lunes, 6 de mayo de 2024

Guillermo San José abre la Puerta Grande en Arganda del Rey

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 

Arganda del Rey arrancaba este sábado 3 de agosto su Feria de Novilladas con una novillada sin picadores con cinco espadas. Adrián Centenera, Guillermo San José, Francisco Benito, Joel Ramírez y Francisco Javier Cabas se midieron a los astado de Ignacio López, que resultó un encierro de movilidad y de teclas, exigiendo a los jóvenes novilleros. El jurado designó a Guillermo San José como triunfador del festejo, por lo que pudo torear al último eral de la tarde.

Salió el primer eral de la tarde, al que Centenera saludó por verónicas pegado a tablas. Lo marcó delantero para empezar la faena, pero se le coló entrando recto. Después logró ligar con la mano a media altura sobre el pitón derecho  evitó que le tocara la tela, aprovechando la repetición que el animal le brindaba. Empezó a tocarlo abajo, sin dejar de tirar del animal hacia adelante. El eral resultaba si se le tocaba delante y se le deslizaba con suavidad, aunque sin evitar las impurezas, cada vez se le volvía antes, siempre con la cara arriba. Culminó la faena sobre la mano derecha, pasando las embestidas, tratando de que no se le fuera, completando los pases. Culminó con una estocada con la que tardó en doblar.

Guillermo San José trazó un saludo capotero completo y rotundo que quiso completar  rematándolo ya en los medios. Tras el tercio de banderillas y el quite lucido y ceñido de Fran Benito llegaba la faena. Lo saludó en la tela templando, ganándole terreno, alternando pases por alto y por bajo. Empezó a torearlo sobre el pitón derecho, tirando de astado con suavidad, un astado con la fuerza medida. Le bajó la mano y muy despacio fue tirando, dejándoselo puesto en el morrillo. Los hizo durar a base de tirar de una embestida mermada pero obediente y sometida, siempre que se lo hiciera con muchísimo mimo. Tras varias tandas, con las que llegó al público, lo dejó tiempo, para terminar de exprimirlo, citándolo con verdad, dejando que la muñeca llevara el compás con desmayo. Definió un final de faena roto con el animal.

Francisco Benito saludó al tercero de la tarde un eral que salió con mucho nervio y al que hubo que ir templando hasta suavizar su embestida y meterlo en su capote. Empezó la faena de rodillas, pero rápidamente tuvo que levantarle la mano, andándole y moviéndolo. Le dio tiempo y sitio para retomar el inicio de faena, llevándolo a media altura, con mucho sitio, centrando bien el cite y con mucha suavidad. Trazó la faena a base de tandas cortas, para ir alargándolas poco a poco. Fue encontrando acople, todo con suavidad para que el animal no se termina de echar. Cambió al natural, llevándolo con los vuelos en la cara, aguantando y citando, dando continuidad, pero no sin antes fijarlo en la franela. Retomó el pitón derecho, sin perder la altura en la que mantenerlo, pulsando las embestidas, en una faena paliativa. Cerró con algún que otro pase por la espalda que caló hondo en el respetable, tras aquella exigente faena. Añadió un cierre por manoletinas y una estocada efectiva.

Joel Ramírez recibió al cuarto de la tarde a portagayola, para después seguir con varias largas cambiadas de rodillas en las que el animal no pasaba, arrollaba. Empezó el último tercio de rodillas, sin probaturas, aprovechando la inercia para envolvérselo a su alrededor. Continuó sobre el pitón izquierdo, llevándolo al natural, citando y alargando hasta el final, sin bajarle demasiado la mano, llevando la embestida. Sobre el pitón derecho, se lo pasó alrededor de su cadera, algo más descolgado. Fue alternando en su faena, mostrándole por ambos pitones. Pasaba largo, pero según iba avanzando la tanda, era el novillo el que ganaba terreno, por lo que había que estar muy en el sitio y reestructurar. La continuidad llegaba de dos en dos, reduciéndose poco a poco hasta el uno a uno. Trató de buscarle las teclas al final de su faena, con pases en redondo, a base de tocarlo y la muleta en el morrillo. Cerró por bernadinas y una estocada que acabó por causarle un derrame.

Francisco Javier Cabas trazó un saludo breve y bregado ante el quinto de la tarde. El inicio de faena fue ligeramente incierto  le costó meterlo en la faena y sería y sobre el pitón derecho en un tira y afloja. Tomaba la tela por abajo para salir derrotando. Logró limpiar la embestida al natural, abriéndolo con los vuelos, acortando tandas y alejándolo del cuerpo. El izquierdo sería el pitón elegido por el espada para exprimirlo, pues se dejaba llevar al dejársela puesta. Tuvo el recorrido muy pautado. Se descalzó para llegar a los últimos compases de la faena, pero el eral ya no tenía tanto por mostrar, al menos de aquella manera. Falló con los aceros.

Guillermo San José, tras ser designado como triunfador del festejo, salió para torear al último de la tarde. Que lo saludó brevemente pero con intensidad. En el inicio de la faena lo fue llevando con el vuelo, encauzando la embestida, despacio. Lo citó delantero con firmeza, adelantándose al animal, para después dejar que siguiera la franela, llevándolo hasta el final. Lo provocó y buscó a pitón contrario, siempre adelantándose, recomponiendo las tandas para después dejar un sin fin de naturales en los que los vuelos marcaron la faena. Recomponer y tocar, con mucha suavidad, pero imponiéndose para que no terminara por descomponerse. Mantuvo la quietud, siendo la ligereza de los vuelos los que lo envolvieran y ligaran, esta vez por el pitón derecho, con la muñeca suelta, con desmayo.

Novillos de Ignacio López para Adrián Centenera, oreja; Guillermo San José, dos orejas y palmas tras aviso; Francisco Benito, oreja; Joel Ramírez, oreja; Francisco Javier Cabas,  palmas tras aviso 

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