sábado, 4 de mayo de 2024

Evidencia de la verdad

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

Las Ventas volvía a repetir una tarde con el público entregado, querían ver triunfos, estaba esperando la rotundidad en la tarde de este viernes. Diego Urdiales, Alejandro Talavante y Ángel Téllez se medían a los astados de Victoriano del Río, un éxito asegurado si hablamos del momento que atraviesan espadas y ganadería. Sin embargo, el encierro no salió a la altura de lo que se esperaba, a excepción del tercero, que acometió con viveza y obediencia, permitiendo al más joven de la terna cortar la primera oreja de la tarde. Toreó con mucha verdad y firmeza, llegando a ser prendido sin consecuencias. Nada que envidiar  a la faena que trazó al sexto de la tarde, cadenciosa, con una torería de manual ante un buen astado astado de Toros de Cortés. Urdiales y Talavante quisieron y no pudieron, astados recelosos, sin terminar de entregarse, no terminaban de pasar. Incluso el primero andaba con las fuerzas medidas.

“Casero” de Victoriano del Río abría la tarde en manos del riojano Diego Urdiales, que lo paró tras unos instantes de parones. Lo bregó y guió hasta estirarse momentáneamente con el astado, pero sin ningún lucimiento. Era escaso y se le pidió el cambio, que no sería concedido. El diestro sabía de sus limitaciones, así que abrevió con el tanteo y se puso sobre el pitón derecho, pero el animal pasaba a base de arreones, no le gustaba sentirse podido, quería pero no podía. Pasaba sin uniformidad, pero entraba, a pesar de que soltara la cara al final de cada pase. En el uno a uno del riojano no había más por mostrar. Falló con la espada.

“Vampirito” resultó pausado, parado, agarrado y de poco recorrido en el capote de Alejandro Talavante, que se fue al siete a recibirlo. El público se entregó con el tercio de banderillas y los de plata. Talavante acudió a los terrenos del seis para iniciar la faena de muleta, lo pasó en largo un par de veces hasta acortar las distancias con el y atarlo en corto, ahora ya bajo el siete. Se la echó abajo en un trazo curvilíneo de dejársela puesta y enlazar un pase con otro, bien encajado, a pesar del tornillazo final. Empezó con la izquierda, pero había que estar en el sitio para ligar, dejando un remanente con los vuelos que hacía volver, algo más pausado. Retomó el pitón derecho  ya mucho más mermado.

Ángel Téllez recibió al tercero de la tarde, un toro que se dejó llevar en el percal, un “Enamorado II” que dejó la cara arriba en el caballo, ante una gran labor de Marcial Rodríguez. Era un toro que seguía y buscaba, así lo demostró en el tercio de banderillas. Inició la faena yendo a su encuentro, citándolo en la larga distancia, arrancándose con viveza, llegando hasta el final del muletazo, siguiendo la tela. Téllez lo fue sacando, una vez fuera del tercio, tomó el engaño sobre el pitón derecho, acortando distancias, dándole continuidad, dejándosela puesta en el sitio, calando en los tendidos. Siguió sobre la misma mano, con un animal que humillaba al principio, pero no al final. Se ciñó con rectitud y se metió por dentro volteándolo, sin aparentes consecuencias. Volvió a la cara del animal, con verdad y mucha firmeza. Se metió en sus terrenos, comprometiéndose, pero terminando de convencer en los tendidos. El toro se tragó la muerta tras un espadazo defectuoso.

Diego Urdiales saludó a “Enamorado I”, mostrando mayores irregularidades sobre el pitón izquierdo, pudiendo estirarse más sobre el derecho, aunque fuera en dos ocasiones. Urdiales le bajó la mano en las probaturas, algo que haría prácticamente de pasada para sacarlo. Siguió a base de derechazos, de arriba hacia abajo, bajándole la mano con mucha cautela, muy despacio. Se acopló con el astado, bailando a un mismo son. Al natural quiso ralentizar demasiado las embestidas, con mucha suavidad, llegando a perder la muleta. Retomó el pitón derecho, mostrandosela muy plana, pero cortando las series a la mitad, con un toro que se terminó aburriendo. Dejó una muy buena estocada.

Talavante repetía terrenos en el saludo capotero, dejando alguna que otra verónica con el quinto de la tarde. Tras un extraordinario tercio de banderillas, el extremeño empezó ligando sobre el pitón derecho, un pase tras otro. Hubo intermedios, dejándolo respirar y reponer, pues el animal no estaba en plenas facultades. Lo tanteó y lo tomó sobre la mano izquierda, una izquierda de Talavante que no rompía, que no podía bajar de la media altura, porque el animal no lo soportaba. Siguió, aparentemente voluntarioso, junto a las tablas, a base de derechazos, sin expresión. Culminó su actuación con la poca certeza de la espada.

Ángel Téllez salió al tercio para recibir a “Viajero” un toro de Toros de Cortés que no permitió la expresión con el capote. El animal se arrancaba muy despacio, tal y como mostró en el quite de Téllez. Brindó desde los medios, lugar donde lo tomaría con la franela y lo iría llevando hasta cambiar los terrenos. El diestro daba continuidad a más tandas, encontrando ligazón en las embestidas. Pasaba recto, pero poco a poco lo fue curvando y metiendo en un recorrido uniforme. Le bajó la mano, echándolo hacia atrás, alargando su recorrido, rompiéndose con él. Pasó atrás, dejándosela puesta, sin la misma continuidad, pero con la misma determinación, doblandose con el de Toros de Cortés, levantando a los tendidos. Fue una faena corta, ajustándose a lo que el animal tenía para ofrecer. Hubo una cadencia pasmosa y una torería de manual. La espada quedó algo tendida y perdió efectividad.

Toros de Victoriano del Río para Diego Urdiales, silencio y palmas; Alejandro Talavante, ovación y silencio; Ángel Téllez, oreja.

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