lunes, 29 de abril de 2024

El valor y la firmeza de Adrián de Torres cortan una oreja en Madrid

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
La Plaza de toros de Las Ventas acogió el segundo festejo de la temporada y primera corrida de toros. Era Domingo de Ramos y Esaú Fernández, Adrián de Torres y Gómez del Pilar se midieron a los de Pallarés y Cuadri. La tarde volvió a estar condicionada por el viento, pero tampoco ayudó que el primero de la tarde fuera devuelto a corrales. Los animales, por parte de Pallarés, dejaron pocas opciones, de marcados terrenos, teniendo que llevarlos uno a uno, sin opciones. Las espadas tampoco fueron lo más destacado de la tarde. Lo que sí despertó a los tendidos fue la faena de valor y la estocada fulminante de Adrián de Torres frente al segundo de su lote, un toro de Cuadri sin opciones del que paseó una oreja. Hubo insistencia en la terna por sacar faena pero sin el resultado esperado, los astados no ayudaron. Los de Cuadri, es necesario mencionar, que se lucieron en el tercio de varas, en especial el sexto de la tarde. En definitiva, faltó entendimiento entre ambos partes.
“Romano” de Pallarés abría la tarde en las manos de Esaú Fernández. Le costó centrarlo en el capote y lucirse con el. Las pinceladas fueron efímeras. Se completó el tercio de varas entre palmas, ya que el animal había quedado claramente perjudicado de las manos. Finalmente, el presidente sacó el pañuelo verde. En su lugar, salió el primer sobrero, un toro de Martín Lorca al que se le dejó correr antes de entrar en el capote de Esaú, que trazó un saludo breve con el que se estiró. Entró con fuerza al caballo, arrancándose con viveza. Se fue directo a los terrenos de sol con la muleta en la mano, iniciando la faena por alto, pasándolo por ambos pitones, moviéndolo hasta sacarlo y llevarlo más allá del tercio. Tomó la franela sobre el pitón derecho, uno a uno, sin lucimiento, probando las alturas. Cambió de mano y sobre el izquierdo, el animal le soltaba la cara, con una embestida más irregular. Retomó el pitón derecho, sin lograr darle forma al de Martín Lorca. Lo fue pasando, sin limpiar los muletazos, dejando pases cortos que no convencieron en los tendidos. Cambió la ayuda por la espada y falló con los aceros.
Salió “Ibarreño”, también de Pallarés, protestado desde los tendidos. Adrián de Torres salió para saludarlo, frenando una embestida poco armónica y poco amiga del lucimiento con la seda. En el quite salió Gómez del Pilar, por lo que también hubo réplica por parte de Adrián de Torres, muy ajustado, por cierto. A punto estuvo de llevárselo por delante. Destacó Curro Javier en la labor de brega durante el tercio de banderillas. Con cuatro palos y algunos más por el firme se cambió de tercio. Adrián de Torres se dispuso con la muleta y se dirigió a los terrenos de sol, para citarlo en la larga distancia, sin pasar el tercio. El animal tardó en arrancarse, por lo que acortó distancia. Se decidió, entrando muy recto y sin la continuidad de la inercia. Tras una breve pausa le dio continuidad al inicio de faena, pero sin ritmo. Empezó a adelantarle la mano y enganchar la embestida desde el inicio, llevándolo metido. Se puso sobre el pitón derecho, encontrando el compás al que llevarlo, ahormando las embestidas y las tandas. Continuó sobre el mismo pitón,  con pausas, afianzando el muletazo, aguantando el ritmo que el animal marcaba.  Cambió al toreo al natural, con profundidad y determinación, dándole continuidad a la embestida. Poco a poco se le fue apagando el motor al animal, aunque todavía la quedaba algo sobre el pitón derecho. Logró hundir el acero al tercer intento.

