domingo, 5 de mayo de 2024

La espada se lleva el triunfo

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
La plaza de toros de Las Ventas volvió a acoger una tarde de “No hay billetes”. José María Manzanares, Emilio de Justo y Andrés Roca Rey se midieron a los de La Ventana del Puerto (3º, 4º y 6º), El Puerto de San Lorenzo (2º y 5º) y Valdefresno (3º). Del encierro lidiado destacó el quinto por encima del resto, con unas condiciones que fueron de menos a más y que rompió en la tela, entregándose, siendo excepcional por el pitón derecho. Del resto de la tarde, hubo pinceladas del primero. Hubo muchas teclas que tocar y mucha fuerza que sujetar, mantiénolos con delicadeza y suavidad. Sin embargo, también los hubo ásperos y de nulas opciones como el cuarto o el sexto. Manzanares solo encontró el acople con el primero de su lote, ya que con el segundo no hubo opciones para sacar faena. Emilio de Justo, a pesar de que le devolvieran al segundo, pudo resarcirse con el quinto, un gran toro, con el que basculó, exprimiéndolo por abajo, sobre todo por el derecho. Cerraba la terna Andrés Roca Rey que volvió a derrochar entrega, toreando con cadencia en el tercero y con valor seco ante el peligro sordo en el sexto.
Abrió la tarde José María Manzanares, lanceando entre verónicas al primero de su lote. El animal perdía las manos, había quedado mermado después de pasar por el caballo, por lo que el respetable pedía el cambio con palmas de tango. Se movía como se podía, algo que acentuó durante el tercio de banderillas. Se cambió de tercio y Manzanares pidió permiso. Lo pasó por ambos pitones, tratando de moverlo y sacarlo de tablas. Tomó la franela sobre el pitón derecho, sin poder someterlo. Alcanzó a bajarle la mano, abriendo el compás, sin llevarle la contraria. Cambió al natural, aireando las embestidas, ya que en cuanto le apretaba por abajo perdía las manos, aguantando con una continuidad limitada. Siguió al natural, llevándolo entre algodones para que le aguantará la faena. El animal no era malo, tenía continuidad y fijeza, solo que quería más que podía, algo que también expresó por el pitón derecho. Mató con una buena estocada entera, pero con la que el animal tardó en doblar.
Emilio de Justo seguía la tarde con un saludo comedido al primero de su lote, un toro que no dio lugar a la expresión o el lucimiento. En esta ocasión las protestas tomaron vuelo y el presidente sacó el pañuelo verde, devolviendo al segundo de la tarde a corrales. Emilio de Justo no corrió turno y salió el primer sobrero de El Vellosino. Este se mostró suelto en los lances de recibo del extremeño, que tampoco logró estirarse con el. Roca Rey, que no perdona un quite, se fue a los medios para lucirse por chicuelinas, muy ceñidas, por cierto. Se cumplió en banderillas y se alcanzó el de muleta. El diestro se fue bordeando las tablas hasta encontrar el término medio con el animal. Pero al primer pase de trasteo salió suelto buscando la puerta de chiqueros. Fue tras el para intentar volver al tanteo bajo los terrenos del siete. Logró sujetarlo, sacándolo poco a poco, asentándose en la muleta. Siguió sobre el pitón derecho, llevándolo paralelo a tablas, alargando el trazo, envolviéndoselo a su cintura.  Se encajó y se puso, evitando que aquello parase, dejándosela puesta y estando siempre en el sitio. Le arrancó las embestidas. Falló con la espada.
