miércoles, 1 de mayo de 2024

Un avión en la tela

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
Madrid acogía en el día de San Isidro una corrida de toros de confirmación, Isaac Fonseca confirmaba alternativa con Miguel Ángel Perera y Ángel Téllez como padrino y testigo, respectivamente. La terna se midió a los de José Vázquez y El Parralejo, los primeros de ellos parados de salida, mansos y de escasa movilidad en la franela cohibiendo la expresión de los matadores. Miguel Ángel Perera alargó con el segundo de la tarde, uno de José Vázquez al que no se le podía exprimir el triunfo. Con el cuarto firmó una de las mejores faenas, el de El Parralejo fue excepcional, planeando en la tela con nobleza y una armonía absoluta. Téllez no encontró acople con los de su lote, toros vacíos de contenido a los que no había nada que sacar. Fonseca no terminó de convencer, el primero, el toro de su confirmación, fue un toro que no dijo nada. Le salió la raza mexicana en el sexto, un toro con el que alargó y se le pidió la oreja.
“Optimista” de la ganadería de José Vázquez abría la tarde en las manos de Isaac Fonseca, que confirmaba alternativa. El animal se emplazó y le costó tomar los vuelos, el mexicano esperó paciente a que le llegara. Con el cambio de tercio, sin que se culminara el saludo, entró directo a caballo, tirando al picador, que no dejó de picarlo ni aunque estuviera contra las tablas. Salió suelto y se fue directo a por el que guardaba la puerta. Tras el descontrol de varas y banderillas, se produjo la ceremonia de confirmación, teniendo a Miguel Ángel Perera y Ángel Téllez como padrino y testigo, respectivamente. Inició la faena con un trasteo por bajo con el que lo fue pasando por ambos pitones, abriendo camino, ganándole terreno pero sin terminar de sacarlo del tercio. Cambió los terrenos, lo sacó afuera y lo llevó en largo, dando el primer cite en la media distancia, para después, sin demasiada continuidad, ligar aquella primera serie sobre el pitón derecho. El animal buscaba abajo, pero salía por alto. Por el pitón izquierdo, era algo más incierto, pasaba recto y se le venía, pero también encontró acople en algunos naturales. Empezó a dejar la ayuda y a marcar el trazo, pero lo desarmó igualmente. Volvió al pitón derecho, encontrando la continuidad en el tres a tres, parando y retomando la serie, evitando deslucir, buscando el sitio, para tirar de el. Alargó en exceso y sonó el primer aviso, y, aunque al segundo intento entró la espada, no lo pasaportaría hasta el golpe de cruceta.
El de Miguel Ángel Perera fue un toro parado que no mostró demasiado interés en las demandas del diestro. Diseñó un saludo comedido bajo los terrenos del tres, sin demasiada repercusión. El tercio de varas resultó un gran desastres, algo que pareció mejorar con los pares de Curro Javier. Se culminó con la ceremonia de confirmación y el diestro pidió permiso, brindó y bordeando las tablas se fue al encuentro con el animal, al que tanteó por alto y por bajo, pasándolo por ambos pitones. Tomó la franela con la mano derecha, buscándolo a pitón contrario, pero el viento le jugó una mala pasada, así que cambió de muleta y volvió a la cara del animal. Siguió con su inicio lento y pausado. Le bajó la mano, pero le protestaba, punteando la tela. Tampoco alcanzó a sacarlo del tercio, sino que se lo hizo todo con la referencia a tablas, en paralelo. Uno a uno, siguió pasando sin transmisión a un toro soso, manso, desclasado y de nulas opciones. Siguió toreando, alargando una faena que no tenía ninguna posibilidad.  Falló con la espada.
