domingo, 28 de abril de 2024

Existe el quinto malo

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
Las Ventas continuaba con la Feria de San Isidro en una tarde en la que Antonio ferrera, Daniel Luque y Gonzalo Caballero se medían a los astados de El Torero. Una tarde para narrar diferencias, sin embargo, la primera mitad del festejo vino marcado por la escasez en las embestidas de los animales, que no permitieron el lucimiento. Se pudieron con ellos, toreando, pero sin sacarles expresión. Los saludos capoteros se basaron en la brega, pudiendo ver a penas cinco verónicas en todo el festejo, en las que es necesario mencionar el saludo de Daniel Luque al quinto de la tarde, el mismo que sería devuelto ante su incapacidad, saliendo un sobrero reservón. La expresión de la terna quedó en un segundo plano frente a las embestidas de los astados. Gonzalo Caballero regresaba con ganas y mucha entrega, pero los de su lote no se lo pusieron fácil, aunque el sexto fue el que brilló algo más. El tercio de banderillas fue algo de lo más destacado, llevándose ovaciones plenas. 
Ferrera sacó a relucir su destacado capote azul, con el que, sin dejarlo correr, lo frenó, pero sin terminar de poder estirarse. El tercio de varas vino marcado por la caída del picador, provocada por “Jaranero” que acabó derribando al caballo. En banderillas destacó el par de Fernando Sánchez, reunido y ceñido. Ferrera lo tanteó por ambos pitones, probando la altura, si le levantaba la mano soltaba un tornillazo a su salida y si se la bajaba, perdía las manos. Resultó un tira y afloja de ponerse, pero no para lucirse. A pesar de que lo sacara, lo fue llevando de nuevo al tercio. Le quiso alargar la embestida, depurando imperfecciones, tapándolas, sin nada más que añadir. Metió la mano con aseo y el animal dobló sin dilatar su muerte.
Daniel Luque bregó al segundo de la tarde, conduciendo la embestida hacia los medios, pero sin poder lucirse ni estirarse con el. Con una entrada al caballo, se cambió de tercio y llegaron las banderillas, con agilidad en los palos. La faena de muleta se iniciaba por abajo, dejándolo pasar, andándole al toro, alternando los pases genuflexos con el avance fuera del tercio. Tomó la muleta sobre el pitón derecho, metiendolo en la tela, a pesar de las condiciones intermitentes que el de El Torero mostraba. Ofrecía continuidad pero sin pulcritud en su embestida, soltando la cara y quedándose corto. Luque no pudo evitar que le tocara la tela, así que se pasó al pitón izquierdo, dejando que fueran los vuelos los que lo abrieran, pasándoselo alrededor. Algo más de ligereza encontró. Le costó la suerte suprema.
“Vigilante” salió de chiqueros entre ovaciones, dada su presentación. Gonzalo Caballero lo recibió en un saludo breve, guiando la embestida, estirándose en una ocasión. Raúl Ruiz dejó un buen primer y tercer par de banderillas que el respetable reconoció. Brindó desde los medios y se fue directo hacia “Vigilante” al que fue probando con rodilla en tierra, en pie, con variedad. El animal le soltaba la cara y no le interesaba la tela, no tardó en buscar las tablas. Gonzalo no pudo evitar rectificar y reestructurar, así que quiso llevarlo en largo, pero dejando de recuerdo los vuelos de la franela para que este volviera. Se puso ante un peligro sordo que el público venteño supo ver y respetar. No había sabor ni compás en sus embestidas, ni siquiera se dejaba pasar, siempre buscando con la cara alta. Al ejecutar la suerte suprema, el acero entraría al segundo intento, pues al primero, como el animal se le arrancó, probó la suerte de recibir.
“Besugo” y Antonio Ferrera marcaban el ecuador del festejo, en un saludo capotero bregado en el que lo fue sacando poco a poco hacia los medios. Se degustó un buen tercio de banderillas de la mano de Fernando Sánchez y Antonio Prieto. Se aproximó a las tablas para recibirlo en la franela, sacándolo rápidamente más allá del tercio en un ligero tanteo. No tardó en decantarse por el pitón derecho, llevándolo en largo, dejando que terminara de pasar. Salía de los muletazos levantando la cara y, en ocasiones, entraba recto en los engaños. Ferrera solo podía citarlo y pasarlo, rectificando una y otra cez los terrenos, redirigiendo. Cortó sin previo aviso y cambió la ayuda por la espada, dando paso a una suerte que ejecutaría con precisión.
Daniel Luque se lucía en el primer ramilletes de verónicas que se ofrecía en toda la tarde. Sin embargo, poco se alcanzaría con el astado, claramente mermado y sin fuerza, le impedía continuar. Finalmente, el presidente otorgó y fue devuelto a corrales. Luque frenó al sobrero, un toro de la ganadería de Montealto. Empezó la faena algo más allá del tercio, pasándolo por ambos pitones, muy despacio, sin precipitarse. Los compases que marcaba el astado no fueron melódicos, más bien todo lo contrario. Se limitó a escarbar, sin terminar de pasar, agarrado al firme.
Caballero salió a saludar al sexto de la tarde, el más pesado, de nombre “Mercenario”. Fue muy despacio en el inicio de faena, mimando unas embestidas bruscas y desagradecidos en la muerte del muletazo. Lo citó en largo y después aprovechó la inercia, pero sin ligazón. Encontró la continuidad sobre el pitón derecho, tapando defectos, pero solo contaba hasta el tercer muletazo, después tocaba recomponer. “Mercenario” continuó en la línea del resto, salidas por alto, poca entrega, pero tragando, dejando que el madrileño hiciera su faena. Se le pudo haber exprimido un poco más, dentro de las limitaciones.
Toros de El Torero para Antonio Ferrera, ovación y silencio; Daniel Luque, silencio y silencio; Gonzalo Caballero, silencio y silencio.

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