lunes, 2 de diciembre de 2024

Diego García abre la Puerta Grande

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 

Villarejo albergaba la primera semifinal del Circuito de Novilladas de la Comunidad de Madrid. Yon Lamothe y Diego García se medían a los astados de Baltasar Ibán y Monte de la Ermita. Los novillos dieron juego y había teclas que buscar, algo escasos de fuerza, había que sujetarlos. Yon Lamothe quiso sacar raza, pero no alcanzó la uniformidad ni la pulcritud en la faena. Diego García mostró firmeza y determinación ante los de su lote.

Yon Lamothe abría la tarde junto con «Costurito» un toro al que recibió y frenó sacándolo poco a poco hacia los medios. Tras un buen tercio de varas y uno aseado de banderillas, el francés recibió genuflexo al de Baltasar Ibán, guiándolo y tirando del animal hacia adelante. Le bajó la mano, toreando sobre el pitón derecho, templando. El animal tomaba la tela descompuesto, no le gustaba sentirse podido, salía buscando por abajo. No permitió la uniformidad ni el lucimiento en la faena. Pisaba terrenos complicados y peligrosos en los que el animal lo avisaba en repetidas ocasiones. Se la intentó dejar con suavidad, tratando cruzarse, asentándose, pero sin lograr dominarlo. Culminó por manoletinas, dejando una estocada de poco acierto, quedando defectuosa, aunque valió para que el animal doblara.

Diego García se estiraba con el segundo de la tarde, llevándolo con gusto en el saludo capotero. Abriéndolo sobre el pitón izquierdo, muy despacio. Brindó el toro desde los medios y comenzó el último tercio, llevándolo paralelo a tablas, con un toreo muy lineal en el que le fue bajando paulatinamente. El de San Sebastián de los Reyes encontró el terminó medio para llevarlo, sin llevarle la contraria. Se la dejó muy plana, esperando la embestida, tirando del animal hacia adelante. No podía tocar la tela, pues se descomponía, había que citarlo y guiar, pero el de Baltasar Ibán ya había aprendido. Se lo empezaba a pensar algo más, había que fijarlo abajo, dejándole la tela en el morrillo. Estaba algo más receloso, pero Diego no escatimó y decidió exprimirlo.

Yon Lamothe recibió al segundo de su lote entre la confusión, en el tendido se mareaba una mujer y la plaza se volcaba con ella. Mientras tanto, el francés se estiraba con variedad capotera. Al de Monte la Ermita lo recibió Yon en el tercio, a pies junto, probándolo por ambos pitones, tirando del astado con suavidad. El astado se paraba, pero una vez metido, tocándolo encontraba la ligazón, aguantándolo abajo, teniendo los muletazos milimetrados.  Cambió al natural, pero parecía costarle algo más, se pensaba el hecho de embaucarse en in nuevo muletazo, a pesar de tocarlo en la cara e insistirle, provocándolo. Recuperó el pitón derecho, aguantando en el sitio, en las distancias cortas, apurando. No quedaba mucho más por mostrar, pero quiso exprimirlo allá en el tercio, mostrando raza ante un animal claramente mermado.

Diego García se dispuso de rodillas para recibir al último de tarde y segundo de su lote. Terminó por arrancarle el capote de las manos, pero sin dejarse nada atrás. También protagonizó el tercio de banderillas. En la faena de muleta, dejándosela muy puesta quiso empezar de rodillas, pero tras un ligero tanteo, se levantó y siguió, ya fuera del tercio. Mostró firmeza, citando y tirando, en largo y con mucha despaciosidad. Quiso aprovechar la inercia del primer pase para meterlo en la tanda, siempre con la muleta bien puesta en la cara. Dio un paso adelante y llevó, aguantándolo en el sitio cuando este decidía pararse. En cuanto tocaba la tela se descomponía, aún así, el toro presentaba una embestida algo corta y ajustada. Diego se cruzó y buscó abajo, pero el novillo se volvía con rapidez, buscándolo, defendiéndose. Cerró la faena con la mirada en el tendido y con unas manoletinas muy ceñidas en las que se lo ciñó al cuerpo. Le falló la espada, aunque al tercer intento hundió el acero dejando una estocada certera.

Novillos de Baltasar Ibán y Monte La Ermita para Yon Lamothe, vuelta al ruedo tras aviso; Diego García, oreja y oreja.

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