En tercer lugar salió un ensabanado ovacionado por el respetable. Téllez lo bregó con habilidad, llevándolo por abajo al tiempo que lo fue sacando del tercio. Se arrancó con viveza al caballo y antes de que se cambiará el tercio, Fonseca aprovechó su turno de quites. Alcanzó el último tercio y Téllez fue al encuentro con el animal, a buen ritmo. En cuanto lo vio, el de El Parralejo fue directo a la muleta. Tenía movilidad y acometía en la tela, pero afeaba en sus salidas, una salidas que fueron por alto. Cambió de mano y empezó a mostrarlo al natural, pero el viento también molestaba. Dejó tandas en las que lo abrió y sacó hacia fuera, sin recoger la embestida, eso sí, dándole una continuidad intermitente, en la que el uno a uno en el tercio le sirvió para ligar. El de El Parralejo, en cuanto le tocaba la tela se descomponía, soltando derrotes secos, que deslucieron los finales de cada muletazo. Téllez recuperó el pitón derecho, pero siguió pasándolo con aireo sin transmisión ni ritmo. Se tiró a matar sin acierto.
Marcaba la segunda mitad del festejo un toro de El Parralejo al que Miguel Ángel Perera frenó en su capote, bregándolo por abajo mientras lo sacaba, pero sin poder estirarse. En las banderillas destacó Javier Ambel, que saludó una ovación del público venteño. Se cambió el tercio y con el trasteo habitual, Perera dio paso a una primera serie sobre el pitón derecho en la que lo sometió, imponiéndose con poder por abajo. Abrió y recogió el compás, toreando de riñones mientras el de El Parralejo planeaba en la tela. El animal respondió con obediencia,  siguiendo con condicia las demandas del diestro que no le quitó la muleta de la cara, permitiéndole el toreo en redondo. Cambió de mano, nada cambió en el toreo al natural, echándole los vuelos al morrillo con suavidad para enganchar la embestida de principio a fin,  anclándose en el firme, como si de un chotis se tratara. Siguió al natural, insistiendo, pero sin deslucir, pasándolo a cámara lenta. La faena estaba hecha, así que cambió la ayuda por la espada, pero antes de ponerlo en suertes dejó un nuevo recital por bernadinas. Falló con la espada, desluciendo su labor con el excepcional cuarto.
El viento deslució el saludo capotero de Téllez, que recibió a “Marismeño” recogiendo y guiando la embestida, sacándolo del tercio. En el caballo, lo derribó hasta en dos ocasiones, desfondándose. Sin una probatura definida ni prolongada, eligió el pitón derecho, dejando una tanda lenta y escaso calado con la que el animal no llegó a romper. El astado resultó demasiado parado, no se movía y le costaba seguir los engaños. No atendía al cite, demorándose en tomar la muleta y cuando entraba Téllez lo volvía a sacar por fuera, por lo que el animal encontraba la tela y soltaba la cara. Lo pasaportó.
Llegaba el sexto y el turno del mexicano Isaac Fonseca, quien salió al tercio para saludar al segundo de su lote, también bregándolo por abajo, ganándole terreno. En el tercio de banderillas, Juan Carlos Rey saludó una sonora y merecida ovación, dando paso así a la faena de muleta. Fonseca se fue a los medios, desde donde brindó al respetable. Se quedó allí y muy despacio se fue hacia el animal, antes de llegar al tercio se puso de rodillas y lo citó. El animal se arrancó con viveza, desarmando al mexicano y cayendo el astado sobre el albero. Recuperó su muleta y volvió a ponerse de rodillas para dejar un nuevo pase cambiado por la espalda. Se levantó y siguió pasándolo al compás de los olé del público. Al animal lo citó en la larga distancia, aprovechando la inercia para envolvérselo a su alrededor. El de El Parralejo metió la cara abajo y, aunque punteaba la tela, estaba fijo en ella. Al natural, le costaba un poco más entrar, pero una vez metido repetía. Tampoco le pudo exigir demasiado por abajo, ya que el animal perdía las manos. Volvió al derecho, para exigirle, acortando las distancias y metiéndose entre pitones, queriendo morder. Con el primer aviso, tiró la ayuda y se lo pasó muy ceñido. Metió la mano al primer intento y el animal dobló.
Madrid. Toros de El Parralejo para Miguel Ángel Perera, silencio tras aviso y ovación;  Ángel Téllez, silencio y palmas; Isaac Fonseca, silencio tras dos avisos y palmas tras aviso.

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