domingo, 28 de abril de 2024

José Fernando Molina abre la Puerta Grande de Madrid

Facebook
Twitter
WhatsApp

Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

La temporada en el coso venteño sigue avanzando, este domingo 19 de junio abría sus puertas para acoger una novillada de triunfadores. Antonio Grande, Fernando Molina y Arturo Gilio se medían a los astados de Los Chospes y Torrealba. El ganado dejó opciones pero con exigencia, no todo quedó en las manos de los novilleros. Tuvieron mucho que ver las teclas para templarlos y llevarlos. Hubo mayor rotundidad con el segundo de la tarde, un novillo al que se midió Molina y le pudo cortar la primera oreja de la tarde, con firmeza en su presentación en Madrid. Sin embargo, no sería la única oreja que cortara, pues le robó un apéndice al segundo de su lote, uno con peligro sordo al que no paró de insistir. El aire resultó un importante inconveniente en la tarde, molestando en cada pase. 

“Habano” abría la tarde en las manos de Antonio Grande, con un saludo de escaso lucimiento, las embestidas no encontraban temple, arremetiendo con violencia, sin lucimiento. Tras brindar al primero de su lote, empezó la faena genuflexo, probándolo por ambos pitones, exigiéndole por abajo, pero también alternando con pases por alto. Grande buscó la uniformidad, bajando las revoluciones al animal para meterlo y templarlo en la tela, bajando, abriendo y tirando con continuidad, ligando los pases. Estaba descompuesto, pero eso a Antonio le daba igual, había atención en lo que hacía, el animal no dejaba de avisar metiéndose por dentro. Las primeras tandas dieron demasiadas esperanzas.  Mató con aseo.

Molina se fue directo a la puerta de chiqueros para recibir al segundo de la tarde. Salió dubitativo, con poca decisión, le costó arrancarse hacia el novillero, cuando lo hizo, lo prendió de fea manera. Afortunadamente, todo pareció quedarse en el susto, pues siguió con su saludo capotero, pero sin encontrar acople. Quiso iniciar el último tercio desde los medios, a pase cambiado, pero le venía recto, así que tuvo que rectificar en el último momento para que no se lo llevara por delante. Siguió en los medios, pudiéndole, con un astado que se dejaba sin florituras. Sólo había que someterlo, enganchándolo abajo, arrastrando la mano, metiéndolo y dejándosela puesta. Al natural, lo llevó uno a uno, costándole más que sobre el pitón derecho. Tampoco favoreció el viento, pero a base de trazo largo, llevándolo toreado de principio a fin, encontraba el compás al que llevarlo. Había exigencia a pesar de la fijeza. Encontró la armonía sobre la mano derecha. Culminó por manoletinas muy ceñidas, calando en el respetable. Fue entrando a matar cuando el pitón lo golpeara, pero sin llegar a herirlo.

“Entretenido” fue el tercero de la tarde y Arturo Gilio lo saludó en su capote con variedad, bajo los terrenos del siete, se lo pasó por estatutarios, con firmeza, para después continuarlo fuera del tercio con los pases de tanteo. Se lo fue envolviendo, midiéndose mutuamente, pero empezó a bajarle la mano y encontró el punto al que llevarlo, pero sin compás. Se le quedaba corto y se descomponía al tocar la tela. Volvía a empezar, con exigencia, pero sin que la faena tomara vuelo.

Antonio Grande marcaba el ecuador del festejo con un saludo capotero bregado en el que no hubo lucimiento. El inicio de la faena se basó en el delicado tanteo por abajo, genuflexo, sosteniéndolo. “Fulano” era un novillo protestón al que Grande trató de ir metiendo a base de abrir y dar salida, sin contradecirlo. Sobre el pitón derecho, dejándosela en el morrillo y mucha voz, se lo envolvió a la cintura encontrando ligazón en la serie. Estaba muy justo, así que la faena daba para lo que daba, tandas cortas y muy medidas, atándolo en corto. Sin embargo, no le gustaba la sensación de sentirse podido, así que siguió jugando con los vuelos en el tira y afloja sin transmisión, en el que se quedaba enganchado en la tela.

Fernando Molina dejó buenas sensaciones en el saludo capotero estirandose con el quinto, llevándolo por verónicas, gustándose. Se dirigió hacia los medios, para citarlo en la larga distancia y aprovechar la inercia para llevarlo ligado en un inicio explosivo. Siguió en aquellos terrenos, ahora sobre el pitón derecho, en las distancias largas, pero ajustando algo más el sitio, cruzándose. El animal tenía un buen inicio, pero los tornillazos finales eran difíciles de llevar, a pesar de que se empeñó en pulirlo. Tragaba de tres en tres, pasado su límite se metía por dentro. Empezó a acortar distancias con el novillo, que se lo pensaba dejando la incertidumbre a merced del novillero. Encontró la pulcritud en una tanda aislada, ya en los últimos compases de la faena. El animal arremetía a la defensiva, los pitones pasaron por áreas muy peligrosas en diversas ocasiones. la estocada fue fulminante.

“Willy” cerraba la tarde en las manos de Arturo Gilio que fue tras el animal para poder trazar el recibo. La faena quiso llevarla sobre el pitón derecho, pero al animal le costaba. Le tocó y cambió al natural, tratando de llevarlo algo más lejos, pero sin poder bajarle la mano en exceso, pues se caía. Lo llevó a media altura, manteniéndolo, sin excederse. Retomó el pitón derecho, encajándose más con él, llevándolo más metido y reunido. Se la mantuvo puesta en la cara, dejando la tela delantera para engancharlo y llevarlo metido desde el inicio. La media altura y el trazo largo no fue suficiente para que la faena rompiera, el animal simplemente pasaba. Metió la mano con habilidad.

Novillos de Los Chospes y Torrealba para Antonio Grande, ovación y silencio; Fernando Molina, oreja y oreja; Arturo Gilio, silencio y silencio. 

Entradas Relacionadas

Scroll al inicio