Roca Rey saludó a “Lanero”, con el que logró estirarse y trazar el recibo de capote. Después de unos largos tercios de varas y banderillas, el peruano, al fin, tomó la franela. Recibió al de La Ventana del Puerto por estatuarios, anclado en la arena, pasándolo por alto, por ambos pitones. Después alternó con pases por abajo, ya sacándolo del tercio. Sobre el pitón derecho continuó la faena, alrgando el muletazo, llevándoselo a la cadera, tratando de estirar la embestida, metida por abajo. Tubo que tocarlo con fuerza y decisión, pero una vez dentro, seguía el engaño con repetición y cierta armonía. Se lo pasó alrededor de su cadera, con cadencia, cambiando solo el pie de apoyo para seguir basculando. Cambió al toreo al natural, dándole el pico y tirando del astado, un astado noble y fijo, que tampoco permitía errores. Retomó la mano derecho, con in toro ya rajado y que solo dejaba medias arrancadas. Cerró por bernadinas, en las que derrochó valor, y una estocada fallida.
“Sabueso” y José María Manzanares marcaron el ecuador del festejo. El alicantino recibió al segundo de su lote ejecutando una brega bien llevada, con alguna que otra pincelada, pero sin poder lucirse ni estirarse con el animal.  En la faena de muleta lo probó por ambos pitones, genuflexo, pasándolo por abajo. El de su lote medía y era reservón, costándole entrar en el cite del diestro. Siguió insistiendo por el pitón derecho, con mucha voz y tocándolo, pero no cumplía en la tela, no pasaba, quedándose corto y encima. Era ajeno a las demandas de Manzanares, sorprendiendo con medias arrancadas. Acortó la faena y lo pasaportó.
Emilio de Justo saludó a “Cigarro”, un toro que salió buscando en tablas, rematando en ellas. Pudo lucirse con lances por alto y por bajo, ganándole terreno, envolviéndolo en el percal con suavidad y despaciosidad. El animal después del primer puyazo se había quedado muy justo de fuerza y perdía las manos. Pérez Valcarcel y Morenito de Arles saludaron una merecida ovación tras culminar el tercio de banderillas. Mientras el extremeño brindaba e iba al encuentro con el animal, este seguía encelado en el burladero de sol. Bajo los terrenos del seis empezó a pasarlo, genuflexo, exigiéndole por abajo, tratando de sujetar la embestida y aguantarla. Fue un inicio pulsado, muy suave. Una vez hechas las presentaciones en la franela, tiró del astado lo sacó fuera del tercio. Dejó una tanda repleta de sensaciones, limpiando el muletazo y encontrando el acople con el animal sobre aquel pitón derecho. Se entregó en la tela, planeando en ella, aún así, Emilio quiso dosificar y acortar las tandas, para después darle espacio y tiempo. El animal podía reponer y volver a entregarse, siguiendo con celo y fijeza la franela. Sin embargo, la faena no se redujo al pitón derecho, sino que también lo mostró por el izquierdo, algo más áspero y con la cara alta, afeando el trazo. Siguió toreando al natural, echándole los vuelos al morrillo, metiéndolo e intentando templar y ahormar. Falló con la espada, logrando hundir el acero al segundo intento
Cerraban la tarde “Campito” y Roca Rey con un saludo bregado en el que la posibilidad de lucirse se esfumaba, salió suelto y sin demasiada entrega. Empezaba a soplar con fuerza el aire en Madrid, así que el diestro peruano se fue a los terrenos del cinco para saludar en la muleta al sexto de la tarde. Fue un inicio comedido con el que trató de moverlo y sacarlo de tablas. Eligió el pitón derecho para seguir la faena, pero pasaba soltando la cara, metiéndose por dentro… con cierta incertidumbre en la tela. Buscó las teclas, que no fueron pocas y cambió al natural, dándole amplitud a los pases, pero sin encontrar el compás al que llevar a un toro que salía ajeno. No se entregó, descomponiéndose en su paso por la tela, sin definición ni armonía alguna. Volvió al pitón derecho, logrando ligar tres pases seguidos por abajo, dejándosela puesta. Fue un tira y afloja sin contenido y peligro sordo. Culminó con unos pases cambiados por la espada y una estocada rotunda.
Madrid. Toros de El Puerto de San Lorenzo y Ventana del Puerto para José María Manzanares; ovación y silencio; Emilio de Justo; silencio y  ovación; Andrés Roca Rey: ovación y ovación.

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