jueves, 2 de mayo de 2024

Una obra artesanal

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
Las Ventas afrontaba la recta final de la Feria de San Isidro, los últimos siete días del serial. Se acartelaban Fernando Robleño, Morenito de Aranda y Damián Castaño, este último confirmaba alternativa frente a los de Isabel Flores y Samuel Flores. Toros de dudosa morfología, tranco variable e irregular, muy justos y con poco interés en la tela. La nota de color la puso un sobrero de José Cruz, un astado que salió por el tercero, que fue devuelto. Morenito de Aranda alcanzó con el animal el sabor que había faltado en la tarde, por lo que asomaron los pañuelos, que serían los únicos. Sin embargo, el diestro destacó por su faena al segundo de su lote, un animal sin opciones alnque le fue dando forma hasta adentrarlo. En las faenas solo se protestaban las condiciones de los astados. Robleño se tuvo que medir a un ejemplar de Samuel Flores con una distancia considerable de pitón a pitón, faena por la que sería ovacionado. Damián Castaño confirmaba con dignidad, ante las evidentes complicaciones de los de su lote.
El primero de la tarde fue un toro de Isabel Flores, de dudosa morfología, al que saludó en su capote Damián Castaño, que confirmaba la alternativa. Tras la ceremonia de confirmación, el diestro lo probó por abajo, sacándolo del tercio  cambiando los terrenos y siguiendo sobre el pitón derecho, aprovechando la inercia. El animal se echaba encima, quedándose corto y buscando por arriba sobre el pitón izquierdo, sin dejar rematar las tandas y abrocharlas. Su embestida defensiva y el viento eran dos inconvenientes para la pulcritud en la faena. Tocaba y llevaba ante la sosería desinteresada, totalmente ajeno a la faena. La muerte se le resistió al primero de la tarde, yéndose hacia chiqueros para doblar.
Fernando Robleño saludó al segundo de la tarde un toro que trató saltar hasta en dos ocasiones, recorriéndose la plaza. Finalmente, se adentró en el capote del diestro, sin demasiado éxito, pues seguía suelto y sin fijeza en el percal. “Peinanenas” se quedó tocado tras el tercio de varas. La banderillas parecían no quedarse en el animal, así que se prolongó alargando la lidia. Tras la devolución de los trastos, por parte de Damián Castaño, a Fernando Robleño, lo tanteó sacándolo de las tablas. El de Isabel Flores le apretaba y salía de la tela volviéndose con rapidez. Había que mantenerlo a media altura, no se le podía bajar la mano, pues caía sobre el albero. No llegó a sacarlo del tercio, sino que se dejó las tablas como referencia. El toro salía recto, pero si tocaba la muleta se descomponía buscando. No había nada para sacarle, ahora ya hacia los medios, pasaba a base de provocaciones. Falló con la espada.
El tercero de la tarde salió con un tranco un tanto irregular  parecía no querer entregarse en la tela, por lo que el recibo de Morenito de Aranda fue comedido e insistente por abajo. Tampoco se entregó en el caballo. Finalmente fue devuelto. En su lugar salió el primer sobrero, que se metía algo más por dentro por el pitón izquierdo, este sí se entregó en la suerte de varas, pues se le agarró bien. Morenito se dispuso entre el tercio y los medios, citándolo de lejos, intentando que después se quedara con él, pero tuvo que volver a repetir para que ya la inercia lo dejara cosido a la franela. Ahora ya, mucho más asentado, empezó a llevarlo sobre el pitón derecho, pero solo se tragaba los dos primeros, después se volvía buscando. Así que el diestro optó por distanciar los pases, llevándolo uno a uno y a media altura, para evitar que se quedara encima. Lo mostró al natural, bajándole más la mano, pero con más ligazón y sabor sobre este pitón. Le metió bien la espada y el animal, aunque tardó, dobló.
Marcaba el ecuador de la tarde un toros de Samuel Flores con una distancia considerable de pitón a pitón. Robleño trató de abarcarlo, con movilidad, abriéndolo. Lo tanteó, pasándoselo por ambos pitones en el inicio de faena, guiándolo hacia otros terrenos. Le echó la muleta abajo sobre pitón derecho, sin pararse con él, logró hacerlo, pero le faltó algo de temple y despaciosidad. El ritmo lo pautó el animal, Robleño le puso la tela y le alargó el brazo, pero no tenía nada para exprimir. El animal se tragó la muerte.
“Jovencito” salió suelto, sin querer fijarse en el capote de Morenito de Aranda, quien fue trabajando en su embestida, ahormándola. Tras un gran tercio de banderillas, el diestro comenzó la faena de muleta. Lo hizo por abajo, tirando de la embestida, dejando entender que había poco que sacar. Estaba toreando sobre la mano derecha, pero la pulcritud no se alcanzaba, pasaba soltando la cara, con arreones. Trató de mantenerse en el sitio e ir puliendo, bajándole algo más la mano y abrirlo, mostrandole la salida. Fue Morenito el que lo puso todo, agarrando a un toro que fácilmente se desligaba. Lo mantuvo, provocándolo y obligándolo a pasar, alcanzando la continuidad, a base de mucha paciencia. Tocaba y llevaba. Sin embargo, la suerte suprema no fue tan lucida.
Damián Castaño cerraba la tarde con un breve saludo capotero en el que prácticamente no lo adentró en la tela. El animal se mostraba contrario a la entrega en el caballo. Damián lo tanteó, pasando directamente al pitón derecho y buscar el acople. Tocó, fijó y deslizó en tandas breves, en las que le bajó la mano con poder, encauzando la embestida. No alargó más la faena y cambió la ayuda por la espada, con la que fallaría.
Toros de Samuel Flores para Fernando Robleño, silencio y ovación; Morenito de Aranda,  ovación y ovación tras dos avisos; Damián Castaño, silencio y silencio.

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