martes, 30 de abril de 2024

Manuel Caballero abre la puerta grande en Albacete

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 Reseña

GUARISMO DEL OCHO

La plaza de toros de Albacete albergó la corrida de Asprona. La terna la componían Morante de la Puebla, Paco Ureña y el novillero Manuel Caballero, hijo del matador de toros Manuel Caballero, que se midieron a los astados de Daniel Cruz que dieron en general buen juego. Manuel Caballero abrió la puerta grande después de desorejar al segundo de su lote y dejar muy buenas impresiones con su primero, a pesar de fallar con la espada. Morante cortó una oreja a su segundo ejemplar, con el que se lució con arte. Ureña cortó una oreja al primero de su lote y perdió el triunfo con el segundo al fallar con el acero.
A “Malillo” lo recibió Morante estirándose a la verónica. Junto a tablas le probó genuflexo, por ambos pitones, para seguir toreando por el pitón derecho, llevándole a media altura, ligando muletazos de uno en uno. Cambió al natural y el animal pasaba con la cara alta. Comenzó a molestar el viento, a lo que había que añadir que el astado iba de más a menos. Retomó el pitón derecho, pitón por el que insistió en sacar faena, pero el astado ya no colaboraba. Tomó el estoque y dejó media estocada en buen sitio, tuvo que utilizar el verduguillo. Silencio.
Ureña se estiró a la verónica con “Tapadito”, cerrando con una media. Tras el brindis, inició la faena por estatuarios. Al animal le faltaba fuerza, así que lo llevaba a media altura para que no perdiera las manos. Le dio tiempo y volvió a la cara del toro, toreándole con compás y temple, bajándole la mano. De esta manera encontró la respuesta pronta del animal. Ureña lo cuidaba, pero el viento molestaba seguía molestando en la faena. A base de ritmo y compás logró ligar los muletazos sobre el pitón derecho. Al natural, que también lo mostró tiró del astado uno a uno. Culminó por manoletinas para después fallar con la espada.
Manuel Caballero recibió a “Figaro” con un lúcido saludo capotero por pregolinas homenaje a su padre, el matador de toros Manuel Caballero.  Brindó al publico y en el tercio, sobre el pitón derecho, comenzó su faena mostrando temple. Al novillo le faltaba continuidad, así lo compensó el novillero. Le perdió pasos y tiraba de el para ligar los pases y robarle las tandas. Al natural, le dejaba la muleta puesta y tiraba de él, llevándole con gusto, dándole el pecho. Le dio tiempo y volvió al pitón derecho, recetándole pases largos. Dejó la ayuda para seguir con la derecha, al natural, mostrando sus ganas a pesar de su corta experiencia. Tomó el estoque, cerró al natural, se cuadró y falló. Aplausos.
“Lechón” marcaba el ecuador del festejo en el capote de Morante. Junto a tablas lo probó por ambos pitones, con despaciosidad y armonía. Al animal no le sobraban las fuerzas, así que Morante lo dejó descansar. Sobre el pitón derecho, lo toreó en redondo, con su cadencia característica, llenando la plaza de “olé”. El de Sevilla lo llevó lejos, ligando los muletazos al natural, pero sería por el derecho por donde deleitó con molinetes y recursos de su tauromaquia. Morante, uno a uno, bailaba con “Lechón” cerrando con ayudados por alto y desplante en rodillas. La plaza estaba totalmente entregada con el diestro.  Acabó con el animal tras el golpe de cruceta. Cortó Oreja.
A “Miedoso” le bailó Ureña, estirándose a la verónica, llegando a cerrar con una media y una larga. Brindó al respetable y genuflexo, en el tercio, sacándole a los medios, tiró de el con la mano derecha para seguir toreándole sobre ese pitón bajándole la mano  y obligándole hasta el final. Logró pases largos. Sobre el pitón izquierdo, le toreó con temple, pero al animal le faltaba chispa, no repetía, le faltó ligazón para el lucimiento. Era una faena de uno en uno, así que retomó el pitón derecho y el animal colocaba la cara y humillaba, aunque sin transmitir. Tomó el estoque, le cuadró y pinchó. Aplausos.
Manuel Caballero recibió a “Juguetón”, genuflexo para después estirarse a la verónica y cerrar con una media. Al natural y a pies juntos en el tercio comenzó Caballero su faena . Tomó la muleta con la mano derecha y logró una tanda con temple y ritmo. El novillo tenía una embestida descompuesta, así que cambió al natural, por donde respondía mejor y le permitía mayor lucimiento. El animal no tenía interés en la tela, así que tuvo que insistirle y provocarle para tirar del astado y aguantarlo. Manuel estuvo por encima del novillo e intentó no dejarse nada. Dejó algunos pases en redondo para terminar una faena larga. Dejó una estocada efectiva. Cortó dos orejas.
FOTO: LA CERCA DE CLM

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