domingo, 5 de mayo de 2024

María del Carmen Cabas: “El toro no te pide el carné de identidad”

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Especial Día de la Madre

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

María del Carmen Cabas Duarte es la madre de Miriam Cabas, la joven novillera que ha llegado con hambre y determinación. El pasado año se pudo disfrutar de ella en las novilladas de Canal Sur. Esta temporada viene pisando fuerte. Su madre, con motivo del Día de la Madre, ha querido repasar con Guarismo del ocho los comienzos de la joven novillera, así como sus dificultades. Lo ha hecho desde el corazón y la visión de una madre que solo puede ver en la cara de su hija la ilusión y alegría que le produce enfundarse el traje de luces. Sin embargo, no ha sido un camino de rosas, Miriam se ha formado a sí misma, tentando, como los antiguos maletillas, como lo hizo su abuelo, que era sus pies y sus manos.
¿Qué sentiste cuando Miriam te dijo que quería dedicar su vida al toro?
Sentí mucho miedo, aunque lo veía venir. Miriam era torera desde los tres añitos, iba a cualquier lado y estaba toreando. La gente siempre exclamaba con lo graciosa que era, porque toreaba con lo primero que pillara, un mantel, una servilleta, un cojín… De hecho, ella siempre iba con su mascotilla y sus botas a todas partes. Con cinco años, iba al colegio y en el recreo, quería llevarse el capote y la muleta para torear a sus amigos, haciendo que el resto de niños se pusieran a jugar a los toros, algo que ahora mismo sería impensable, es algo muy raro y más una niña.
Entonces, cuando me dijo que quería ser torera, lo llevé muy mal. Yo solo la insistía en que tenía que estudiar. La verdad es que en ese aspecto he sido un poquito mano dura, Mi padre, que murió hace poco, era sus pies y sus mano, él era maletilla y siempre estuvieron muy unidos.
El otro día, haciendo limpieza, salieron los libros de la guardería. Ahí tenían que contar lo que hacía y ella siempre contaba que estaba en el campo, echando de comer a las gallinas y a los toros, pero Miriam no tenía nada de eso. Vivía en un mundo paralelo, ya era torera. 
Me costó más que a ella asimilar su decisión. Pero no es lo único, como he sido tan mano dura con ella, se ha sacado su grado superior y ahora está estudiando veterinaria. Yo solo la decía que si quería toros tenía que traer el aprobado y luego venía con un 10. También es cierto que la intentaba apuntar a todo para que se le quitara lo de este mundillo, pero no había manera. Sin embargo, mientras ella sea feliz, haciendo algo que verdaderamente le gusta, es su vida.
 ¿Cómo la definirías?
Ante todo humilde, es una persona super sencilla, muy simpática, amiga de sus amigos. Es algo que siempre he tratado de transmitirle a Miriam, ser uno mismo.
¿En qué momento se convirtió en algo más profesional? ¿Cuándo dejó de ser como un juego? 
Ella no iba con continuidad, estaba apuntada, pero no iba a los tentadero. Miriam entrenaba a base de ir de tapia a los tentaderos, aprendiendo en el campo Miriam ha tenido las indicaciones por parte de los maestros este último año, en las novilladas de Canal Sur.
Ha aprendido a base de volteretas en el campo. Durante la pandemia, ella se preparó en el garaje entrenando a todas horas, sin decirme nada. El año antes, había estado en un Bolsín en Francia, pero comparándose con el resto, ella no había matado a ningún animal todavía. Así que ella tenía en la cabeza aquello de tener que prepararse. En Francia, a pesar de las circunstancias, quedó finalista y a partir de ahí empezó a intensificar su preparación.
Se enteraba de que había tentadero, venía a casa, me pedía que le preparara un bocadillo y se iba. Le tocaban las vacas ya reventadas, porque cuando llegaban a sus manos, ya era, quizá, la séptima que la cogía. Después volvía a casa diciendo que no me asustara, pero se quitaba el pantalones y solo había moretones. Sin embargo, ella solo quería entrenar y prepararse. 
Así ha seguido hasta que la dijeron que iba a participar en los seriales de Canal Sur me quedé un poco parada. Allí iban niños muy toreados y ella prácticamente nada. Estaba muy convencida, muy segura, y eso que era la primera vez que se vestía de luces y mataba su primer novillo. 
Es la misma decisión y determinación que ha mostrado desde el principio, cuando empezó a ir a los tentaderos se quedaba la último, pero después empezó a salir de las primeras de tapia. Pero también ha tenido cabeza para organizarse y saber decir que no si tenía algún examen para el que estudiar. Nunca ha dejado nada de lado, la admiro muchísimo y no porque sea mi hija, pero es cierto que muchas veces nosotros mismos dudamos de si hacer una cosa que te apetece mucho o si hacer lo que se debería. Por eso, Miriam se cuadraba todas las horas del día para no faltar en nada, se ve esa madurez en ella. 
El año pasado se vestía por primera vez de luces ¿Qué impresión te causó verla con el traje? 
Cuando la vi de luces estaba super orgullosa de que estuviera en esa selección, con todo el trabajo que hay detrás. Cuando la vi con el traje vi su ilusión, se le notaba en la cara, transmitiendo una serenidad absoluta. Estaba yo más nerviosa que ella.  Además, pusimos un autobús, que terminó completo, para que la gente del pueblo, familiares y amigos pudieran ir a verla, pues ella también estaba pendiente de que toda esa gente estuviera bien y no le faltara de nada. 
Estaba sorprendida con la serenidad que mostraba, muy calmada, pero yo la veía y la preguntaba si verdaderamente estaba cómoda, porque era su primera vez. Aquello no era como un chándal o unos vaqueros, pero ella me miraba y me decía que estuviera tranquila, que todo iba a salir bien. Sin embargo, no he conseguido verla en la plaza, pero sé que la luz, la alegría, que transmitía caló hondo en la gente. 

