sábado, 18 de mayo de 2024

Artesanía alicantina en Sevilla

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  
La segunda corrida de toros de la Feria San Miguel 2021 tuvo expectación, pero algo menos que la del primer día de Feria. Los de Jandilla requerían un toreo de muchos cuidados en los que no se excedieran con ellos, pues las embestidas estaban más que medidas. Los diestros construyeron faenas entre el tira y afloja de medir las distancias y las alturas. El Fandi, Manzanares y Juan Ortega ahormaron la tarde, tres conceptos en los que se degustó el valor, la clase, la torería y la cadencia. La única oreja de la tarde fue para Manzanares, con una faena en la que asentó las condiciones del de Jandilla a las exigencias de sus muñecas. 

El Fandi recibió a “Judío” con dos largas cambiadas de rodillas, pegado a tablas, para después tratar de fijarlo, pues embestía con cierta irregularidad, metiéndose por dentro, saliendo con un pequeño salto de cada verónica. El diestro fue el encargado de ejecutar el tercio de varas, destacando los últimos dos pares, sobre todo, el último al violín. Lo tanteó por ambos pitones, al tiempo que lo iba sacando del tercio, con suavidad. La embestida arrítmica fue encontrando el compás que el matador de toros le recetaba. La faena se basó en la media altura, dosificando los muletazos, ajustando las tandas, llevándolo con el pico para citar, guiar y recoger, después de llevarlo hasta el final. No podía sentirse podido, mermando así sus condiciones. Mató con una estocada caída, tendida y trasera.

“Entusiasta”, el segundo de la tarde, entró en el capote de Manzanares, soltando la cara y con las manos por alto. Manzanares buscó las opciones que el animal ofrecía en la faena de muleta. Sin abusar, el diestro lo citó con suavidad, llevando la embestida con temple y cadencia, ahormando una embestida que avisaba de ser algo desordenada. Le mostró la salida, echándosela delantera y dejando que la inercia del animal siguiera los vuelos de la franela. Construyó una faena de muchos cuidados, en la que midió sus fuerzas, manteniendo el tranco de una embestida que acometía con determinada obediencia, asentando las condiciones del de Jandilla a las exigencias de sus muñecas. Dejó una estocada fulminante. 

Juan Ortega recibió a “Oportunista” en un saludo capotero que levantó a La Maestranza. Tras un buen tercio de banderillas, Juan Ortega inició el último tercio, esperando a que el astado se centrara en el engaño, del que salía algo reservón. Le costó encontrar los terrenos. Ligaba de dos en dos muletazos, para después parar y rectificar las tandas para volver a reunir su embestida. El de Jandilla no puso facilidades. El animal se frenaba y se defendía, sin pulcritud, buscando y volviéndose. No tuvo acierto en la suerte suprema y escuchó el primer aviso.

El Fandi marcaba el ecuador del festejo, guiando la embestida del cuarto de la tarde en el saludo capotero. Se volvió a lucir en el tercio de banderillas, destacando el par que ejecutó de dentro hacia fuera. Lo probó por ambos pitones y lo fue sacando hacia los medios, jugando con el pico de la muleta, sin someterlo por abajo. Se arqueó con él, dejando muletazos largos, para que este pasara, aunque sin humillar, pero con pulcritud. Las tandas fueron ligadas, aprovechando la inercia que el astado ofrecía después de cada muletazo. No terminó de romper, en un tira y afloja continuado, soltando la cara, reservando su embestida o desentendiéndose de la tela. Mató con aseo.

Manzanares ejecutó un saludo medido. Lo tanteó pidiendo calma, buscando la altura más adecuada para poder llevar a un astado protestón. Reconfigurada la faena en cada tanda, midiéndose a una embestida abrupta e irregular que no tenía ningún interés en el engaño. Sobre el pitón derecho se impuso, con una tanda ligada en la que dejándole los vuelos en el morrillo, logró robarle alguna que otra embestida, aprovechando la movilidad descoordinada del animal. Toreó, lo exprimió, en sus terrenos, sin deslucir ni alejarse de su concepto, logrando construir, paralelo a tablas, arriesgando, pues se volvía soltando la cara, quedando encima de Manzanares. Mató con acierto. 

Cerraba la tarde “Opulento”, en las manos de Juan Ortega que se estiró y lució con el capote. El sevillano inició el último tercio por abajo, exigiéndole genuflexo, entre probaturas. Uno a uno recogía la embestida vacía del astado, que no transmitía, a pesar de los intentos de Juan Ortega. Soltaba la cara tocando la tela, sin una embestida definida. No había opciones para el matador de toros, así que, tras probarlo y comprobar que no pasaba cambió la ayuda por la espada. Mató con un estoconazo. 

Real Maestranza de Sevilla. Segunda de la Feria de San Miguel. Toros de Jandilla para El Fandi, ovación y ovación; Manzanares, oreja y ovación; Juan Ortega, ovación tras aviso y ovación. 

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