jueves, 2 de mayo de 2024

Triunfos con sabor madrileño

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
San Martín de Valdeiglesias acogía una nueva corrida de toros de la Copa Chenel. En esta ocasión, Jairo Miguel, Ángel Sánchez y Francisco de Manuel se midieron a los astado de Monte la Ermita y Rehuelga. Los primeros astados de la tarde, pertenecientes al primer hierro mencionado dejaron muy buenas sensaciones, otorgando opciones para la lidia y el triunfo, pudiéndoseles vaciar sin perder su entrega. Los de Rehuelga fueron algo más complicados de llevar, hubo que buscarles las teclas. La terna se entregó. Jairo Miguel enfrió algo su primera faena tras cuajar un buen último tercio, pero la espada quedó ligeramente contraria y, aunque el animal estaba muerto, tardó en doblar. El segundo de su lote le ofreció un sinfín de embestidas que deslució con los aceros. Ángel Sánchez quiso imponerse sobre el primero de su lote, quedándose muy quitó y envolviéndoselo a la cintura. Bien merecía la primera oreja de la tarde. No tuvo opciones con el segundo de su lote, en el que no paró de buscar las teclas. Francisco de Manuel tuvo las opciones muy limitadas con los de su lote. Al primero, lo exprimió en la querencia, mientras que al segundo, a base de insistencia, se impuso, pudiéndolo, cortando la que sería la segunda y última oreja de la tarde.
Empezaba la tarde de la mano de Jairo Miguel que se encargó de recibir al primero de la tarde con “Colegial” de Monte la Ermita. Trazó un saludo capotero en el que recogió la embestida del animal, primero frenándola y después estirarse con él, ya fuera del tercio, por verónicas. Brindó más allá del tercio, donde lo esperó para iniciar la faena, dentro, dándole la cara, muy despacio, pasándoselo a pies juntos por ambos pitones, mientras lo sacaba hacia afuera. Lo tomó por el pitón derecho, dejando una buena serie, corta,  tocándolo para llevarlo y meterlo en los pases. Poco a poco se fue doblando con el animal, bajándole la mano. No tardó en mostrarlo sobre el pitón izquierdo, dejándole los vuelos en la cara, dándole continuidad. No le tocó la tela y, aunque lo llevó uno a uno, no le faltó transmisión. Lo tomó delantero, haciéndolo humillar, tirando de el hacia delante, llevándolo hasta el final, hasta donde le permitía su brazo izquierdo. Retomó el pitón derecho, cruzándose, donde empezó a descomponer su embestida, soltando en varios tiempos.  Culminó con lucimiento, pero sin demasiada pulcritud en su faena, pues la embestida del animal no era la misma, pero sí acometía con la fijeza en la tela que había tenido. Metió la mano al segundo intento con una espada contraria, demorando la muerte del animal.
Ángel Sánchez saludó al segundo de la tarde, un toro de nombre “Sonrisita”, también de Monte la Ermita. Fue un saludo breve, con el que se dio paso al tercio de varas, que se completó con una única entrada al caballo. Empezó la faena de muleta en las tablas, genuflexo, obligándolo a bajar la cara. Rápidamente lo sacó hacia los medios, recibiéndolo con la mano derecha. Aprovechó la embestida rectilínea, sosteniéndola, enganchando un muletazo tras otro. Ángel Sánchez tiro de cintura, quedándose fijo en la arena, y dejando que el animal le pasara por delante, templándolo. Lo enganchó delantero, para después dejársela puesta y seguirle el ritmo. Aunque perdiéndole pasos. Su faena estaba calando en los tendidos, aprovechando las buenas embestidas que le brindaba el de Monte la Ermita, que no dejó a nadie indiferente. Poseía un tranco uniforme, obediente y fijo en la tela, en lo que Sánchez demandaba que abandonó la línea para envolvérselo a la cintura. Pegó un espadazo en lo alto.
