viernes, 3 de mayo de 2024

Una buena corrida sin orejas en Pamplona

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Reseña

GUARISMO DEL OCHO

Diego Urdiales saludó al de Vegahermosa con el capote, pero salía suelto y el diestro tuvo que empeñarse en fijarlo envolviéndolo en la tela. Urdiales fue a su encuentro, pasándolo por ambos pitones, pero el animal daba hasta donde podía, su mano derecha no la podía apoyar. Le costaba apoyar, pero seguía entrando en la tela, así que el riojano dosificó las tandas para no forzarlo y que le aguantara. Había buenas condiciones en el de Vegahermosa, siguiendo el engaño hasta el final. Embestía buscando los vuelos abajo, pidiendo tela. Mató bien, pero la petición no caló.

A “Tabarro” lo frenó Alejandro Talavante, a pies juntos, meciéndolo con su brazos, girando sobre su cintura. Empezó la faena de rodillas y el toro estuvo a punto de prenderlo al venirse recto hacia el torero. Comenzó con todo, una declaración de intenciones, que después supo prolongar en su faena, ligando por abajo. El animal seguía con ímpetu la franela, sosteniéndolo y sin exigirle en exceso. Talavante diseñó entre el tira y afloja de sus embestidas, pues en unas ocasiones soltaba la cara y en otras perdía las manos. Había que pulsarlo, con mucha suavidad. Cerró por bernadinas para después fallar con la espada.

Ginés Marín saludó al tercero de la tarde, de nombre “Tapabocas”, al que saludó por verónicas hasta sacarlo del tercio. El astado se fijó en la tela, pero el diestro tuvo que provocarlo ligeramente para poder empezar con las probaturas, las cuales serían por abajo, genuflexo. Ordenó y templó las embestidas, para después seguir toreándolo con profundidad, con la muleta bien puesta en el morrillo y darle continuidad, pues salía con cierta intención de abandonar las series. Alargó con decisión, llevándolo también al natural, uno a uno, pero sin pausa, con un animal que colocaba la cara al inicio. Culminó por manoletinas y dejó una buena espada con la que el animal tardó en doblar.

“Tonadillero” marcaba el ecuador de la tarde en las manos de Diego Urdiales, que le costó fijarlo en el percal. Lo tanteó por alto, por ayudados, para después ir amortiguando la embestida para sacarlo. Tenía cierta brusquedad, por lo que no terminaba de encontrar pulcritud en las series, que se empezaban a afear en la mitad. Se puso en el sitio, con mucha despaciosidad, enganchándolo delantero para después esperar la embestida y llevarlo hasta el final, sobre todo por el final. Falló con la espada desluciendo la faena.

Talavante saludó al segundo de su lote con intermitencia, entrando con fuerza peros in fijeza. El diestro empezó la faena con firmeza, para después buscar los terrenos y seguir sobre el pitón izquierdo, abriéndolo, pero sin olvidar recoger la embestida para volverlo a meter en la serie. El animal presentaba uniformidad y Talavante aprovechó para terminar de templarlo. Salía lejos de la franela, pero regresaba para repetir y seguir embistiendo, por ambos pitones por igual. No parecía haber final en las embestidas del astado, permitiendo que Talavante se expresara con soltura y gusto. Se midió al mejor astado de la tarde. Se tiró a matar pero la espada no fue efectiva. 

Cerraba la tarde “Infante” al que Ginés Marín le dejó un lucido saludo capotero. Comenzaba el último tercio entre probaturas por ambos pitones, sacándolo sin demora de las tablas. Se definió, pero aún así no lo terminaba de ver claro en los terrenos, así que volvió a cambiarlo. Le costaba atender al cite, muy agarrado, sin prontitud, a pesar de la insistencia y provocación del diestro. Que también lo llevó abierto, restructurando, colocándose después de cada pase. Pero las opciones fueron nulas. 

Plaza de toros de Pamplona. Toros de Jandilla  y Vegahermosa para Diego Urdiales, ovación y silencio; Alejandro Talavante, silencio y vuelta al ruedo; Ginés Marín ovación y ovación.

FOTO: Navarra.com

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