jueves, 2 de mayo de 2024

Pitos y silencio

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 Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ

Las Ventas volvía a recibir a la afición, con un desafío ganadero entre Saltillo y Los Maños, que tuvo como protagonistas a Sánchez Vara, Luis Bolívar y Thomas Dufau. Los astados tuvieron un juego escaso, las pincelabas que ofrecían en sus embestidas había que aprovecharlas. Los de Los Maños dejaron mayores opciones,  a los de Saltillo les faltó chispa. Sánchez Vara se entregó, demostrando una firmeza absoluta, resolviendo las condiciones que le plantearon. La faena con el cuarto le permitió algo mas de expresividad sobre el pitón derecho, pero los aceros no lo ayudaron. Bolívar generó el desacuerdo con el primero de su lote, escuchando los pitos. Dejó un buen inicio de serie sobre el pitón derecho, rompiéndose por abajo con él, pero no tomó vuelo. Algo parecido pasó con el segundo de su lote, con una faena en la que no hubo sabor ni transmisión. Thomas Dufau hizo su declaración de intenciones desde el primer momento, con una faena al tercero de la tarde en la que aprovechó todas y cada una de las embestidas del de Los Maños. No tuvo tanta suerte con el último de la tarde, un toro que no se prestó y al que se pasaportó con apenas una tanda. En definitiva, se pudo haber visto más, con un buen tercer toro de Los Maños, con el que hubo buenos detalles, mientras que al sobrero de Saltillo le faltó una oportunidad.

“Tiburoneto II” abría la tarde de la mano de Sánchez Vara, que lo bregó hacia fuera, sin lucimiento, pero con una buena labor en la que fue recogiendo la embestida. Sería el propio matador el encargado de completar el tercio de varas, con tres pares en los que se pudo adornar y arriesgar, asomándose para ponerlas en la cara del animal, con el último al violín. Brindó al público venteño e inició la faena con un ligero tanteo por abajo con el que no tardó en sacarlo más alla del tercio. Se decidió por el pitón izquierdo, con dominio, abriéndolo pero sin evitar que se terminara de depurar la embestida. Soltaba la cara, saliendo por alto. Siguió por el derecho, perdiéndole pasos, buscándolo a pitón contrario, con un peligro que cada vez sonaba más. Le abrió definiendo con determinación los inicios de los muletazos, pero el animal se metía por dentro. Se tiró a notar con verdad, tirándose con todo.

Luis Bolívar recibió al segundo de la tarde, un toro de nombre “Sandiero I” de Saltillo. Le costó romper en el percal, se frenaba, muy agarrado al piso. En el tercio de varas, derribó al caballo, dejando algún que otro momento de apuros para Rubén Sánchez, logrando un buen segundo puyazo. El de Saltillo recibió un tercer puyazo. Lo probó y lo siguió sobre el pitón derecho, puliendo las salidas del astado, que se quedaba corto y con la cara alta. Siguió sobre esa mano, bajándole la mano, alargando la embestida con determinación, pero sin lograr más de dos pases seguidos. Hubo que parar y reestructurar. Bolívar, que se descalzó en el último tercio, quiso mostrarlo al natural, con un animal que no paraba, y aunque le tocaba y fijaba era un peligro sordo al que Bolívar decidió pasaportar.

Thomas Dufau saludó al tercero de la tarde, con lucimiento, en un recibo en el que se estiró a base de verónicas. El astado esperaba, era muy reservón. Brindó y se fue directo a los medios para empezar su faena de muleta, lo esperó citandole en las distancias largas para después aprovechar la inercia y envolvérselo a la cintura. Le desplegó la muleta, le bajó la mano y lo llevó hasta el final de los muletazos. Entre tandas lo dejó respirar, le dio tiempo y retomó sobre el pitón derecho. Tuvo un punto de inflexión ascendente al dejársela puesta y tocar, dándole continuidad con cadencia y despaciosidad. Le dejó el pico de la muleta, llevándolo muy metido, ligando. Al natural citó, guió y esperó para que se le pudiera volver a encauzar en el pase.

Marcaba el ecuador del festejo Sánchez Vara que ejecutó dos largas cambiadas de rodillas junto a las tablas. Siguió con su entrega absoluta, con un inicio por abajo, probándolo con la rodilla en el duelo. El animal pegó un cambio radical, tenía fijeza y humillaba, colocaba la embestida en la mano baja, firme y determinante de Sánchez Vara, que se arqueó con él, ligándolo. Se la dejó puesta, tirando del animal siempre hacia delante. El diestro tiraba del animal con un cite delantero, fijándolo en la franela. Al natural, le dejó los vuelos en el morrillo, siendo estos los encargados de abrirlo y ampliar su recorrido. Cambió la ayuda por la espada, que le falló al primer intento, lo hundiría al segundo.

Algo más comedido resultó el saludo capotero de Luis Bolívar al quinto de la tarde, un toro de Los Maños. El animal le andaba al matador, costaba mantenerlo fijo. Inició la faena con un ligero tanteo en el que lo probó por ambos pitones. La embestida no llegó a calar en el público venteño, tampoco otorgaba muchas opciones para la expresión de Bolívar. Si le subía la mano el animal arremetía por alto, sin entrega. Sin embargo, cuando le bajaba la muleta, este perdía las manos. Hubo muchas teclas en la insípida embestida de “Bonito”  se frenaba y al sentirse podido arremetía soltando la cara. No había mucho más que añadir, así que cambió la ayuda por la espada, pero le costó cuadrarlo, matándolo con aseo.

Thomas Dufau recibió al último de la tarde, un toro de Saltillo, en una meritoria labor de brega ante un astado sin fuerza, al que frenó, recogió y enceló en la seda. Finalmente, tras las sucesivas caídas del astado, fue devuelto a corrales. En su lugar salió el sobrero, con el que sí se pudo lucir en el saludo capotero. El tercio de varas no ayudó en las condiciones del animal. Dufau trataba de buscarlo las vueltas en el inicio del último tercio, pero el astado no colaboraba, simplemente pasaba. El diestro lo citaba, pero se resistía a obedecer al toque. No quiso alargar y lo pasaportó. Le metió la mano con aseo.

Las Ventas. Toros de Los Maños y Saltillo para Sánchez Vara, ovación y silencio; Luis Bolívar, pitos y silencio; Thomas Dufau  ovación y pitos.

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