jueves, 2 de mayo de 2024

Diego García abre la Puerta Grande de Madrid

Facebook
Twitter
WhatsApp

Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 
La feria de la Comunidad daba el pistoletazo de salida con una novillada de María Cascón para David Garzón, Miguelito y Diego García. Los novillos andaban justos de fuerzas, había que mimarlo y aguantarlos. Su fuerte no era la entrega en la muleta. Diego García dio dos vueltas al ruedo, una en su faena y otra como premio. Lo cierto es que no quiso que el astado se fuera sin torear, así que lo siguió. Cuajó una buena faena con un gran toro de Casa de Los Toreros, que abrió la Puerta Grande. David Garzón tuvo su particular tira y afloja, sobre todo con el segundo de su lote, al que trató de buscar las distancias, sin parar de reestructurar las series en cada pase. No tuvo acierto con los aceros en toda la tarde. Miguelito no tuvo muchas opciones con el primero de su lote. Le cambió la suerte con el quinto, un novillo que no paró de embestir y del que se esperaba una faena en la que se rompiera la tarde. Sin embargo, el uno a uno no tomó vuelo. En rasgos generales, resultó difícil de llevar.
“Velosico I” abría la tarde en las manos de David Garzón, un toro que soltaba la cara por el pitón derecho, así que lo abrió, al tiempo que lo iba sacando del tercio. El animal tenía la fuerza más que medida, llegó a perder las manos durante el tercio de varas, haciéndose daño. El novillo fue devuelto. Garzón se lució en el saludo capotero al sobrero de El Parralejo. Empezó el último tercio junto a las tablas, sacándolo hacia fuera muy despacio. Cambió los terrenos y empezó a llevarlo sobre el pitón derecho, ligando los pases, iniciando las series en la larga distancia y terminar aproximándose. El aire también molestaba, sumándose a las miradas y recorrido milimetrado que el animal prestaba. Trató de darle amplitud. Lo mostró al natural, tirando del animal con los vuelos. El motor no daba para florituras, sintiéndose podido y descomponiendo la embestida. Solo le quedaba el uno a uno sobre el pitón derecho, ofreciendo determinación y profundidad. Mató al tercer intento.
Miguelito recibió a “Velosico II”, trazando un saludo en el que intentó frenar y acompasar una embestida desmedida, con fijeza y repetición. El animal estaba fijo en el burladero, así que Miguelito fue a su encuentro. En el tanteo fue con suavidad, pero el animal solo pudo mostrar lo que ya manifestaba en tercios anteriores. El espada, incómodo con el viento, lo miró, sin exigirle en exceso, dejando que pasara, perderle pasos y después volverle a tocar. Pasaba sin armonía ni pulcritud, simplemente se paseaba con brusquedad por la franela del valenciano. En el tercio desarrolló la faena, uno a uno, sin poder bajarle la mano. Supo lo que tenía que hacer, pero no contó con la ayuda del de María Cascón, al que le iba robando cada embestida, dosificando sus fuerzas. Le costó ejecutar la suerte suprema.
Diego García saludó a “Pitillito I”, que salió suelto, pero al que Diego quiso fijar a base de verónicas. El novillero de San Sebastián de los Reyes brindó al público venteño, para comenzar el último tercio con un ligero tanteo en el que no perdió la oportunidad de ligarlo cuando se quedaba con el. Diego le bajó la mano, muy quieto, toreándolo en las tablas. Lo ató en corto, dejándosela puesta, sin poder evitar que marcará su querencia y desentendimiento de la franela. El espada, con el cambio de serie, volvía a sacarlo hacia el tercio, sin éxito. La faena empezó en el nueve y terminó en el cinco, se recorrió media plaza, pero sin dejar que se le fuera sin torear, logrando conjugar dos y tres pases seguidos. La suerte suprema se completó bajo el tendido dos. 
El cuarto de la tarde salió rematando en tablas. A pesar de que saliera suelto, David Garzón logró recoger la embestida y envolvérselo. Tomó la franela y lo tanteó por ambos pitones, tirando del animal hacia delante. Se decidió sobre el pitón derecho, también en series cortas. El de María Cascón le obligaba a reestructurar las tandas en cada pase, perdiéndole pasos, calculando las distancias. Fue un tira y afloja continuado. Se le quedaba encima y se volvía sabiendo lo que dejaba atrás. No había mucho más que mostrar, le soltaba la cara, así que lo pasó y lo pasaportó.
Miguelito recibió al segundo de su lote, con el que no se pudo lucir, un par de verónicas, sin que el saludo tomara ritmo o forma. El espada se fue algo más allá del tercio para brindar, después se dirigiría a las tablas y daría pie al tanteo inicial. Siguió sobre el pitón derecho, con un astado que tragaba y admitía, con un tranco mucho más uniforme y acompasado. Miguelito tomó de referencia la media distancia, para ligar con el uno a uno, terminaba un pase, se paraba, lo tocaba y lo volvía meter en la franela. Se tuvo que cruzar, provocándolo a pitón contrario, mostrándose para después entrara en los engaños. El animal tuvo como referencia las tablas, sin que lo que sacara del tercio. Le faltó algo más de ritmo a la faena, pues el novillo acometía con obediencia, encontrando la ligazón con los vuelos.  Terminó por acortar distancias, pero sin que la faena tomara vuelo. No encontró el acierto con la espada.
Diego García salió a por todas y recibió al último de la tarde con una larga cambiada. El animal perdía las manos y se aquejaba de ellas. Finalmente, el animal fue devuelto a corrales. En su lugar salió un novillo de Casa de los Toreros, con el que Diego García tuvo que ir tras el, salió suelto y que terminó por fijar en los medios en una buena labor de brega. Se le recetó una muy buena lidia al sobrero, cuidando así las condiciones del animal. Diego García salió para recibirlo en la franela, citándolo en la larga distancia para después aprovechar la inercia y ligarlo. Siguió sobre el pitón derecho, con un animal que entraba recto y que terminó por curvar su embestida para envolvérselo a su cintura. El espada le hizo las cosas muy despacio, tocándolo con determinación, toreando al natural con los vuelos muertos en el morrillo. Retomó la mano derecha, bajándole la mano, calando en los tendidos, que estaban totalmente entregados al novillero. No alargó la faena, paró en un momento clave, cambió la ayuda por la espada, pero no ejecutó la suerte suprema sin antes darle algún que otro pase genuflexo. Mató con determinación y al animal dobló sin demora.
Madrid. Novillos de María Cascón para David Garzón, silencio y silencio; Miguelito, palmas y silencio; Diego García, vuelta al ruedo y dos orejas.

Entradas Relacionadas

Scroll al inicio