jueves, 2 de mayo de 2024

La tarde, simplemente, pasó

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Crónica 

 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 

Las Ventas acogía este domingo 30 de abril una novillada de Gabriel Rojas a la que se midieron los espadas Sergio Felipe, Miguel Zazo y Villita. Los animales dejaron matices, de los que se pudieron ver más cosas. El segundo dejó que Villita se expresara, al igual que lo intentó Zazo con el tercero. Tuvieron sus teclas, pero fueron nobles y siguieron los engaños en el uno a uno. La esperanza se fue apagando poco a poco y la tarde simplemente pasó. Sergio Felipe dejó una primera faena al natural con el que encontró la ligazón del uno a uno en pases largos, apagando la chispa inicial. Algo parecido pasó en el cuarto, no le dio continuidad, alargando sin lograr ahormar la faena. Villita dejó pinceladas, haciendo para que el animal embistiera, la espada empañó su faena. El segundo de su lote resultó un astado complicado con el que dejó una buena estocada. Miguel quiso e intentó, pero no terminó de convencer al público venteño con el tercero. Con el último no se entendió, el animal le brindó condiciones, no sencillas, pero sí útiles.

“Zorrito” de Gabriel Rojas abría la tarde en las manos de Sergio Felipe quien no dejó que corriera la plaza, lo frenó en su capote, un tanto abanto, frenándose en el percal. Lo sacó del tercio y se cambió de tercio. El novillero tomó la franela y, bordeando las tablas, lo citó de lejos y lo pasó por ambos pitones, sacándolo de tablas. En animal respondía con prontitud y atendía con fijeza a la tela. Tenía movilidad y continuidad en sus embestidas. Sergio Felipe trató de aprovechar el primer cite en largo, para que después fuera la inercia la que lo envolviera. Las tandas al natural las hizo con trazo largo, enganchando la embestida adelantando los vuelos al morrillo, con suavidad. Toda aquella chispa del inicio se fue apagando, pero quedaba ligazón, aquella de paso atrás y citar, sin moverse del sitio, pero de uno en uno. Por el pitón derecho se quedaba algo más corto, mucho más parado, con salidas más deslucidas. Falló con la espada.

Villita salía al ruedo para saludar al primero de su lote y segundo de la tarde, un novillo que se dejó llevar y con el que el espada pudo estirarse, dejando algún que otro lance.  Brindó al público y empezó el trasteo por alto, tanteándolo por ambos pitones, ganándole terreno con suavidad para sacarlo del tercio. Siguió por el pitón derecho, muy encajado, sentando el muletazo, embistiendo con el animal, haciéndolo pasar. Siguió encajado, echándoselo a los riñones. Cambió de pitón y al natural, muy despacio, de uno en uno, tragando, cruzándose y buscándolo a pitón contrario le fue robando las embestidas. Cada vez más metido en tablas, el novillo se fue pagando. Encontró la luz en el pitón derecho, pitón por el que enganchó y arrastró las embestidas, con ligereza y pulcritud. Antes de pasar a la suerte suprema, dejó alguna que otra tanda de entrega, pero sin que el animal pudiera acometer. Empañó su labor con los aceros, pasaportándolo con el descabello.

Miguel Zazo trató de meter en los vuelos de su capote a un novillo suelto que se recorrió la plaza varias ocasiones. Salió del tercio y logró captar su atención, pudiendo estirarse con el animal. Las protestas volvieron a adueñarse de la plaza durante el tercio de varas, protestas que se acenturaron cuando el de Gabriel Rojas derribó al caballo. Llegó el último tercio y Zazo decidió iniciarlo más allá del tercio, en la larga y media distancias. Eligió el pitón derecho, aprovechando la inercia, tocando y llevando, perdiéndole pasos para esperarlo en el sitio y no asfixiarlo en la tela. Siguió sobre el mismo pitón, citándolo a media altura para bajarle la mano progresivamente, al tiempo que se lo llevaba hasta el final, mostrando un trazo infinito. Lo abrió y recogió, pero cada vez se distanciaban más los pases, descomponiéndose al tocar la tela en la salida. Cambió al natural, pero no terminaba de convencer en los tendidos. Lo llevó con los vuelos, sin que rompiera. Recuperó la mano derecha pero simplemente pasaba.

Marcaba el ecuador un novillo dubitativo al que recibió Sergio Filipe y bregó con suavidad pero sin lucimiento. No fueron los tercios de varas y banderillas los más destacados. Se alcanzó la faena de muleta y Sergio Felipe, junto a las tablas,empezó a pasarlo, con quietud y torería. Seguiría con el trasteo en el tercio, para dar paso a una primera tanda sobre el pitón derecho. El animal soltaba la cara, con una embestida tranqueante, que no parecía terminar de ver clara el novillero. Al natural, dejó pinceladas, al echarle los vuelos al morrillo y encauzar su embestida. Sin embargo, volvió a pararse, no le daba continuidad al quitarle la tela de la cara. Se fue metiendo en tablas, apurando las distancias, cruzándose y dejando naturales sueltos que no alcanzaron a ahormar la faena.

Villita saludó al segundo de su lote, un novillo suelto que logró encelar momentáneamente para lancearlo por verónicas. El espada tomó la muleta y lo pasó por ambos pitones, por abajo, genuflexo. No tardó en sacarlo de tablas. Le citó con la muleta sobre la mano derecha, abriendo el compás, con un animal que humillaba en el inicio y que soltaba la cara alta en su salida. Logró sacarlo del tercio, con suavidad, dándole tiempo y sitio, sin agobios. Sería en el toreo al natural donde se encontrara con más asperezas, sin poder limpiar el muletazo, tocando la tela. El Gabriel Rojas buscaba y sabía lo que dejaba atrás, pero Villita que se volvió a echar la muleta a la mano derecha, lo pasó uno a uno, robándole las embestidas a un novillo complicado. Recuperó el pitón izquierdo, dándole distancia a un astado que acortaba y con el que no logró limpiar el muletazo. Deja una estocada de poco acierto.

Miguel Zazo esperó hasta que lo adentró en los vuelos de su capote. Lo bregó sin llegar a estirarse con el animal. Pasaron los tercios de varas y banderillas y Miguel Zazo lo recibió en la franela junto a las tablas, pasándolo por ambos pitones. Siguió con la mano derecha, con un animal que siguió el engaño, pero sin continuidad. Decidió sacarlo del tercio, pero sin trasmisión. Pase a pase se fue apagando la faena, lo intentó al natural,  pero solo logró que le tocará la tela. Las palmas de tango se adueñaron de la plaza… El de Gabriel Rojas, que se mantuvo fijo en la tela, pasaba y tenía movilidad, una movilidad que se sacó a relucir, ya que se cortaban los pases. Se dirigió a las tablas, cambió la ayuda por la espada y falló.

Las Ventas. Novillos de Gabriel Rojas para Sergio Felipe, silencio tras aviso y silencio; Villita, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos; Miguel Zazo, silencio tras aviso y silencio tras aviso.

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