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PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
La Sala Antonio Bienvenida de la plaza de toros de Las Ventas ha acogido este miércoles 26 de abril un encuentro entre Uceda Leal y Fernando Robleño con la afición. El acto ha estado dirigido por el periodista Roberto Gómez, quien ha trenzado. Y ligado con suavidad las preguntas entre los matadores, generando un ambiente formidable en el que se habló de toros, todo en torno a la Feria de la Comunidad.
Dos toreros de Madrid que a lo largo del tiempo se han ido ganando al público venteño. Uceda Leal vive este compromiso con ilusión, es el día de su ciudad y será uno de los toreros que la representen. Para el diestro es un día muy madrileño, una tarde muy torera en la que va a exponer todo lo que es como torero. Además, también siente la responsabilidad de una “palabra tan grande” como es ser el torero de Madrid, pero no es algo fortuito, porque a la afición de Madrid, tal y como explica Uceda, se la gana con actitud y entrega. Es un tipo de afición que tiene memoria y, en su caso, siempre le han esperado.
Por su parte, Fernando Robleño, muy en consonancia con su compañero, se mostró muy contento, con mucha ilusión, “todos queremos estar”. Además, ha querido dar la enhorabuena a la Comunidad y a la empresa por el mano a mano que se ha configurado. Por otra parte, ha querido describir cómo será el traje que lucirá el próximo 2 de mayo, el cual ha encargado al sastre, siendo un traje goyesco nuevo en blanco y azabache. Al igual que a Uceda, Roberto le preguntó por lo que supone para él ser el torero de Madrid, a lo que el diestro respondió que sentía respeto, responsabilidad e incluso miedo. De hecho, el propio torero duda de que lo sea, por lo que sueña con alcanzarlo. Se ha ganado a la afición de Madrid a base de entrega, dándolo todo, sin dejarse nada.
Roberto Gómez también quiso ceder la palabra al ganadero, que dejó pinceladas de cómo serán los toros que salten al ruedo de Las Ventas. Será una corrida de toros seria y bien preparada, de la que se espera que los aficionados salgan toreando de la plaza y que los matadores de toros puedan expresarse y hacer su obra. Ninguno de los diestros ha querido ver los astados, pero saben que es una ganadería de garantías y con la que esperan poder triunfar.
