martes, 7 de mayo de 2024

Miriam García “La Santiaguita”: “El toro que sale por chiqueros no te pregunta si llevas calzoncillos o bragas”

Facebook
Twitter
WhatsApp

ESPECIAL DÍA DE LA MUJER 

M.M.H.

Miriam García “La Santiaguita” es una mujer todoterreno, a la que no se le pone nada por delante y que al final del día le sobran ganas para poder dedicarse a lo que le apasiona. No ha tenido un camino sencillo, tuvo que buscarle las teclas a su adversario particular, cambiando la tela por el cuerpo limpio, como recortadora. Es esposa, ama de casa y madre, siendo capaz de compaginar todo eso con su propio negocio, los entrenamientos, ensayos y conciertos. En su día a día no existe la palabra descanso, es el precio de luchar por tus metas.

¿Qué te llevó al mundo del toro?

Fue todo muy espontáneo. Yo no conocía este mundo para nada, hasta que un día mi padre, Santiago, que era alguacilillo de presidencia en la plaza de toros de Almagro (Ciudad Real), me llevó por primera vez a una corrida de toros con cuatro años. No entendí nada, y como niña que era me aburrí enormemente. Pero recuerdo que cuando llegué a casa, cogí un trapo frente al espejo para emular las suertes que allí había visto.
El tiempo pasó y me volví una gran aficionada viendo con mi abuelo materno, Antonio, las corridas y novilladas televisadas, aprendiendo de todos sus conocimientos. Fue con 13 años cuando vi un cartel anunciando la apertura de un “taller de tauromaquia” en la plaza de toros. Me llamó la atención, y me apunté. Y desde ahí… la ponzoña de la tauromaquia me fue envenenando más y más. Pasé de ese taller a escuelas más especializadas, debutando de luces y como novillera sin picadores.
El camino hizo que me buscara la vida por mi cuenta, ya que las oportunidades siempre se las daban a los mismos. Descolgué infinidad de veces el teléfono, pidiendo una oportunidad tanto en plazas, certámenes, tentaderos… a veces hubo suerte. Llegué a tentar de tapia en casa de Victorino Martin, Los chospes, Adolfo Martin, en la finca de Julio Aparicio… Sin embargo, los años pasaban y las oportunidades se disipaban, así que me fui a trabajar a Madrid, y en las capeas conocí el mundo del recorte.

¿Qué prefieres? ¿Torear o recortar?

Difícil pregunta… en mi interior siempre está esa chica con su capote y su muleta, soñando con poder robar unos pases en la oportunidad que pudiera aprovechar. Es mi ser. De hecho, como a día de hoy me salen muchas más fechas de recortadora que de novillera. Los que me han visto saben que después de realizar la exhibición de recortes, siempre que puedo y me lo permiten, saco mi muleta y le doy un par de tandas al animal.
Digamos que es mi sello. De donde vengo. Lo que soy. Son sensaciones diferentes, toreando me siento más acompasada con el toro, puedo expresarme, cruzarme con él y enroscarlo, en tandas largas o cortas… Digamos que sería mi preferencia a la hora de escogerlo, pero en el recorte es adrenalina en microsegundos, mirarlo de frente y confiar en que su embestida obedezca el movimiento de mi cuerpo sin ninguna protección. Escuchar su respiración al pasar por mi lado es indescriptible.

¿Tu vida profesional está ligada a alguna actividad más, además del toro?

¡¡Muchísimas!! Desgraciadamente, en mi caso, no puedo vivir todo el año con lo que el toro me da en temporada. Soy empresaria, tengo una clínica de estética y también soy vocalista en el Tributo a Mecano “Mundo Futuro”, combinando los conciertos en temporada con los festejos taurinos, no es fácil…

¿Cómo logras compaginar tu mundo profesional con tu vida particular?

No es fácil…. pero todo es cuestión de organizarse. Abarcar al negocio, entrenamientos, ensayos, conciertos, festejos, estudios y ser buena esposa, ama de casa y mamá… a veces me superan. Pero luego suena el teléfono para realizar conciertos o festejos y tiramos del carro siempre. Y todo gracias a la ayuda y apoyo de mi marido. Sin ese apoyo yo hubiera abandonado hace mucho.

¿Qué has tenido que sacrificar en tu vida para dedicarte a ella?

No me gusta sacrificar nada, intento organizarme de tal manera que pueda hacer todo. Es complicado y, por supuesto, hay que priorizar. Si es cierto que en plena temporada me fastidia mucho decir “no puedo ir, ya tengo la fecha hecha…” me gustaría cumplir con todos, muchas veces he doblado el día en tres festejos, cosa que admiro de la élite, no sé como lo hacen, pero se me hace imposible estar en varios sitios a la vez. Si alguna vez pudiera elegir un superpoder quiero teletransportarme

¿Cómo es tu día a día?

Un no parar. Madrugar, preparar a mi niña, llevarla al cole, entrenar en el gimnasio, trabajar, hacer comida, estar pendiente de extraescolares, organizar agenda, estudiar por las noches, planificar los fines de semana, entrenamientos de la escuela taurina… En resumidas cuentas, la palabra descanso no aparece en mi vida. Y aguantaré hasta que el cuerpo diga basta.

¿Qué sientes cuando estás en una plaza toreando o recortando?

Para qué mentirte, siempre siento miedo, soy una persona muy nerviosa y muy insegura en los momentos previos a que salga el toro. Necesito tener alguien hablándome, guiando mis pensamientos hacia algo positivo, recordándome que sé hacerlo, que me he preparado para ello y estoy lista. Que luego sale el toro y mi cabeza hace “clic” y todo cambia, esas sensaciones se convierten en regocijo, alegría, emoción… En mi cara se refleja que mi mundo está en el albero.

¿Consideras que es más difícil para ti, como mujer, llegar hasta donde has llegado?

El camino no es fácil para nadie. Es cierto que si tienes buen padrino y medios económicos el camino se allana, pero para todo hay que valer y tener ese pellizco que te hace diferente. Eso es igual tanto en hombres como en mujeres, pero si es cierto que en 20 años he oído cosas como que una mujer no mata mis toros o que las mujeres dan muchos problemas, que una chica luego no hace nada… ese tipo de cosas que se graban en un rincón del pensamiento.
En ese momento te hundes, no lo entiendes, pero hay que seguir y demostrar que eso no es así. El toro que sale por chiqueros no te pregunta si llevas calzoncillos o bragas. Por supuesto que es complicado, pero gracias a Dios las mujeres, a base de mucho esfuerzo, nos estamos haciendo un huequecito en este mundo creado por y para hombres.

¿Estás en igualdad de condiciones?

No, para nada. Yo admiro muchísimo a mis compañeros, esos que tarde tras tarde se ponen delante de auténticos bisontes en puntas. Toros que quitan el sueño, que tienen percances y a la semana están otra vez ahí. No considero para nada estar a ese nivel en este momento, que lo consiga solo el tiempo y el esfuerzo lo dirán.

¿Qué mensaje lanzarías a la mujer y a la afición?

No existen limitaciones, si puedes soñarlo puedes hacerlo, y nunca dejes de soñar.

Entradas Relacionadas

Scroll al inicio