lunes, 29 de abril de 2024

Juan del Álamo, Puerta Grande en la segunda semifinal de la Copa Chenel

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

San Martín de Valdeiglesias ha acogido la segunda semifinal de la Copa Chenel. Una tarde en la que Juan del Álamo, Mario Palacios y Calerito se midieron a los de Castillejo de Huebra, Salvador Gavira-García y José Manuel Sánchez. Hubo variedad en los animales, pero si hay uno que destacar sobre el resto es el cuarto, un toro de entrega y fondo al que domeñó Juan del Álamo. Armó un lío gordo, premiado con las dos orejas. No fue una tarde sencilla, los animales exigieron, obligando a los matadores de toros a buscar el temple y acople para llevarlos. Mario mostró disposición y entrega, dejando una gran faena ante el primero de su lote, siendo merecedora de dos oreja. No pensó lo mismo el presidente, a pesar de la petición. Buscó el trazo largo, encajándose, llevándolo hasta el final. Nada que ver con el quinto, de embestidas ásperas con el que poco pudo hacer. Calerito, por su parte, pudo expresarse más con el sexto, un toro delicado al que hubo que mimar, pero que seguía adentrándose en la tela.

“Altivo” de Salvador Gavira-García abría la tarde en las manos de Juan del Álamo, quien diseñó un saludo en el que tuvo que sujetarlo, pero sin dejar de lucirse, llevándolo a la verónica, con gusto. Terminó por sacarlo del tercio y ganarle terreno. Al animal había que cuidarlo y mimarlo, dosificando las fuerzas, intentando superar los tercios y alcanzar la muleta. Juan del Álamo brindó y se fue a los medios para recibirlo en la franela, el animal se arrancó despacio y antes de entrar le hizo varios extraños. Dejó un inicio de trasteo que dio paso a las tandas por el pitón derecho, pitón por el que lo citó en la media distancia y buscándolo a pitón contrario. El animal no terminaba de bajar la cara, pasaba soltándola, descomponiendo la embestida al tocar la tela. Poco a poco, fue encontrando el compás al que llevarlo, muy despacio y suave, limando las asperezas. Empezó a bajarla la cara en las tandas al natural, ya en unos compases muy avanzados de la faena. Impuso su poder y mando sobre el de Salvador Gavira-García, desarrollando el último tercio cada vez más cerca de tablas.  Se sintió bien delante del animal y seo lo hizo llegar al tendido. Culminó con media estocada muy efectiva con la que el animal dobló.

Mario Palacios se fue a la puerta de chiqueros para saludar a “Colombino”, un toro parado que salió dubitativo y que se hizo de rogar en el recibo del extremeño. Finalmente, pasó, se levantó y continuó bregándolo. Se alcanzó el último tercio y el diestro se fue a los medios para brindar al público.  Se quedó en aquellos terrenos, en los medios, esperándolo, recibiéndolo con un pase cambiado por la espalda. Se mantuvo anclado sobre el albero, dejando trasmisión y actitud. Siguió sobre el pitón derecho, aguantándole la altura, sin apretarlo en exceso en aquella primera tanda. Empezó a bajarle la mano, envolviéndoselo a su alrededor, echándoselo a la cadera y encontrando la ligazón y la continuidad. Trató de arrastrar las embestidas, pero cuando no se quedaba corto perdía las manos. El animal estaba más que justo de fuerza y motor, pero a Palacios no le faltó la entrega, que se pudo llegar a romper por abajo, tirando de riñones, encajándose con él animal. El de Castillejo de Huebra no se lo puso fácil. Cambió la muleta de mano y al natural,  se adelantó a la embestida para alargar el trazo y llevarlo metido desde el inicio, obligándolo a embestir.  Cerró con unas manoletinas muy ceñidas que dieron paso a una media estocada, con la que tardó, pero dobló.

Calerito saludó al tercero de la tarde, un animal de José Manuel Sánchez. Trazó un saludo breve con el que le fue ganando terreno hasta sacarlo a los medios. Sin un tanteo previo y, aprovechando la arrancada del animal, lo recibió en la tela de rodillas desde los medios. Continuó, ligando las embestidas, tirándole la muleta abajo, obligándole a humillar. El animal pasaba tranqueante, quedándose encima sin una embestida demasiado uniforme. Continuó al natural, dejándole la franela puesta en el morrillo, pasando a un animal que no bajaba la cara y pasaba recto, defendiéndose. Retomó el pitón derecho, pero no había chispa en sus embestidas, tratando de tirar de ellas hacia adelante, pero sin contenido. Calerito buscó los terrenos y volvió a cambiar la muleta de mano, ya que el natural fue donde encontró mayor sabor, a pesar de los parones y de la abstracción del de José Manuel Sánchez. No alargó más la faena, así que en la suerte suprema dejó una estocada tendida y caída con la que el astado se tragó la muerte.

