lunes, 29 de abril de 2024

Un oasis en manos mexicanas

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

Las Ventas ha celebrado este domingo 21 de mayo una corrida de toros en la que los matadores de toros Adrián de Torres, que entreba por la vía de la sustitución, Juan Leal y Leo Valadez se midieron a los astados de la ganadería de Fuente Ymbro. Los animales resultaron ásperos, de juego y oportunidades limitadas. Destacó el tercero de la tarde, toro al que se le cortó una oreja. En líneas generales resultó una tarde de incertidumbre, Adrián de Torres y Juan Leal sufrieron los percances más amargos, siendo femente volteados, salvándose de milagro de las peores cornadas. El director de lidia, estuvo firme, con garra y un valor seco que hicieron insistir hasta la saciedad. Juan Leal no tuvo un lote de demasiadas opciones, aunque con el quinto, a base de distancias cortas le dio la emoción de la que el animal carecía. Leo Valadez paseó un triunfo de peso y más que merecido, derrochando variedad y raza, dejando estocadas de acierto. Lo cierto es que se encontró con el mejor toro de la tarde, un toro de nombre “Trasmallo”.

Adrián de Torres abría la tarde con “Mimoso”, un toro algo incierto, metiéndose por dentro por el pitón derecho y saliendo algo más ajeno por el izquierdo. Salió a los medios para probarlo, pero lo volteó con crueldad, salvándose de milagro. El capote impidió que el pitón calara en el abdomen. Continuó el tercio y Juan Leal no desaprovechó su oportunidad para hacer el quite, muy ceñido por cierto. Adrián de Torres, que se dolía de su rodilla izquierda, tomó la franela, la ayuda y la montera para brindar. Inició la fena de muleta pasándolo por estatuarios, manteniéndose anclado en el firme. A continuación, citó sobre el pitón derecho, a un toro que ya había definido su embestida desde el capote. Seguía metiéndose por dentro, por lo que el diestro le echó la mano abajo, evitando que lo viera y le echara mano. Cambió al natural, encontrando mayor acople y entendimiento. Lo llevó en el tercio, pero sin terminar de bajarle la mano, pasándolo a media altura, dejándole la muleta en la cara. Configuró una faena de sobresaltos en la que la incertidumbre en la tela por parte del animal chocó con la firmeza, determinación y un valor seco absoluto. Arriesgó en exceso con un toro que no tenía absolutamente nada y que sabía a la perfección donde dejaba el cuerpo. El respetable pedía que no alargará más la faena, puesto que volvió a volteado feamente, pero saliendo airoso. La estocada la ejecutó a la perfección y el animal dobló.

Juan Leal salió para recibir al segundo de la tarde, un toro que no dejó grandes sensaciones en el capote y con el que no se pudo estirar. En el tercio de varas destacó Marc Leal, con dos pares en los que se asomó y arqueó para dejar los palos. El francés se fue a los medios para brindar al público, para después quedarse en aquellos terrenos, ponerse de rodillas y recibirlo en la franela. Sin embargo, el animal no entraba al cite, por lo que tuvo que irse a tablas, donde también decidió pasarlo de rodillas. Ligó los dos primeros pases, al tercero le buscó. Lo sacó del tercio y empezó a llevarlo sobre el pitón derecho, dosificando, muy despacio y con mucha suavidad, apurando las distancias con un toro que no atendía al cite, manseando, sin movilidad ni entrega en la franela del diestro. Algo más pasaba por el izquierdo, pero con una embestidas poco definidas. No había nada que sacar. Falló en la suerte suprema, pero encontró acierto al primero intento de descabello.