Todavía no la has visto en ninguna plaza, pero… ¿Prefieres entrar a la plaza o quedarte fuera y esperar? 
Sabe que yo estoy cada tarde con ella, pero no puedo, no me veo en la plaza. Me da mucho miedo, porque pienso que la coge o lo que sea y empiezo a gritar la puedo poner más nerviosa y se pone peor. Pero sabe que estoy ahí, de hecho a la primera que llama es a mí cuando sale de la plaza de toros. 
Cada madre es de una manera. Al principio, algunas veces tenía que llevarla, porque no tenía carné de conducir, así que yo me quedaba fuera esperándola o iba más tarde a recogerla, que Miriam siempre es la última en salir. Una de esas veces, esperando coincidí con la madre de Manuel Escribano, fue en un tentadero de Cebada Gago. La mujer estaba paseando con un perro y como hacía tanto calor la dije que si quería que esperara conmigo en el coche. Ella me preguntó que a quién estaba esperando, a lo que respondí que a mi hija, a la que reconoció rápidamente. 
La conversación siguió y yo no me pude resistir a preguntarla si le había costado lleva aquello de que su hijo fuera torero. Ella me dijo que al principio sí, le costaba mucho trabajo, pero que al final terminó por decir: “Que sea lo que Dios quiera”. No me olvidaré nunca de esas palabras, además que es muy buena gente y me dijo que le pidiera a Dios y que sea lo que Dios quiera. Se me ha quedado grabado.
¿Cuáles son esas mayores dificultades a las que se tiene que enfrentar día a día?
Miriam siempre me repite lo mismo y es que el toro no te pide el carné de identidad, el toro no sabe si eres mujer o si eres un hombre. Gracias a Dios, la mujer, en todos los ámbitos de la vida, se va abriendo un huequecito en todas las profesiones, a pesar de que el machismo continúe latente.
Ten en cuenta que son muy pocas mujeres y es para sentirse orgullosa. Hace poco estuvo en Francia en una especie de tentadero en el que solo había mujeres. La llegaron a dar las gracias, a lo que ella pensaba que no era nadie para que le dieran las gracias, pero le gustaba el hecho de que se dieran cosas como esta, porque siempre ha dicho que tenemos que ayudarnos, porque poquito a poquito nos estamos abriendo un hueco.
Es una profesión difícil y mientras que la respeten y ella misma se respete, no habrá problemas, porque más vale una vez colorada que ciento amarilla. Pero es cierto que hoy en día la gente ya no respeta nada. Es un mundo que siempre ha estado el hombre y la mujer vamos haciéndonos un hueco en la profesión. Soy consciente de que como en todo en la vida habrá personas a las que les guste y otras a las que no. Por eso, ella solo tiene que ser ella misma.
Con el corazón en la mano, como madre, ¿qué mensaje mandarías a Miriam para que siguiera en el camino y que no desespere nunca?
Lo primero el mensaje va para ustedes, porque os habéis acordado de avisar a Miriam y hacerme esta entrevista. Os doy la enhorabuena y os lo agradezco. A Miriam solo la puedo decir que siga siendo ella, que siga luchando por sus sueños. Se lo tiene que tomar tal y como se lo está tomando hasta ahora, porque siempre habrá altos y bajos, pero que siga su sueño, sin prisa que todo llega. Ella transmite lo que siente.


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