“Labrador” de Castillejo de Huebra y Juan del Álamo marcaron el ecuador del festejo. El animal salió con viveza, siendo ovacionado por el respetable, y el diestro aprovechó aquella movilidad para adentrarlo en los vuelos de su capote y lucirlo. “Labrador” cumplió en varas empujando abajo, entregándose. El diestro se fue a los medios y brindó al público, después se recorrió las tablas hasta llegar donde se encontraba el astado. Inició la faena con un ligero tanteo por abajo, genuflexo, sin terminar de templarlo. Se fue a los medios y allí sobre el pitón derecho le recetó la primera tanda. Al de Castillejo de Huebra había que atarlo en corto, fue entonces cuando le robó una serie por abajo, roto, aprovechando la inercia de un animal con motor y empuje, que bajaba la cara y la colocaba. Era pronto y obediente… y Juan del Álamo armó el lío gordo con el cuarto. Lo cambió al natural, algo más acelerado, pero una vez dentro lo llevaba con cadencia, en largo, dejándole el brazo atrás, dándole salida, pero siempre esperándolo con la muleta puesta para no perder la ligazón. Juan del Álamo bailó a un mismo compás, lo domeñó. Retomó el pitón derecho, pero el animal ya estaba pidiendo pista. La estocada fue rotunda.

Mario Palacio volvió a irse a la puerta de chiqueros para recibir al segundo de su lote a portagayola. Después, se levantó y lanceó genuflexo, pegado a tablas, a un toro suelto y con salidas comprometidas. Tomó la muleta, brindó a Miguel Abellán, y lo recibió por estatuarios, sin rectificar, pero muy ceñido. Tras este inicio de faena, Mario continuó sobre el pitón derecho,  bajándole la mano a un toro que pasaba recto y que salía quedándose encima y por arriba. Tuvo que llevarlo muy colocado, siempre en el sitio, pero sin ventajas para el matador de toros. Se lo llevó más allá del tercio, estirando las embestidas, tratando de llevarlo hasta el final con suavidad y mucha despaciosidad. Aún sin mostrarlo por el pitón izquierdo, siguió por el derecho, buscando los terrenos y el tiempo. Lo ligó de uno en uno, tal y como se lo permitió el astado, astado de muchas teclas y que en cuanto salía, se le echaba al cuerpo.  Tomó la muleta sobre el pitón izquierdo, adelantándole los vuelos al morrillo pasando aquellas embestidas ásperas. Falló con la espada.

“Especial” y Calerito cerraron la tarde. El diestro sevillano no esperó para recibirlo, salió y lo frenó en el percal. Las protestas empezaron a hacerse notar, ya que no estaba en plena condiciones, algo que se acentuó con el tercio de varas, pero que quedó en eso, en una protesta. Calerito se fue a los medios para adentrarlo en su muleta, donde lo empezó a llevar con repetición pero sin uniformidad, aprovechando la inercia de aquel primer cite en la larga distancia. Se asentó y muy despacio empezó a pasarlo por ese mismo pitón. Le dio tiempo y sitio para volver a enganchar la embestida, una embestida de querer más que poder, pasaba y se quedaba corto. Tuvo que dosificar las fuerzas y medir muy bien las tandas para aguantarlo hasta el final. Pasaba, simplemente pasaba. El espada quiso llevarlo en la larga distancia, pero necesitaba el cite en corto y mucho más cruzado. Cambió la muleta de mano y, al natural, dejó algún que otro pase en el que se lo envolvió, con la mano a media altura, siendo más efectivo cuando lo enganchaba delantero. Volvió al pitón derecho, dejándosela puesta, encontrando mayor acople y colocación, pasándolo a cámara lenta y aguantando en el sitio. Falló con la espada, encontrando acierto en el segundo intento.

San Martín del Valdeiglesias. Toros de Castillejo de Huebra y Salvador Gávira-García para Juan del Álamo, oreja y dos orejas; Mario Palacios, oreja y ovación; Calerito, ovación y oreja.

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