sábado, 27 de abril de 2024

Notas de color en una tarde gris

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
Madrid celebraba este martes 2 de mayo la corrida goyesca de la Comunidad. Una corrida de mano a mano en la que Uceda y Robleño se midieron a los de la ganadería de Valdefresno. El encierro dejó muy pocas opciones, alguna que otra pincelada, pero sin demasiado contenido. Destacó por encima del resto el cuarto, un toro que mostró continuidad y movilidad, tomando los vuelos por abajo, sobre todo por el pitón derecho. Los diestros madrileños no tuvieron demasiado acierto con las espadas, empañando su labor con la franela. Uceda pudo dar pinceladas de clase y temple con el primero, mientras que Robleño encontró el compás con el cuarto.
Abrió la tarde un toro de Valdefresno en las manos de Uceda Leal. El animal se le metió por dentro en varias ocasiones, por lo que no pudo pasar de la brega con el. Tomó la franela, tras un caótico tercio de banderillas, y lo pasó por ambos pitones. Le ganó terreno y una vez fuera del tercio dejó algún que otro pase con matices que fue ovacionado por el respetable. Siguió sobre el pitón derecho, dejándosela puesta, ligando las embestidas, sin dejar que parase y se perdiera el ritmo, aprovechando la inercia. Siguió, sin alejarse demasiado de la raya, bajándole la mano, llevándolo con gusto, temple y clase en tandas cortas. Enganchó al natural, tocando y arrastrando la tela, con despaciosidad y dejando metido al animal en la franela. Sin embargo, al continuar sobre el pitón izquierdo, a su salida se fue directo a tablas. Se metió en unos terrenos en los que ya no embestía, se defendía. Falló con la espada.
Robleño lanceó al primero de su lote por abajo, genuflexo. Con un saludo de gusto y el que el público ovacionó. En el tercio de varas, al pasar por el capote, el animal pegó una voltereta, quedando claramente mermado. El presidente no tardó en asomar el pañuelo verde. En su lugar salió el primer sobrero, un astado de José Luis Pereda, al que el diestro saludó con delicadeza, luciéndose. En el tercio de banderillas, se asomaron al balcón para poner los pares, recibiendo una sonora ovación. Después de que Robleño brindara, lo saludó genuflexo en la franela, en largo, dándole tiempo y sitio, controlando y ahormando las embestidas. Continuó sobre el pitón derecho, adelantándole la mano, abriendo el compás y aprovechando la inercia para ligarlo. El animal tenía una embestida que había que saber llevar, evitando que tocará la tela y se descompusiera. Al natural, le mostró los vuelos y tiró de el, con suavidad, dejando que el uno a uno le ayudará algo más, evitando que le sorprendiera o se le quedara muy encima. Trató de tapar y de hacer la faena. Por el pitón derecho, cada vez buscaba más. No encontró acierto con la espada.
Uceda recogió y bregó al tercero la tarde, llevándolo con suavidad, pero sin poder terminar de estirarse.
Se alcanzó la faena de muleta y el diestro, junto a las tablas, lo trasteó genuflexo, pero no tardó en sacarlo al tercio. Sería en aquellos terrenos donde lo  tomaría por el pitón derecho. Sin embargo, el animal volvió a marcar sus querencia y Uceda se fue a tablas para intentar pasarlo. Allí encontró la continuidad en tres muletazos. Uno a uno, aquellos terrenos, simplemente, así que ante las pocas opciones que el animal le brindaba, cambió la ayuda por la espada. Allí mismo, metido en tablas, lo pasaportó.
Robleño y “Cigarrero” marcaron el ecuador del festejo con un saludo capotero en el que el diestro logró meterlo en el percal. Le fue ganando terreno, sacándolo fuera del tercio a base de verónicas. Cumplió en varas y se dejó en banderillas. Lo probó en la muleta, pasándolo por ambos pitones, mientras lo sacaba del tercio. En los medios lo tomó sobre el pitón izquierdo, intentando controlar unas embestidas que venían rectas, directas al cuerpo. No permitió la continuidad, el espada tuvo otras limitaciones con el de Valdefresno. Con los vuelos al natural, lo abrió y aprovechó para enganchar las embestidas, llevándolas hasta el final, ligando un natural con otro. Eso sí, siempre con una pequeña pausa para colocar y citar, echándole los vuelos al morrillo. Cambió de mano, con un pitón derecho que se mantuvo fijo en la tela, tranqueando, pero siguiendo el engaño abajo. Muy despacio, siguió insistiendo con la mano derecha, encontrando la ligazón que tanta falta hacía, encontrando sabor. Le siguió la embestida, toreándolo ya metido en el tercio. En la suerte suprema no hubo acierto.
Uceda saludó al quinto, un toro complicado en el saludo capotero y que salió suelto. Se le llegó a meter por dentro por el pitón derecho. El diestro trató de estirarse, pero solo le permitió dejar pinceladas con el capote. En la faena de muleta, Uceda se acercó al animal, tirando de el para sacarlo, pero el toro se fue viniendo a menos, parándose. Lo dejó en la raya y allí, Uceda tratándolo con alfileres, lo pasó y cambió la ayuda por la espada. El animal quería, pero no podía, trataba de embestir arremetiendo. Hundió el acero al primer intento.
Cerraba la tarde “Yesegüero II” y Fernando Robleño, que trazó un saludo capotero bregado en el que lo fue sacando del tercio, muy despacio. Volvió a destacar Fernando Sánchez y Andrés Revuelta con las banderillas. Se fue Robleño bordeando las tablas, dejando que el animal se definiera en las distancias largas, para después aprovechar la inercia y darle continuidad al inicio. Sin embargo, tuvo que acercar posturas, donde lo tanteó genuflexo por ambos pitones. El animal cantó rápido, por lo que no podía darle la salida así como así, tenía que sujetarlo y mantenerlo en la tela. Lograba ligar dos muletazos, al tercero se iba desentendido. Llegó a bajarle la mano y encajarse, pero no pasaba del tercer muletazo. Se acabó recorriendo la plaza tras el astado. Ya metido en tablas logró robarle una tanda de raza y rabia en la que las embestidas vinieron metidas en la tela. Volvió a sacarlo al tercio, pero de nuevo al tercer pase se iba. Tuvo que insistirle con los vuelos en el morrillo para que entrara en las demandas.  Dejó una estocada certera en el sitio.
Las Ventas. Toros de Valdefresno para Uceda Leal; ovación, siencio y silencio,  y Fernando Robleño; palmas, ovación y palmas.

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