sábado, 4 de mayo de 2024

Una oreja a la tarde de valor y entrega

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

La Plaza de toros de Las Ventas acogía la quinta corrida de toros de la Feria de San Isidro, una tarde en la que López-Chaves, Fernando Robleño y Gómez del Pilar se midieron a los astados de José Escolar. El encierro dio las complicaciones a las que nos tiene acostumbrados. Dificultó la labor de los matadores, aunque la excepción la pusieron el segundo y el tercero, este último ovacionado y premiado con la vuelta al ruedo. López-Chaves se aferró al valor seco para poder pasarlos, pero se llevó el peor lote. Robleño se impuso con capacidad al primero de su lote, exprimiendo el pitón derecho. Algo parecido ocurrió con el quinto, al que sacó todo lo que tenía por el pitón derecho. Gómez del Pilar dejó pinceladas extraordinarias sobre el pitón derecho, vaciando las embestidas, dándole continuidad, eso sí, el toro, que se entregó con absolutamente todo, no permitió ni un solo error. Con el sexto no tuvo opciones.

López-Chaves abría la tarde bregando al primero de su lote, un toro de fuerza que le levantó las manos en el capote y al que rápidamente sacó del tercio, pero sin posibilidad de lucimiento, le arrebató el capote.  En el tercio de varas, se le colocó en largo y el animal respondió con una buena arracanda. Despues sería Ángel Rivas quien dejara un gran puyazo por el que fue ovacionado. Se alcanzó el último tercio y López-Chaves optó por un trasteo por abajo con un toro que no pasaba, no atendía a las demandas del diestro. Se puso sobre el pitón derecho, pero se lo pensaba y buscaba, era muy reservón. Acabó echándole mano sin mayores consecuencias, pero el animal no dejaba de meterse por dentro. Siguió sobre el pitón derecho, toreando con rabia, arrancando los pases, robándoselos. Cambió al natural,  abriendo, pasándolo con mucho mérito, dejándole los vuelos con suavidad en el morrillo. Recuperó el pitón derecho, pasándolo como pudo. Cambió la ayuda por la espada, dejando dos pinchazos hondos y media estocada.

Robleño saludó a “Milagroso I” con un recibo bregado por abajo, con el que lo metió en el capote, manejando y recogiéndolo. El toro cada vez recortaba más, algo que dejó en más de un apuro a los de plata. El diestro, bordeando las tablas, se fue al encuentro con el animal, recibiéndolo en la muleta bajo los terrenos del siete. Intentó sacarlo de las tablas y llevárselo más allá del tercio. Sobre el pitón derecho, colocando cada muletazo, sin perder el sitio, lo citaba con firmeza sin bajarle la mano. No le llevó la contraria, pero sí que encontró transmisión y repercusión de lo que hacía sobre aquel pitón derecho. Una vez culminada la tanda, trató de tirar del astado para sacarlo del tercio, pero volvió donde estaba. Cambió al natural, siendo mucho más incierto, metiéndose por dentro, así que dejó que la ayuda marcará el recorrido, abriéndolo, colocando y pasándolo. La plaza estaba totalmente entregada al toreo de raza y valor de Robleño, que se hizo e impuso al de José Escolar. Falló con la espada.

Gómez del Pilar le fue ganando terreno al tercero de la tarde, bregándolo con suavidad, bajándole las manos. El diestro pidió permiso y despues hizo salir al ruedo a López-Chaves para poder brindarle. El toro se le arrancó antes de tiempo, pero el espada lo pasó con habilidad, preparando el muletazo ante las arrancadas inciertas del de José Escolar. Se acercó muy despacio buscándolo a pitón contrario y después se la dejó puesta, ligando los pases, dándole continuidad a la tanda. El astado era pronto y seguía el engaño con la cara abajo, así que el espada lo aprovechó para no quitarle la tela. Se vaciaron las embestidas, sin embargo, en la confianza llegó el peligro, porque lo acabó prendiendo feamente. Afortunadamente, los pitones no llegaron a calar, por lo que se repuso y siguió al natural, pero no tardó en reencontrarse por el pitón derecho. Dejó una tanda extraordinaria en la que el animal siguió el engaño con codicia, rompiendo en la faena. La espada quedó caída, pero fue muy efectiva.

López-Chaves bregó al segundo de su lote con habilidad, guiándolo con suavidad, ganándole terreno al tiempo que lo sacaba a los medios. En la faena de muleta, en los primeros compases, trató de pasarlo sin ningún tipo de acople. Era incierto, con miradas constantes al cuerpo del matador de toros. El de José Escolar no ayudaba en nada, tenía ese peligro sordo en el que más de una ocasión se podría haber esperado lo peor. El diestro no quiso pasaportarlo, sino que se puso a intentar una faena que no llevaría a ninguna parte. Utilizó la voz y toque firme y fijador par adentrarlo en la muleta, para después abrirlo y darle salida. Sin nada más que añadir, cambió la ayuda por la espada y falló.

Robleño saludó al segundo de su lote, un astado que le levantó las manos, sacándola delanteras, por lo que el diestro madrileño le bajó el percal y empezó a sacarlo del tercio con la brega. Se complicarían el tercio de varas y banderillas. El diestro se dirigió a los terrenos del siete para iniciar la faena, donde lo citó en la media distancia. El animal se le arrancó con viveza, por lo que logró aprovechar la inercia para ligarlo. Algo momentáneo, ya que se pararía, lo que le daría tiempo a Fernando para recomponer aquellos primeros compases. Abriéndolo, le adelantó la mano, toreando sobre el pitón derecho, pasándolo de uno en uno. El de José Escolar humillaba y aunque la embestida no tenía un recorrido excesivamente largo, el espada se la dejó puesta para darle mayor sensación de longitud al pase. Con el toreo al natural se le complicaron las series, se le venía recto, buscando, sabiendo lo que dejaba atrás. Por este motivo, volvió al pitón derecho, pitón por el que se dejaba llevar, aunque cada vez más corto y buscón, había aprendido. Le costaba pasar, así que Robleño optó por acortar distancias. Lo mató al segundo intento.

Gómez del Pilar y “Amado” cerraban la tarde en el coso venteño. Diseñó un saludo capotero basado en la brega, llevada por abajo, sacándolo a los medios. El toro acusó su falta de fuerza después del primer puyazo, algo por lo que se le pidió el cambio, pero el presidente no otorgó y así se alcanzó el último tercio. Gómez del Pilar lo recibió en la tela muy despacio, pero animal se movía a base de arreones. Poco a poco lo fue templando, ahormando las embestidas, pasándolo a media altura, desarrollando la faena en el tercio.  El de Escolar no tenía contenido que exprimirlo, a pesar de que Gómez del Pilar lo intentara y se pusiera delante. Simplemente pasaba.

Madrid. Toros de José Escolar para López-Chaves, ovación y ovación; Fernando Robleño, ovación y ovación; Gómez del Pilar,  oreja y silencio. 

FOTOS DE PLAZA 1 / ALFREDRO ARÉVALO

VÍDEO MUNDOTORO TV

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