martes, 30 de abril de 2024

La espada, un clásico

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 Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

La plaza de toros de Las Ventas cerraba la Feria de San Isidro 2022 con una tarde en la que se acartelaban Antonio Ferrera, Sergio Serrano y Román Collado, para medirse a los astado de Victorino Martín. Hubo variedad en los astados, siendo el segundo de la tarde uno de los más destacados, encontrando pulcritud y uniformidad en la faena, en las manos de Sergio Serrano, que de no ser por la espada hubiera tenido triunfo. No hubo tantas opciones con el segundo de su lote, un quinto del que no había nucho para lucir. Ferrera no se llevó uno de los mejores lotes. Sin embargo, quiso insistir con el cuarto de la tarde, provocando con un toque firme y fijador que lo metiera, a pesar de que no completara los pases. Román se aferró a aquel peligro sordo que le brindó el tercero de la tarde. Con el segundo de su lote encontró un tira y afloja de muchas teclas.

“Mitotero” abría la tarde en las manos de Antonio Ferrera, en un saludo capotero deslucido, el aire no cesaba y fue un inconveniente más. Lo bregó hasta sacarlo. El diestro lo tanteó por ambos pitones, bajándole la mano, quedándose algo más corto y echándose encima sobre el pitón izquierdo. Comenzó la faena sobre la mano derecha, en una tanda comedida. Siguió, pero el animal pasaba sin transmisión, Ferrero no rompió tampoco. Lo mostró por el izquierdo, con brusquedad, dejando entender que por ahí no tenía un pase. Así que retomó la mano derecha, una tanda más y a pasaportarlo, aunque sin acierto.

Sergio Serrano se fue a la puerta de chiqueros para recibir a portagayola al segundo de la tarde. Sin embargo, ante la dudosa salida, costó que se centrara en el diestro, por lo que, finalmente, acabó entre pitones. Afortunadamente, no hubo consecuencias y continuó el saludo capotero. El de Victorino Martín no mostró demasiado interés en el caballo. Fernando Casanava encogía el alma en el tercio de banderillas, en el último par, se quedó a merced del animal, que le rompió la taleguilla. En la faena de muleta, Serrano estuvo voluntarioso y variado, probándolo. Lo sacó del tercio y empezó a torear, haciéndose con las embestidas y sacando partido a la continuidad que este le brindaba. Siguió sobre el pitón izquierdo, en una tanda cadenciosa, baja y muy torera con la que se lo envolvió mientras se la iba dejando muerta en la cara. Siguió al natural, como un toro que pedía muleta, así que el de Albacete no se la quitó. La historia interminable de la espada pinchó la faena de Serrano.

Román frenó en su capote a “Milenario”, un toro que le apretó en el saludo. Tras un aseado tercio de banderillas, el diestro valenciano se dispuso con el primero de su lote, con un ligero y breve tanteo. Empezó sobre el pitón derecho, pero el animal no atendía al cite desde donde lo pautaba el diestro. Sería en la inercia, cuando mejor lo metiera en la tela. Aún así, le costaba adentrarse en el primer muletazo. Siguió insistiendo sobre esa misma mano, con algún que otro aviso metiéndose por dentro. Se puso al natural, cruzándose, mostrando una embestida más limitada y brusca cuando encontraba la tela, no podía tocarla. Volvió al derecho, tocando y deslizando, acortando distancias, ante unpeligro sordo que cada vez se quedaba más encima.

Marcaba el ecuador del festejo Antonio Ferrera, que saludó a “Bolsisto”, un toro que medía algo más por el pitón derecho. Se fue a los terrenos del seis, tratando de sacarlo de allí, donde el animal se había quedado tras el tercio de banderillas. Lo sacó hacia los medios y eligió el pitón derecho, ligando en las distancias cortas, llevándolo ceñido. Le dio tiempo, dejándolo respirar entre tandas, para después volverlo a tocar con firmeza, pero sin mantenerlo. Sacó provecho de las complicaciones que el animal presentaba. El de Victorino Martín se frenaba, pero a base de provocarle y cuidar la embestida por alto logró que la faena calara en el respetable. Puso más Ferrera que el animal, pero alargó en exceso una faena meritoria a la que le faltó sabor. Falló con la espada.

Sergio Serrano volvió a recibir a portagayola, en esta ocasión al segundo de su lote. Volvió a tirarse, pero esta vez el toro pasó en largo, así que se recompuso y volvió a la cara del animal para estirarse con el. Se dirigió al medio para brindar, después continuó con un tanteo por alto y por bajo, genuflexo. Le abrió la embestida hacia fuera, dejándole los vuelos arriba, sería a a partir del tercer muletazo cuando empezara a tirar del animal y llevárselo más a la cadera, con el pico abajo. Uno a uno, fijándolo, sin permitirse ni un solo despiste. No había mucho que sacar en el quinto de la tarde, no se puso igual. No hubo acierto en la suerte suprema.

Román trazó un saludo medido con el último de la tarde, un toro de nombre “Mindango”. En la faena de muleta lo tanteó en el tercio, obligándole a que pasara por abajo. Le costó fijarlo. Eligió el pitón izquierdo, buscando más distancia a un toro que no paraba de andar, había que esperar a que parase para trazar y encauzar el siguiente muletazo. Las salidas eran bruscas y por arriba. Tomó la franela sobre la mano derecha, tratando de amortiguar una embestida que le costaba expresar. Se quedaba fijo en la arena, pero se volvía buscando, sabiendo lo que dejaba atrás, obligando al valenciano a rectificar. Fue un tira y afloja de muchas teclas. El animal dobló en el golpe de cruceta.

Toros de Victorino Martín  para Antonio Ferrera, silencio y ovación; Sergio Serrano, ovación y palmas; Román, silencio y palmas.

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