martes, 7 de mayo de 2024

Compases al natural

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

La Plaza de Toros de Las Ventas acogía, este jueves 6 de octubre, la segunda novillada y tercer festejo de la Feria de Otoño. Yon Lamothe, que se presentaba en la plaza; Diego García y Jorge Martínez se midieron a los astados de Valdellán y López Gibaja (5° y 6°). Los astados se mostraron mermados de fuerza, querían y no podían atender a las demandas de los jóvenes espadas. La rotundidad al natural de Jorge Martínez estuvo a punto de pasear los primeros triunfos, pero el presidente mostró su autoridad negándose a ello. Diego García se mantuvo firme e insistió con lo que tenía, pues le ofrecía continuidad, pero con máximos cuidados. No tuvo tanto acierto con el quinto y primero de López Gibaja en la tarde. El francés Yon Lamothe se presentaba este jueves en Madrid, pero lo cierto es que sus faenas no llegaron a tomar vuelo. Sin embargo, si hubo algo que marcó la tarde fueron los dos novillos devueltos de López Gibaja.

Abría la tarde un protestado “Gorrión” de la ganadería de Valdellán al que Yon Lamothe, que se presentaba en la plaza, saludó con alegría, estirándose con pinceladas. Inició la faena por abajo, bajándole la mano, esperándolo genuflexo, con una probatura escasa. Tomó la franela con la mano derecha y empezó a pasarlo, sin limpiar el muletazo. Le ganó terreno y lo sacó a los medios, continuando sobre el mismo pitón en tandas cortas y dejando mucho tiempo entre ellas. El novillo no ofrecía una continuidad humillando, sino que era algo incierto. Cambió al natural, cada vez el animal se quedaba más corto, sin completar el pase. La faena no llegó a tomar vuelo. Le tocaba la tela y el astado se descomponía, soltando la cara. Estuvo certero en la suerte suprema.

El segundo de la tarde, también de Valdellán, tardó en adentrarse en los vuelos de Diego García. El astado corrió la plaza, buscando más allá de las tablas. Sin embargo, Diego no quiso dejar pasar los lances de recibo y se lució buscando variedad. Salió más allá del tercio para brindar, después iría a las tablas para esperarlo a pies juntos y la muleta por delante. Le bajó la mano, probando por ambos pitones pases por alto y por bajo. Lo sacó a los medios y en el toreo al natural dejó un trazo largo, en el que uno a uno fue tirando del animal hacia adelante. Sin embargo, el astado tenía sus limitaciones y perdía las manos, echándose. Cambió al pitón derecho, con un astado que se sentía podido ante las demandas de Diego. Lo dejó reponer entre tandas, dándole tiempo y sitio. Sobre aquel pitón derecho hubo mayor ligazón, una ligazón compleja en la que tuvo que estar recomponiendo. Volvió al natural, prácticamente en el tercio, mimándolo, echándole los vuelos al morrillo y tirando de el, sin asperezas. Mató bien con la espada.

Jorge Martínez tuvo que salir a buscar al primero de su lote, ya que primero se emplazó y después se fue directo a chiqueros. Lo sacó de aquellos terrenos y, en los medios, logró meterlo en el percal. Antes de recibir al de Valdellán en la tela, brindó al público. Después lo recibiría en la franela junto a las tablas, tanteándolo por abajo, obligándolo. Perdió las manos hasta en dos ocasiones, por lo que levantó la muleta y dejó los pases por abajo. Tomó el engaño sobre la mano derecha, dándole distancia, para después tratar de vaciar la embestida en un trazo limpio y que despertó las ovaciones del público. Continuó sobre el mismo pitón, pero las condiciones del de Valdellán no eran las mejores, a pesar de que le acompañaran un buen tranco y la continuidad. Al natural, le adelantó el pico de la muleta, dejándolo en el morrillo para recibir la embestida en la tela. Jorge lo toreó de principio a fin de cada muletazo, encontrando mayor acople y transmisión por el izquierdo, sin bajarle la mano, sometiendo al astado.

Marcaba el ecuador del festejo un novillo aplaudido en su salida, también de Valdellán, al que saludó el francés Yon Lamothe. Comenzó la faena con un ligero tanteo, no le quiso apretar por abajo. Siguió sobre el pitón derecho toreando, en el tercio. El de Valdellán se dejó pasar, con alguna que otra protesta. Las tandas se acortaron y midieron. Se lo pasó a la mano izquierda, con un toro que no iba a tener demasiadas opciones de triunfo. El francés se la tendía en la cara, lo citaba y llevaba la embestida. Sin embargo, nada dejó expresar en su trazo largo, pues a partir del segundo pase acortaba, saliendo abstraído de la tela. Le bajó la mano y lo pasó. No tuvi acierto con los aceros.

Salió al ruedo el primero de López Gibaja y segundo en el lote de Diego García. Lo recibió en su capote, genuflexo, ganándole terreno poco a poco hasta sacarlo a los medios. Lo tanteó por abajo, sacándolo a los medios a base de raza. Lo dejó respirar y cogió la muleta sobre el pitón derecho, citándolo en la larga distancia. Después pudo aprovechar la inercia para ligar la tanda, llevándoselo hacia atrás con lucimiento y dejándosela puesta en el morrillo. Dibujó un trazo infinito en el que acompañó con todo su cuerpo a la embestida. Lo mismo hizo al natural, con mayor amplitud en el pase, aunque ya uno a uno. La plaza estaba dividida en la actuación de Diego. Fue acortando las distancias, dejándole la franela en la cara, ahogándolo, con un cite delantero que lo invitaba a entrar. La suerte suprema se alargó, el animal dobló tras varios intentos en el golpe de cruceta.

Cerraba la tarde otro toro de López Gibaja, de nombre “Alienado”, al que Jorge Martínez frenó en el percal para guiarlo y mostrarlo a base de verónicas. Las protestas durante el tercio de varas se acentuaron, pidiendo su cambio. Finalmente, el presidente cedió y mostró el pañuelo verde. En su ligar salió el primer sobrero, “Tamarindo”, también de López Gibaja. Igual de lucido y torero fue el saludo capotero que ejecutó a este primer sobrero, pero también sería devuelto. Salió el segundo de nombre “Mimoso”, al que fue ganando terreno en la brega. Lo recibió en la franela con breve y ligero tanteo, siguió al natural, cruzándose, para después citar y llevar en los vuelos. El animal los tocaba y afeaba su salida. El espada se estaba encerrando en el tercio, por lo que decidió cambiar los terrenos, dando variedad y vida a una faena que de ser por el novillo… Le tendió ma tela a media altura, mimándolo para que llegara hasta el final, siempre manteniendo los pasos. La poca fuerza del animal no daba para mayor expresión. Sin embargo, Jorge se empeñó en sacarle todo lo que el animal se dejara. Fueron los aceros los que alargaban la suerte suprema.

Madrid. Novillos de Valdellán y López Gibaja para Yon Lamothe, silencio y silencio tras aviso; Diego García, ovación y silencio tras dos avisos; Jorge Martínez, vuelta al ruedo.

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