martes, 30 de abril de 2024

Pinceladas de Álvaro Lorenzo con “Hostelero”

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
La Plaza de Toros de Las Ventas celebró la cuarta corrida de toros de su Feria de Otoño en una tarde de interés en la que se vio poco cemento. Miguel Ángel Perera, Juan Leal y Álvaro Lorenzo dieron forma a una tarde en la que se mataban los toros de Fuente Ymbro y El Puerto de San Lorenzo (6°). El encierro tuvo disposición, movilidad y juego intermitente, con durabilidad en las faenas y obediencia, pero sin chispa. Algo que cambió en la mitad del festejo, venido a menos. Se optó por las distancias cortas, sin embargo, una de las faenas más destacadas de la tarde llevó la firma de Álvaro Lorenzo, que deslució con la espada. Perera no llegó a calar con el primero de su lote y con el segundo no tuvo ninguna opción. A Juan Leal le faltó cierto acople con el segundo de la tarde, eso sí, no le faltó el valor seco de meterse entre pitones. Un valor que tampoco se echó en falta con el quinto, un toro muy peligroso que se movía a base de arreones y que le soltaba la cara.
Miguel Ángel Perera saludó a “Velítico” en un recibo comedido y poco lucido con el que se encargó de bregar y llevar la embestida. El astado salió suelto, corriendo la plaza y buscando las tablas. Tras un buen tercio de banderillas, que recibió su merecida ovación, llegó la faena de muleta, en la que se acercó a las tablas para después sacarlo poco a poco hacia el tercio. Lo tanteó por ambos pitones, siempre a pies juntos. Siguió sobre el pitón derecho, toreando de riñones, totalmente encajado. Lo dejó respirar, dándole tiempo y sitio, para retomar sobre ese mismo pitón, al que citó con la mano delantera y algo alta, una mano que después iría bajando y alargando hasta el final. Siguió al natural, cruzándose, escuchando a la voz que lo demandaba. Uno a uno fue trazando los naturales, sin terminar de vaciar la embestida ni darle pulcritud a los pases, pues le tocaba la tela ligeramente. Retomó el pitón derecho, apurando las distancias y metiéndose entre pitones, dejando un pase y otro con un preludio de muleta a la espalda. Había calado en el respetable. Mató con aseo y acierto. 
“Levantisco” salió en segundo lugar. Juan Leal lo frenó en su capote, después de que se recreara. El diestro lo pudo saludar con lucimiento, ganándole terreno. Inició la faena a pies juntos por ayudados por alto, junto a la raya. Le fue ganando terreno hasta sacarlo del tercio, una vez fuera, lo empezó a llevar con la mano derecha, citando en la larga distancia para después aprovechar la inercia, una inercia que poca continuidad le daría. Se empezó a cruzar y le volvió a tender la muleta en la cara, abriendo y dando salida. Tras parar la tanda y dejarlo respirar, la retomó, ligando un pase tras otro sin un acople ni entendimiento entre ambos. Se lo ciñó, metido entre pitones, citándolo dándole el pecho, con las astas apuntando a la cadera, jugándosela en un intento de llegar a los tendidos, tras una faena de poca transcendencia. Mató con rotundidad.
Álvaro Lorenzo saludó al primero de su lote en un recibo breve en el que no se pudo mostrar. Llegó el último tercio y el diestro lo recibió genuflexo junto a las tablas, después lo iría sacando de aquellos terrenos, sin dejar de someterlo por abajo. Sería ya en el tercio cuando se levantará y lo pasara por alto. Empezó a llevarlo sobre el pitón derecho, tratando de limpiar los muletazos. No tardó en cambiarlo al natural, con pases largos en los que estiró la embestida todo lo que le permitió su brazo y muñeca, que se encargaba de girar los vuelos y devolverlo a la tela. Retomó el pitón derecho, por donde empezó, llevándolo de arriba abajo, marcando y guiando. Llegó el momento de dejársela puesta, citar, llevar, dejar el paso atrás y continuar la serie, arrancando los “olé” de los tendidos. Paró, lo dejó reponer fuerzas y siguió insistiendo, ahora al natura, pero el astado se le venía recto al cuerpo, tuvo que recomponer y buscar el sitio, sin terminar de meterse. Cambió la ayuda por la espada y dejó una estocada que entró al segundo intento, quedando caído y trasero.
Marcaban el ecuador del festejo “Rebueno”, un toro protestado durante el saludo capotero de Miguel Ángel Perera. Tras un tercio de varas accidentado y un ovacionado tercio de palos, llegó la faena de muleta. Perera fue a su encuentro para tirar del astado y sacarlo a los medios, pasándolo sin un inicio determinado. Eligió el pitón derecho, con un trazo medianamente largo en el que le mostró la salida, sin asfixiar sus salidas, evitando que volviera a perder las manos. El de Fuente Ymbro andaba justo de fuerza y el extremeño tuvo que dosificarla. Cambió la muleta a su mano izquierda, dejando que el pico alargara minimamente su paso por el natural. Sin embargo, no había toro como para diseñar una faena de vuelo. Lo colocó en suertes  hundió el acero.
Juan Leal no se pudo llegar a lucir con el segundo de su lote, dejando alguna verónica suelta entre la brega. Al toro le costó atender al caballo, pero Vicente González logró un extraordinario tercio de de varas. Inició la faena fuera del tercio, llevándolo por el pitón derecho. El animal salía del muletazo levantando la cara y dejando los pitones en zonas muy comprometidas. Leal trató de alargar los pases, alejándoselo del cuerpo, para evitar que se le quedara tan encima. El peligro sordo que llevaba consigo el toro de Fuente Ymbro no permitió que el diestro se expresara. Sólo pudo pasar el trago, aguantándolo sin dejar a un lado su Tauromaquia de cercanías. La manera en la que se la jugó Leal entre pitones mantuvo a la plaza en un suspiro. Le metió la mano con habilidad.
Álvaro Lorenzo cerraba la tarde con el único de El Puerto de San Lorenzo, al que bregó en los medios y con el que prácticamente no se pudo estirar, salvo dos verónicas. Lo esperó en la larga distancia y después aprovechó la inercia para darle continuidad al inicio de faena. Le adelantó la mano y lo citó con firmeza, pero el astado se lo pensaba. No le terminó de bajar la mano, lo mantuvo a media altura, siempre perdiéndole pasos para mantener la distancia. El animal pasaba por ambos pitones sin decir nada, todo lo tuvo que poner Álvaro Lorenzo. Aún así, siguió insistiendo, dejándosela en el morrillo, apurando, ahora sí, las distancias en una faena cada vez más cerrada. Mató al animal.
Madrid. Toros de Fuente Ymbro para Perera, ovación y silencio; Juan Leal, ovación y silencio; Álvaro Lorenzo, ovación y palmas.

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