Francisco de Manuel recibió a “Solalito”, al que primero bregó, recogiendo y ahormando la embestida para después estirarse con el en los medios. Brindó desde los medios, mientras el animal esperaba en la querencia. Fue a su encuentro, tratando de tirar del animal, cambiando los terrenos, pero rápidamente acudía a las tablas. Se dispuso algo más allá del tercio, llamándolo con la voz, tocándolo con poder, pero sin la otra mitad, la entrega del astado. Acometía con continuidad a base de arreones, sin una embestida bien definida. Pudo ligar alguna tanda sobre el pitón derecho, había que obligarle y seguirlo para que no se perdiera el hilo de la serie. Se quedó muy quieto y acortó las distancias, metiéndose en sus terrenos, tratando de aprovechar lo poco que le prestaba, embestidas cortas, frenándose… Aún así las ganas de Francisco de Manuel se comieron al de Monte la Ermita. Él lo tuvo que terminar de pasar, terminando la faena pegado a las tablas, rozando la taleguilla con los pitones.
Marcaba el ecuador del festejo Jairo Miguel, con un toro de Rehuelga, con el que trazó un saludo breve, pero bien ejecutado. Lo tanteó genuflexo, sometiéndolo por abajo, muy despacio, hasta sacarlo a los medios. Tomó la media distancia para citarlo, meterlo en la tela y enroscarse con él, tocándolo y fijándolo, para que este no perdiera la continuidad. Le dejó sitio, sin agobiarlo, esperando el encuentro entre la embestida y la franela. Ralentizó el último tercio. Logró unir los pases, aunque no se podía tirar del animal en exceso. Necesitaba un trazo algo más rectilíneo. Al natural lo mostró, dejándole los vuelos, cuajando una buena tanda. Mostró su poder, lo tenía sometido y, aunque con menos motor, se lo pasó por la espalda. Tenía al público y al astado totalmente entregados, así que genuflexo, se lo pasó en redondo, ligando con continuidad. Las embestidas seguías, así que no lo desaprovechó, toreando a pies juntos. 
Ángel Sánchez saludó al quinto de la tarde con un ramillete de verónicas que el público recibió entre “olés”. El de Rehuelga entró con fuerza, empujando en el caballo durante el tercio de varas, recibiendo dos puyazos. El animal estaba fijo en el burladero y Ángel Sánchez fue a buscarlo para cambiarle los terrenos. No hubo, prácticamente, un tanteo de recibo, sino que empezó a torear sobre el pitón derecho, echándole la tela al morrillo, sin dejarle opciones. El animal soltaba la cara y buscaba. Las salidas le costaban, no había pulcritud ni uniformidad. Ángel lo dejó respirar entre tandas, dándole siitio para después retomar en la cara del animal, con series cortas, tragando de tres en tres. El pitón izquierdo llevaba consigo un peligro sordo, con el que el diestro decidió arriesgar. Sin demasiadas opciones que exprimir, cambió la ayuda por la espada, metiendo la mano con aseo. 
El saludo capotero de Francisco de Manuel se basó en la brega, pudiendo estirarse. Empezó la faena en los medios, aprovechando la inercia del de Rehuelga. Tuvo que parar, darle sitio y reestructurar la serie. Le dio sitio y retomó, pero el animal se quedaba corto, no paraba quieto ante las exigencias del diestro. Lo buscó tirando del astado, dejándole los engaños bien puestos, para que lo único que viera fuera la franela. No logró terminar de frenar su embestidas, pero si pudo, tomándole bien las distancias, lucirse con él, en alguno de los destellos que de vez en cuando ofrecía. Todo fue gracias a la labor que siguió Francisco de Manuel, que no le dejó de dar sitio y buscarle, mostrándole la salida, desde los medios. Estando por encima, pudiéndole. 
Toros de Monte La Ermita y Rehuelga para Jairo Miguel, vuelta al ruedo tras aviso y ovación tras dos avisos; Ángel Sánchez, oreja y silencio. Francisco de Manuel, ovación y oreja.

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