lunes, 6 de mayo de 2024

Sombras en la nocturna

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
Las Ventas vivía su tercera novillada nocturna de la Temporada 2022. Una novillada de Aurelio Hernando a la que los novilleros Montalvo, Olivas y Villita se midieron. El encierro rompió a menos, teniendo que buscarles en las distancias cortas, provocarles los cites y dejársela muy puesta para enganchar y llevar. Les costaba seguir la franela, no hubo entrega ni sabor. Los novilleros quisieron mostrarse, sin dejar que se les fueran, tocando teclas, suavizando las impurezas de los astados para desarrollar sus faenas. Sin embargo, no fue un día para el lucimiento, a base de provocación y dosificando muy bien las tandas, se lograba mostrar pinceladas. Hubo dos presentaciones, la de Olivas y Villita, con firmeza, cumpliendo con su papel en la plaza. Los triunfos no llegaron a cuajarse en la noche, se alargaron en exceso las faenas.
“Galán” se encargaba de abrir la tarde en la plaza de toros de Madrid, en las manos de Javier Montalvo. El novillo ofreció pocas ventajas en el saludo capotero, muy agarrado al piso y sin fijeza en la tela. Lo tanteó por abajo con mucha suavidad, sacándolo hacia los medios, con temple y mucha despaciosidad.  Siguió en aquellos terrenos, sobre el pitón izquierdo, abriendo y recogiendo, sin quitársela del morrillo, limando aquellas salidas por alto. Paró, lo dejó respirar y lo tomó por la derecha, mucho más parado el toro, sin ritmo y con menos entrega, le costaba atender con prontitud. Cambió de pitón y lo llevó al natural, mucho más mermado, dosificando sus embestidas, sin adentrarse en los pases. Tuvo que obligarlo y tirar para poder completar las series. Sacó rabia y le robó los pases, calando en los tendidos sobre el derecho, ajustándose al animal. Empezó a darle más continuidad, sin quitársela de la cara, que no parase, pues en cuanto lo hiciera no retomaría. Falló con la espada y culminó en el descabello.
Jesús Ángel Olivas lanceó al primero de su lote a la verónica, metiendo la cara. Lo tanteó por ambos pitones, pasándolo muy despacio. Lo tomó sobre el pitón derecho con una salida rápida hacia los vuelos, teniendo que perderle pasos. Le cogió la distancia en las tandas sucesivas, aprovechando la continuidad que ofrecía sobre la mano derecha. Lo mostró sobre el pitón izquierdo, con algo menos de compás entre ambos, pero sin dejar que se le escapara. Se empeñó en exprimirlo, así que a pesar de que alargara una faena de escasas opciones, siguió robándole pases. Retomó la mano derecha y cerró por ayudados por alto, buscando todavía el sitio por el que pasarlo, ya junto a las tablas. Mató con acierto.
Villita se presentaba con clase, estirándose con gusto en el saludo capotero del tercero de la tarde, llevándoselo a la cadera. En el tercio de banderillas destacó Curro Javier, que salió para saludar la ovación. Villita brindó desde los medios al respetable, para después ir al encuentro del animal, probándolo por alto, sin exigirlo en el exceso, pero bajándole poco a poco la mano, con las salidas por alto. Fuera del tercio, empezó a torearlo sobre el pitón derecho, teniendo que acortar distancias para que el animal atendiera al cite. La media distancia y los vuelos por delante fueron clave para enganchar su embestida, una embestida de pases limitados. Cambió al natural, cruzándose, sin perder el sitio, dejándosela, pero sin lograr que el animal no la tocara. Volvió al pitón derecho, provocándolo, enganchando la embestida y llevarla hasta el final, pero el animal no tenía nada, Villita estuvo por encima, poniendo lo que el astado no le daba. Acertó con la espada.
Montalvo marcaba el ecuador del festejo junto a “Almendruco”, en el saludo lo mostró sin poder lucirse. Brindó y ya fuera del tercio empezó su faena, con un ligero tanteo en el que lo fue metiendo abajo. A pesar de seguir sobre el pitón derecho, mostraba asperezas, descomponiéndose en cuanto tocaba la tela. Entre tandas le dejó tiempo y sitio, para que el animal se recompusiera, pero entraba a base de arreones, cuando se disponía a entrar. Un novillo muy reservón que le costó seguir las telas. Al natural, le adelantó los vuelos, pero el animal se paseaba como si nada, sin molestarse en acompañar el muletazo. Eso sí, le dejó el brazo hasta el final, tratando de alargar el muletazo, pero sin calar en los tendidos. Todo lo contrario, le protestaron que alargara el último tercio. No culminaba los pases y la entrega del de Aurelio Hernando fue mínima. Se demoró con la suerte suprema.
Jesús Ángel Olivas no tuvo lucimiento en el saludo capotero del quinto, solo pudo trazar la brega hasta sacarlo de tablas, donde el animal le apretó. El toro fue profundamente protestado, pero el cambio no llegó a materializarse, por lo que el astado llegó hasta la faena de muleta de Olivas, que lo recibió en la franela con mucho mimo, perdiéndole pasos. Una vez tomadas las distancias siguió al natural, fijo al firme, pasándoselo a su alrededor, ajustando las tandas. Por el izquierdo, jugó con los vuelos, tratando de darle un giro a su muñeca que los llevara lejos. Le buscó abajo, cruzándose, intentando abrir el compás, pero el animal entraba como podía y en uno de esos arreones encontró el cuerpo. Afortunadamente, no hubo consecuencias, volvió y se puso a llevarlo sobre el pitón derecho, dejando la tanda de mayor transmisión de toda la faena. Insistió sobre ese pitón, muy despacio, de uno en uno, sin ligazón. Por el izquierdo no quería. No había nada que sacar. Metió la mano con aseo.
“Brujo” cerraba la tarde en las manos de Villita, pero el animal se negaba a entrar en el capote, hasta que probó el de plata. Se cambió el tercio, pero no sería hasta justo después cuando el animal entrara en el del novillero. Se alargaron en exceso los tercios de varas y banderillas. Llegaba el último tercio y Villita no perdió el tiempo, fue a por el. Lo tanteó y el animal pasaba con la cara por encima del estaquillador. El animal salía ausente, sin interés en darle continuidad a las embestidas, muy reservado y buscón. Villita volvió a colocarlo e inició una nueva tanda, sin salir del tercio, sin bajarle la mano, pasándolo por alto, por lo que el animal encontró la tela. El de Aurelio Hernando tenía más interés en los tendidos. Sin poder hacer nada más con él astado, Villita cambió la ayuda por la espada. Falló.
Novillos de Aurelio Hernando para Javier Montalvo, silencio tras aviso y silencio tras aviso; Jesús Ángel Olivas, silencio tras aviso y división en los tendidos; Villita, silencio.

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