“Trasmallo” y Leo Valadez se midieron. El mexicano dejó un saludo. variado y bien llevado en el que encontró el lucimiento. Brindó y dejó la montera en los medios. Se fue directo a por el animal para probarlo por abajo, tanteándolo por ambos pitones, en un inicio suave y templado. Por abajo y muy tapadito fue barriendo el albero, con un toro que embestía y que seguía la tela con ritmo. Valadez encontró el compás al que bailarlo, sin prisa pero sin pausa, con armonía y suavidad se fue imponiendo. En las tandas al natural no estuvo tan definido como por el derecho, pitón que rápidamente recuperó. Uno a uno, cada vez más metido en el tercio, siguió entrelazando derechazos, dejando la muleta en la muerte de cada pasaje para retomar la embestida y darle continuidad. Decidió no alargar más la faena, así que cambió la ayuda por la espada y, de rodillas, se echó la muleta a la espalda para dejar unas manoletinas que sirvieron de prólogo de una muy buena estocada que metió hasta la bola.

Marcaba el ecuador de la tarde Adrián de Torres con un toro con el que no se pudo lucir. Lo bregó ganándole terreno hasta sacarlo a los medios. Se alcanzó la faena de muleta y el diestro salió a los medios para brindar. Dejó la montera en el tercio y volvió a los medios para iniciar la faena. Se le arrancó en la larga distancia, soltándole la cara y pasando con violencia en la tela. Lo ató en corto, lo templó y le echó la mano abajo, encontrando el acople con el segundo de su lote. Culminó aquella primera tanda y el animal cayó redondo sobre el albero, demorando unos minutos la tarde. Lograron levantarlo y Adrián de Torres siguió sobre el pitón derecho, con pases airosos que no terminaron de calar, pero el animal no daba para más. No se entregó ni se dejó gobernar, en cuanto le bajaba la mano caía y se resentía… mientras que a media altura, simplemente pasaba. No lograron acoplarse ni entenderse. Lo pasaportó al segundo intento.

Juan Leal y el de Fuente Ymbro trazaron un saludo intermitente, más bregado que lucido. El que no perdonó el quite fue el mexicano Leo Valadez, que salió con hambre y ganas por caleserinas, a lo que el francés replicó por gaoneras. Leal quiso volver a iniciar la faena de muleta de rodillas, sin probaturas, con un pase cambiado por la espalda, para después seguir envolviéndoselo a su alrededor. Se le terminó por descomponer y tuvo que levantarse. Tomó la franela por el pitón derecho, en trazo largo, tocándolo con suavidad, echándole los vuelos al morrillo, tratando de enganchar la embestida y llevarlo metido desde el principio. Al natural, se mostró irregular y descompuesto, con incertidumbre en las embestidas por el pitón izquierdo, a pesar de que el animal se mostrara fijo en la tela y la siguiera. Se acabó moviendo a base de arreones, pero le sacó provecho a las distancias cortas. Entró con todo a matarlo, en el uno contra uno, recibiendo una fuerte voltereta de la que, aparentemente, no parecía ir herido, aunque sí mermado.

El sexto salió buscando las tablas y no permitió el lucimiento capotero al mexicano Leo Valadez, que lo sujetó, evitando que se le fuera. Acometió con fuerza en el caballo, arrancándose y entregándose en las manos de Alberto Sandoval. El mexicano cautivó por zapopinas en el quite. Culminó el tercio de banderillas y Valadez, junto a las tablas, los buscó y citó, pasándolo a pies juntos, alternando pases por alto. Sin embargo, no alargó y rápidamente lo sacó del tercio, tirando del animal. Lo llevó en paralelo, pero lo pasó y volvió a cambiarlo. El de Fuente Ymbro se negaba a pasar, aunque le metiera la franela en el morrillo. Tuvo que hacerlo con brusquedad, firmeza y mucha voz, llevando la embestida. Se acabó metiendo en las tablas, pero el astado lo máximo que daba era arreones, medias arrancadas con las que no culminaba ni el muletazo.

Madrid. Toros de Fuente Ymbro para Adrián de Torres, vuelta al ruedo y silencio; Juan Leal, silencio y ovación; Leo Valadez, oreja.

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