El tercero de la tarde, un toro de Pallarés, salió con movilidad, corriendo la plaza, sin centrarse en el capote de Gómez del Pilar, que bregó al animal recogiendo la embestida, llevándolo, cuidándolo. Pasaron los tercios de varas y banderillas entre protestas, llegando así la faena de muleta, la cual inició entre probaturas por abajo, genuflexo, pasándolo por ambos pitones. Siguió sobre el derecho, con un animal que escarbaba y que poca entrega mostró en la franela. El espada se puso, buscando las teclas para que pasara lo mejor posible, moviéndolo.  Se volvió a poner, mostrándosela muy plana, pero sin continuidad teniendo que recomponer las tandas cada dos pases. La faena se desarrolló bajo los terrenos del seis, en un tira y afloja por intentar sacar pinceladas de un toro sin contenido. Un muletazo tras otro, insistiendo sin resultado. No hubo acierto con los aceros.
Marcaba el ecuador del festejo un toro de Cuadri de nombre “Mediador” con el que Esaú se pudo estirar en el saludo capotero. Arremetió con fuerza contra el caballo y lo derribó, volvió a entrar arrancándose con viveza hacia el animal. Se dilató el tercio de varas pidiendo la tercera entrada al caballo, a la cual se resistió el astado y se cambió de tercio. Fue el picador el que se excedió y el respetable se lo mostró entre abucheos. Esaú no lo probó, lo pasó una sola vez e inició la primera tanda sobre el pitón derecho. El viento no le ayudó, por lo que le descubrió y se le vino directo al cuerpo. Volvió a colocarse, pero el toro le veía, por lo que no terminaba de arrancar el inicio de la faena. El de Cuadri se resistía a pasar por el pitón derecho, así que cambió de mano y se puso a torearlo al natural, uno a uno, sin hacerse con la embestida, sin llegar a completar una tanda completa. Retomó el pitón derecho, bajandole la mano, acortando distancias, poniéndosela en el morrillo y tirando del animal. Lo pasaportó.
Adrián de Torres no esperó para frenar al segundo de Cuadri y segundo de su lote, dejando una saludo capotero bajo los terrenos de siete y el ocho que fue muy ovacionado. Tras un largo y poco acertado tercio de banderillas, llegó la faena de muleta. Adrián se fue a su encuentro bordeando las tablas, lo empezó a pasar y se decidió por el pitón derecho, pero el de Cuadri ya había aprendido. Al final de casa pasé se le echaba al cuerpo, buscándolo con violencia. Cambió de pitón y se centró en el izquierdo, siendo incluso peor que el derecho. El diestro intentó abrirlo, pero cada vez se le quedaba más encima, no pasaba. Retomó el derecho, con pases poco lucidos ante una embestida defensiva y metida en tablas y que a punto estuvo de tener consecuencias muy serias. A pesar de no tener nada, Adrián de Torres lo mostró y dejó constancia de entrega y valor seco. Eso y su estocada fue lo mejor de la tarde.
Gómez del Pilar cerraba la tarde con un toro de Cuadri con el que no se pudo estirar en el saludo capotero. Lo compensó llevándolo al caballo, sería en el tercio de varas donde el animal se empleara siendo profundamente ovacionado el picador por su buen hacer con la puya. Tras un complejo tercio de banderillas, el diestro tomó la muleta y tiró del animal para sacarlo de tablas. Una vez fuera del tercio, trató de volver a moverlo, pero al animal le costaba seguir los engaños. Se decidió por el pitón derecho, exigiéndole unos terrenos en los que el viento molestaba. Fue muy despacio, echándole la mano con suavidad, sin bajársela. Diseñó una faena de tandas cortas en las que con mucha voz y un toque firme lograba meterlo en la tela. Al animal cada le costaba más atender al engaño, no pasaba y cuando lo hacía, lo hacía sin transmisión, sin chispa. Falló con la espada.
 
Las Ventas. Toros de Cuadri y Pallarés para Esaú Fernández, silencio y silencio; Adrián de Torres, silencio tras dos avisos y oreja; Gómez del Pilar, silencio tras aviso y silencio tras aviso.

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