerto de Santa María. Ejemplares de Fermín Bohórquez y El Freixo para Sebastián Fernández, ovación; Tomás Rufo, palmas y oreja; Manuel Perera, oreja y dos orejas; Juan de María, oreja y tres avisos.

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