lunes, 29 de abril de 2024

Perera y un “Curioso” a tablas

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
La tarde en la plaza de toros de Las Ventas se inició con el diluvio y concluyó de la misma manera. Los diestros Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante y Ginés Marín, un terna puramente extremeña, se midió a los toros de Núñez del Cuvillo (1º y 2º), Toros de Cortés (3º) y Victoriano del Río (4º, 5º y 6º). El encierro fue variado, desde manejables y asequibles, hasta mansos y ásperos en la franela. Brilló, a pesar de su curiosidad a tablas, el cuarto de la tarde, con buenas maneras aunque manseando. El peor, con diferencia, sería el sexto e incluso el quinto, que dejaron nulas opciones a los espadas. A Perera le tocó lidiar con la lluvia y el abreplaza, dejando una faena que se perdió entre el diluvio. Compensó con el cuarto, con el que, a pesar de los terrenos y la mansedumbre, los pases ligados se vaciaron. Talavante falló con los aceros, algo que también condicionó al resto de sus compañeros de terna. Quiso y se pudo expresar mejor en el segundo de la tarde. Ginés Marín encontró una tarde de insistencia sin opciones.
Abría la tarde Miguel Ángel Perera, recibiendo en el percal a “Espantoso”. Tardó en trazar el saludo capotero, la lluvia se acompasó con clarines y timbales, llenando los tendidos de paraguas y chubasqueros. El saludo fue comedido aunque con lucimiento. La lluvia seguía, cada vez más, desluciendo el tercio de varas, quites y banderillas. El animal, mientras tanto, se movía a bese de arreones, soltando la cara en su paso por la brega. Se alcanzó la faena de muleta y Perera lo esperó en la raya para pasarlo al paso en un trasteo por alto a pies juntos. Lo sacó más allá del tercio y sobre el pitón derecho, en la larga distancia lo citó, aprovechando la inercia para atarlo en corto y pasarlo. Se la dejó puesta y arrastró, llevándolo metido, limando las protestas, tapando aquellos arreones que le dejaban la cara alta. Sin embargo, tenía movilidad y seguía la franela. Cambió al pitón izquierdo, pero el animal seguía soltándole la cara, en un tranco irregular. Le metió la mano como pudo, dejando la espada muy caída.
La lluvia había dejado el suelo de la plaza impracticable, pero en cuanto dobló el primero, salió la tablilla anunciando a “Berlanguillo”. Un toro al que Alejandro Talavante saludó con torería y lucimiento, pudiendo estirarse bajo los terrenos del siete. Había salido el sol y no cesaba el movimiento en los tendidos mientras se le picaba a este segundo. Talavante se decidió por estatuarios, pasándolo por alto y con algún que otro pase cambiado por la espalda bajo los terrenos del seis. Siguió, ahora ya con la franela en la mano derecha, tocando y ligando el tranco incierto, pero repetidor del animal.  Le buscó a pitón contrario, acortando más distancias, para después dejársela puesta, encajarse con él y envolvérselo a su alrededor. Al natural tiró de el con suavidad, dejándole los vuelos en el morrillo, pero sin poder lucirse tanto, se quedaba más corto.  Algo que empezó a hacer también por el derecho, así exprimió lo que tenía en el tercio, aunque cada vez le costara más pasar. Culminó con la muleta en la espalda y una estocada fallida.
El primero del lote de Ginés Marín salió suelto, por lo que no puedo estirarse con el animal, sino dejar una ligera brega sin continuidad alguna. Fue caótico el tercio de banderillas, quedando palos dispares y bastantes incómodos para la faena. Una faena que el extremeño inició genuflexo, con un ligero trasteo por ambos pitones, exigiendo por abajo. Buscó los terrenos siguió sobre el pitón derecho, primero en largo y después en corto, ligando los primeros muletazos. No se podía confiar con el de su lote, cambió al natural, abriendo y marcando el trazo, tratando de separarlo y darle salida. Era áspero, así que retomó el pitón derecho, midiendo los pases, milimetrándolo. Lo llevó uno a uno, pero sin depurar unas embestidas de las que poco lucimiento se podía esperar. Aún así, Ginés Marín quiso insistir y tocar las teclas que el animal pedía, pero sin trasmisión ni ritmo. Metió bien la mano, pero resistió a doblar.
