lunes, 6 de mayo de 2024

Viento y mansos

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
Las Ventas estaba resacosa tras la Puerta Grande del día anterior. Daniel Luque, José Garrido y Juanito, que confirmaba alternativa, se midieron a los astados de Valdefresno. Las espadas, el viento, las condiciones del encierro y la soberanía del presidente evitaron los triunfos. Lo cierto es que se vendían caras las opciones, con toros sin entrega y mansos a los que supieron sobreponerse. José Garrido, con un toro metido en tablas, logró extraer una faena digna que remató con un espadazo. Sin embargo, el presidente, a pesar de la petición mayoritaria, se negó a sacar el pañuelo. Hubo otra buena faena, ante un toro manso, de las manos de Daniel Luque, que no se echó atrás.
Juanito abría la tarde con “Manzanillo”, el toro de su confirmación. En el saludo capotero lo fue sacando hacia el tercio, muy despacio, llevándolo a base de verónicas hasta rematarlo por una media. Se llevó a cabo la ceremonia de confirmación, para que, posteriormente, el diestro diera paso al último tercio. Lo inició por abajo, genuflexo, bajándole la mano, para que después le siguiera exigiendo abajo, al tiempo que lo iba sacando al paso. No terminaba de bajar la mano, tampoco tenía demasiada prontitud, así que Juanito le echó el pico por delante para engancharlo delantero. El animal se quedaba, no terminaba de entrar con viveza en el engaño. Acortó distancias, dejandosela puesta, empezó a meterlo, haciendo que franela y pitones se encontraran, acompañando su recorrido. Sin embargo no había mucho más que añadir. En los últimos compases llegó al punto más alto de la faena, doblándose con él. No tuvo acierto con la espad, hundiendo el acero al tercer intento tras escuchar el primer aviso.
Daniel Luque se encargó de frenar a “Manzano”, un toro al que le costó fijar y recoger. Lo logró bajo los tendidos del siete, con una embestida dubitativa. Tras completarse la confirmación de Juanito, devolviendo los trastos al de Gerena, comenzó la faena de muleta. Luque eligió los terrenos bajo el tendido cinco para tantearlo por ambos pitones. Empezó a llevarlo sobre el pitón derecho, pero soltaba la cara al final del muletazo, derrotando en su paso, con la incertidumbre en la tela. Trató de abrir y mostrarle salida, pero se le echaba encima, pasando sin gusto ni armonía, totalmente descompuesto. A pesar de que algo más le ganara al natural. No hubo acierto en la suerte suprema. Lo pasaportó en el golpe de cruceta.
Garrido recibió al tercero de la tarde, un toro suelto y agarrado al piso, al que bregó sin poder estirarse. El tercio de banderillas destacó por las distancias cortas. Dejó la montera en el tercio, ahormó la muleta y se dirigió hacia el astado, al que recibió con un ligero tanteo en el que lidió con el viento. Fue midiendo la distancia, sacándolo al paso, cambiando los terrenos y buscar los terrenos del dos. Lo hizo todo muy despacio, ante un toro que empujaba recto, con malas ideas, pocas intenciones y rajado. Pegado a las tablas, en los terrenos que el animal pautaba le fue robando pases, enganchándolo en la salida y evitar que se le fuera. Empleó los vuelos del toreo al natural, recogiendo la embestida, doblándose de riñones y llevándolo hasta el final. Cerró ciñéndoselo en tablas para culminar con una buena estocada, tras la que el animal salió tras el matador.
“Buscavísperas” se metió hasta en dos ocasiones a chiqueros, se negaba a salir. Daniel Luque no pudo lucirse, lo bregó guiándolo con la amplitud de su brazos, sacándolo hacia los medios pero sin mantenerlo. El de Valdefresno se recorrió toda la plaza e iba de paso por la muleta del sevillano. En los medios, cercano al tercio bajo el siete, logró meterlo. No le bajó la mano en el inicio, sino que intentó que fuera una bajada paulatina y sostenida que le ayudara a que metiera la cara y solo viera franela. Todo por abajo, cruzándose, evitando que le tocara la tela, pues sus salidas eran desmedidas e irregulares. Hubo mucha voz y mucha tela, atándolo en corto y arrastrándolo hacia el interior de la muleta. Quizá se excedió en los tiempos. El animal demoró su muerte.
José Garrido recibió al quinto de la tarde con suavidad y armonía, sacándolo a base de verónicas. El extremeño lo probó genuflexo, para que rápidamente le cambiara los terrenos y empezará a llevarlo sobre la mano derecha, pero sin ninguna entrega. Se fue hasta los medios, tratando de ahormar las embestidas. Él se ponía, pero el toro era el que era, pasaba con brusquedad, sin querer sentirse podido. Terminó toreando en tablas, bajándole la mano.
“Cantanero” no sirvió para el capote y Juanito ni se pudo estirar, le arrebató el percal de las manos. Entró con fuerza en los primeros compases de la faena del diestro, que lo estuvo probando mientras veía las opciones que le brindaba. No se paró con él, algo logró sacarle en el tercio, metido hacia dentro, bajo los terrenos del dos. Lo sacó de nuevo, pero no atendía al cite. Empezó a citarlo arriba para después llevarlo por abajo, sin pulcritud en la faena. Uno a uno en largo, logró sacar algo, pero solo hubo pinceladas por el derecho. Falló con la espada.
Toros de Valdefresno para Daniel Luque, silencio y ovación tras aviso; José Garrido, vuelta al ruedo y ovación; Juanito, silencio.

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