domingo, 19 de mayo de 2024

Mario Palacios y Manuel Perera cortan una oreja en Navas del Rey

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Crónica 

 
PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
Navas del Rey acogió la última corrida clasificatoria de la Copa Chenel, la última oportunidad para pasar a semifinales. Mario Palacios, Daniel Menés y Manuel Perera se midieron a los de Flor de Jara y Guerrero y Carpintero. Los animales fueron ásperos, de juego limitado y de muchas teclas. Destacó el quinto, por encima del resto, sin embargo, no se le sacó provecho al contenido que puso en bandeja a Menés. Los de Flor de Jara fueron reservones, midiendo, teniendo que llevarles muy tapadito, muy metido en la muleta, sin dejarles pensar. En la terna destacó Mario Palacios por raza y determinación, sin dejarse nada en el tintero, paseando una oreja del cuarto, después de dejar faenas de mando y poder, imponiéndose. Manuel Perera cortó también una oreja al sexto, tras una faena en tablas en la que embistió con el toro. Se lució mucho más con el primero de su lote, con el que se expresó con gusto.
Mario Palacios se fue directo a la puerta de chiqueros para recibir al primero de la tarde, un astado de Flor de Jara. Lo saludó con una larga cambiada para después seguir genuflexo, llevándolo con los vuelos, ganándole terreno. Al animal le costaba atender, quedándose parado, frenándose, muy reservón, algo que también hizo en el tercio de banderillas. Llegó la faena de muleta y Mario tuvo que insistirlo antes de que entrara en el engaño, al lograrlo fue tirando por abajo del animal hasta sacarlo a los medios. Eligió el pitón derecho, dejándosela puesta, muy despacio, con mucho mimo, midiendo las embestidas. Siguió sobre el mismo pitón, teniendo que cruzarse, buscarlo a pitón contrario y fijarlo con firmeza para que se adentrara en el muletazo. Empujó, tirando de la embestida hacia adelante. Se cambió la franela de mano y empezó a torearlo al natural, uno a uno, aguantando unas embestidas en las que escasearon las condiciones. Mario insistió sobre el pitón izquierdo, ajustando las distancias, metiéndolo en los vuelos, robándole las embestidas, logrando llevarlo en largo. Retomó el pitón derecho, ya metido en el tercio, totalmente descompuesto, teniendo que dejarle la tela en todo momento, sin darle a elegir.  Cerró por manoletinas y metió la espada con aseo y acierto.
“Pirulino” saltó al ruedo y el matador de toros Daniel Menés salió para saludarlo. Le costó hacerse con el animal, en un primer momento lo desarmó, después, llevándolo en línea y sacándolo hacia fuera, se lo llevó a los medios para rematarlo. Muy ovacionado fue el par de Juan Carlos Rey. Llegó el tercio de muleta y Daniel lo fue sacando con suavidad de las tablas, en línea, sin asperezas. Una vez en los medios, se echó la muleta a la mano derecha, teniendo que rectificar las distancias para que después se la dejaran puesta en la cara. Así fue tirando de las embestidas, llevándolo muy tapadito, bajándole la mano para después ligarlo en la continuidad intermitente. Terminó por empezar a cruzarse y torear en el sitio, momentáneamente. Siguió sobre el pitón derecho, con algún que otro derrote que no le hicieron sentirse cómodo en la cara del animal. Recurrió a la voz para guiarlo, pero el viento tampoco ayudaba, había que estar muy en el sitio, algo que le costó. El animal, simplemente pasaba, pero dejándose hacer. Falló con la espada.
“Choricillo” de Guerrero y Carpintero salió en tercer lugar y Manuel Perera, después de dejarlo correr la plaza, lo metió en su capote, pero empezó a perder las manos, quedándose sin fuerza. Finalmente, el presidente sacó el pañuelo verde y el toro fue devuelto. Salió el sobrero de Flor de Jara, de nombre “Volador”, al que sólo pudo bregar y sacar a los medios, sin poder estirarse. El extremeño tomó la muleta y empezó la faena, tanteandolo por ambos pitones, ganándole terreno, para después ponerse sobre el pitón derecho. El de Flor de Jara se quedaba corto y soltaba cara alta en sus salidas. Decidió no bajarle mano, aguantarlo a media altura, ahorma lando sin desfases las embestidas.  Cambió de mano y empezó a llevarlo al natural, enganchando las embestidas adelantando la mano, para después estirarlo y llevárselo a la cadera sin abrir el trazo. Continuó al natural, pitón por el que mostró mayores condiciones, dando tiempo al tiempo, dejando naturales con desmayo y temple. Uno a uno se los supo tragar, construyendo una faena firme de fusta y calado. Recuperó el derecho para mostrarlo, pero sin uniformidad ni pulcritud, levantando la cara. Tras varios intentos hundió el acero, caído pero efectivo.