“Curioso” y Perera marcaron el ecuador de la tarde con un saludo capotero en el que el animal lo apretó en tablas. Llegó a desarmarlo, por lo que la estética quedó a un lado, inclinándose por la brega. Era pegajoso y te seguía hasta las tablas, algo que advirtió desde su salida al ruedo. Volvió a destacar Curro Javier en los palos durante el tercio de banderillas, al igual que Javier Ambel, solo que por la brega que llevó a cabo. Las ovaciones para ambos marcaron el cambio de tercio, alcanzando así la faena de muleta. El diestro se dirigió a los medios y brindó al respetable, después dejó la montera en la raya y se fue a los terrenos del siete para recibirlo en la franela. Tiró del de Victoriano del Río y en los medios, por abajo y templando, logró romperse con el animal. Se encajó, pasándolo por su cadera con suavidad y ritmo. El toro metía la cara con facilidad, pero todo se vio resumido a dos tandas, ya que en la segunda cantó y se fue a tablas. El extremeño lo sujetó dejándole el engaño en el morrillo, barriendo el albero con el. Los cuatro muletados que tenía seguidos los exprimía abajo, porque lo cierto es que el animal no tenía mal son. Se fue bordeando la plaza para poder seguir la faena, metiéndose en tablas, tratando se seguir su entrega intermitente. El animal no fue malo, en redondo se mantuvo dentro, pasando a cámara lenta mientras Perera lo sujetaba. Cerró por bernadinas metido en tablas y una estocada sin demasiado acierto.
Talavante saludó a “Casero” en los terrenos del siete, dejando algunos lances lucidos sueltos. El diestro tomó la franela y lo recibió alternando pases por alto y por bajo, probándolo por ambos pitones. Se decidió por el derecho, encontrando una embestida áspera y descompuesta con la que le fue soltando la cara a su paso. Decidió bajarle la mano y limpiar el muletazo. Sin embargo, tampoco pudo bajárselo en exceso porque perdía las manos, por lo que tuvo que buscar el término medio. Lo movió y lo mostró al natural, algo más suave, tragando a un animal que se quedaba corto y no pasaba como debiera. Tuvo que aguantarlo, sobre todo por el izquierdo, que era por donde más se lo pensaba. Cada vez le costaba más, ya no tenía nada el toro, solo alguna media arrancada. Volvió a fallar con la espada.
“Bolero” y Ginés Marín cerraban la tarde. Sin embargo, el diestro no pudo diseñar el saludo capotero, ya que el animal salió suelto y no se dejó mecer en el percal. En varas y banderillas simplemente se cumplió. Marín salió con la franela y bajo los terrenos de seis lo tanteó por ambos pitones. Trató de tirar del animal y cambiarle los terrenos. Le adelantó la mano, toreando sobre el pitón derecho, buscando las opciones para llevarlo. Le dio salida y alargó el trazo, guiando la embestida a base de voz y firmeza en la tela. Cambió de mano, también en largo, de uno en uno, evitando que le tocará la tela, dejándole los vuelos en el morrillo hasta el final del natural, llevándolo tapado. Sin embargo, a pesar de los intentos, el fondo y contenido del animal seguían siendo los mismos. Abrió el compás y recogió, buscando la continuidad sostenida, delicada y lenta. Recuperó el pitón derecho, llegando algo más a los tendidos, sobre todo por abajo. No contra acierto con los aceros.
Madrid. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés y Núñez del Cuvillo para Miguel Ángel Perera, silencio y silencio tras dos avisos; Talavante, silencio tras aviso y silencio; Ginés Marín, silencio y silencio.

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