viernes, 3 de mayo de 2024

Doble Puerta Grande en Valdetorres de Jarama

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
Valdetorres de Jarama albergó la primera final del Circuito de Novilladas de la Comunidad de Madrid. Diego García, García Pulido y Sergio Rodríguez se disputaban los dos pases para la final en mano a mano del próximo fin de semana. Se midieron a los astados de Fernando Guzmán y Ángel Luis Peña, con un juego variado e intermitente con el hierro de Santa Coloma, siendo el primero el más complicado de la tarde. Fueron dispersos y la expresión quedó a un lado. Sería el cuarto de la tarde, el de Ángel Luis Peña, el que más destacará en la tarde a nivel ganadero. Diego García y Sergio Rodríguez se llevaron dos orejas por coleta, saliendo por la Puerta Grande. García Pulido solo pudo cortar un apéndice al primero de su lote, recibiendo una fuerte petición ante el quinto, que no llegaría a calar en el presidente.
“Curvillo” de Fernando Guzmán abría la tarde en las manos de Diego García, que le fue abriendo y dando sitio, tirando del animal hacia adelante. El novillero brindó desde los medios al público e inició la faena en el tercio, provocando, tanteando aquellas embestidas irregulares. Le llegó a desarmar, pero se repuso y siguió, ahora ya sobre el pitón izquierdo, al natural, abriendolo y buscándolo por abajo, obligándolo, pero sin terminar de fijarlo. Le costó al de Fernando Guzmán meterse en las directrices del novillero. Era incierto, pero Diego no dejó de buscarlo, a pesar de que el animal estuviera más en los tendidos que en la franela. Logró robarle algún que otro pase, pero volviéndose pronto, con una continuidad intermitente y difícil de llevar. Por el derecho le exprimió una tanda que no pudo tener su remate. La estocada no fue suficiente.
García Pulido saludó al segundo de la tarde, un astado de Fernando Guzmán. Se estiró buscando el juego de sus brazos, pero con una embestida reservada. El novillero se fue a los medios para brindar al astado. Comenzó su faena junto a las tablas, probándolo por ambos pitones, con ligereza sin poder dormirse, pues se volvía y se le quedaba encima. Escogió el pitón derecho para empezar a llevarlo, con suavidad, muy despacio, dejándolo respirar. Siguió sobre el mismo pitón, pero sin terminar de bajarle la mano, pero ganándole la partida, a pesar de que le esperara y buscara a la muerte del pase. Le dejó los vuelos en el toreo al natural, enganchándolo, colocándose en el sitio, adelantándose con la franela y calar en los tendidos. Pase largo, a una embestida que se dejó, con muchas teclas para buscar y tocar. No alargó más la faena y culminó en la suerte suprema.
El primero de Ángel Luis Peña y tercero de la tarde, se encargó Sergio Rodríguez de frenarlo, luciéndose y estirándose con el, pero sin dejar de fijarlo y llamarlo. Se lo ciñó en el quite, dejando una importante carte de presentación en la tarde de esta primera final. Se fue a los terrenos del sol para iniciar la faena con el primero de su lote, probándolo de rodillas y levantarse seguidamente para llevarlo hacia los medios y fijarlo en la tela. Sin embargo, el animal demandaba tablas y andaba justo de fuerza, tenía que medirlo. Le exigió en redondo, bajandole la mano, pero terminaba por perder las manos y caer sobre el albero. Siguió sobre el pitón derecho, encajándose y rompiéndose con el astado, llevándolo de riñones. Al natural le dejó los vuelos para tirar del animal, pero en cuanto se veía un poco sometido se rajaba y se iba a las tablas, donde Sergio Rodríguez no dudó en acudir para culminar su faena. Apuró las distancias, exprimiéndolo a base de quietud.
Diego García marcaba el ecuador del festejo con un novillo de Ángel Luis Peña al que recibió con una larga cambiada de rodillas. Siguió estirándose con él, sin dejar nada a la improvisación. El de San Sebastián de los Reyes no quería quedarse fuera, así que lo dio todo en el rudo, empezando el último tercio de rodillas, para después seguir al natural con despaciosidad y temple, tocando y arrastrando. El astado le ofrecía continuidad, pulcritud y uniformidad, dejándole expresar su toreo, sintiéndose cómodo con el animal. Por el pitón derecha sólo tuvo que tirar, así que sacó variedad, luciéndose con el de Ángel Luis Peña. Había un único compás, en un trazo largo en el que se lo llevó a la cadera, rompiéndose con él astado, exprimiendo la obediencia y sometimiento que este prestaba y que Diego García supo lucir.
García Pulido se empeñó en fijar al último de Ángel Luis Peña, pues salía ligeramente suelto. Aún así se pudo estirar. El caos reinó en el tercio de varas. Se arrancó con viveza el novillo en la franela, después García Pulido aprovechó la inercia para darle continuidad al inicio. Se pudo y le dio verticalidad y temple a la faena, pero el astado no culminaba los pases, quedándose a medio gas. El novillero se lo dejó puesto y tiró, dejándole los vuelos en el morrillo, pero se quedaba parado a la mitad, tragándose los primeros. Se puso como siempre, queriendo, pero sin que las opciones que este le brindiaban fueran óptimas para el triunfo. Se metió en sus terrenos y lo apuró, poniéndolo todo.
Salió con ímpetu el último de la tarde, un novillo de Fernando Guzmán, pero una vez frenado, Sergio Rodríguez le recitó un ramillete de verónicas. Lo pasó y tanteó por ambos pitones, alejándolo de las tablas, llevándolo hacia el tercio, buscándolo por abajo. Por el derecho se metía por dentro, así que eligió el toreo al natural, dejándole los vuelos en la cara para llevarlo y no dejar que fuera el novillo el que dominará el trazo. Tocó y llamó, fijándolo, metiéndolo en el pico, pues salía disperso y con intención de abstraerse de la faena. Sergio lo mantuvo metido, en largo, llevándolo hasta el final. Por el pitón derecho no hubo nada para mostrar, seguía metiéndose por dentro, así que retomó la mano izquierda, en un compás abierto que no paró de buscarlo. El animal estaba más atento de lo que pasaba a su alrededor. Mató con acierto.
Novillos de Fernando Guzmán y Ángel Luis Peña para Diego García, ovación y dos orejas; García Pulido, oreja y vuelta al ruedo; Sergio Rodríguez, oreja y oreja.

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