Mario Palacios volvió a irse a la puerta de chiqueros para recibir a Portagayola al segundo de su lote, un toro de Guerrero y Carpintero. Lo saludó con una larga cambiada de rodillas, para después repetirlo, pero ahora pegado a tablas. Se levantó y siguió con el animal, bregándolo, sacándolo de aquellos terrenos. En el tercio de banderillas destacaron los palos de de Jesús Mejías, que recibió una sonora ovación. Mario Palacios se fue a los medios para iniciar la faena de muleta. Lo esperó y lo recibió con un pase cambiado por la espalda, después aprovechó la inercia para ligarlo. La embestida del de Guerrero y Carpintero miraba el cuerpo, no poseía una embestida armónica. El diestro se puso sobre el pitón derecho buscando el acople con unas embestidas desmedidas en las que había que buscar las teclas. Le dio tiempo y sitio para empezar a tocarlo con firmeza y someterlo por abajo, alcanzando una serie de trasmisión y gusto. En el sitio, cruzándose,  arqueándose con el, acompañando la embestida. Cambió la muleta de mano, toreándolo al natural, aguantando las salidas desmedidas del astado. Siguió sobre el mismo pitón, el izquierdo, tocándolo a media altura para después bajarle la mano y alargar la embestida, aprovechando la longitud del brazo y el giro de muñeca. Limpió los muletazos, pero el toro empezaba a aprender y en uno de los pases le metió la cara volteándolo, prendiéndole el gemelo. Volvió a la cara del animal con determinación, rompiéndose con él. Lo pasaportó con el golpe de cruceta.
Daniel Menés saludó al segundo de su lote, un toro de Guerrero y Carpintero al que bregó en los medios. Menés brindó e inició la faena junto a las tablas, tirando del animal hacia adelante, empezando a torear, dejándosela muy puesta. Eligió los medios y el pitón derecho para citar, fijar y pasarlo, buscándolo a pitón contrario. Se puso sobre el pitón izquierdo, ya en el tercio tratando de adelantarle el pico de la muleta para meterlo y después limpiar las salidas del animal. Retomó el pitón derecho pero, de nuevo, la colocación, costaba encontrarla en la cara del animal, pero es que el viento no dejó de molestar en toda la faena. Volvió al pitón izquierdo, alternando tandas, dejando alguna que otra pincelada de trazo largo y profundo, pero de mucha intermitencia.  El animal tuvo materia prima para exprimir… Falló con la espada.
Manuel Perera saludó al último de la tarde, logrando estirarse con el animal, con gusto y despaciosidad. Llegó la faena de muleta y Perera se fue a su encuentro, bordeando las tablas. Lo citó en la media distancia, para tirar del animal por abajo hasta sacarlo y llevarlo hacia el tercio. El animal salió suelto, acudiendo a su querencia en la salida del primer muletazo. Tuvo que torearlo pegado a tablas, cerrándose con el. Se puso, pases a pase, acortando las distancias, poniéndosela en el morrillo para ir componiendo una faena de opciones limitadas, pero con la que tragó a pesar de quedarse corto. Le bajó la mano y uno a uno, a base de insistir le robó las embestidas, por encima de lo que él animal le ofrecía. Se tiró con todo y al segundo intento entró la espada.
Navas del Rey. Toros Flor de Jara y Guerrero y Carpintero para Mario Palacios, vuelta al ruedo y oreja; Daniel Menés, silencio y silencio; Manuel Perera, vuelta al ruedo.
Incidencias:
Mario Palacios tuvo que pasar por la enfermería después de pasaportar al cuarto y cortarle una oreja. El animal lo prendió en su faena, dejándole una herida en la cara interna del gemelo.

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