domingo, 5 de mayo de 2024

Miguel Ángel Perera cierra la Feria de Valdemorillo por la Puerta Grande

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En Directo

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 

Valdemorillo cierra su Feria Taurina con un buen sabor de boca. La última tarde también tuvo expectación, Antonio Ferrera, Miguel Ángel Perera y Alejandro Marcos dieron forma al festejo, midiéndose a los ejemplares de Montalvo. Hubo variedad, los astados embestían y se dejaban guiar, con matices. No se llegó a calar en los tendidos con la misma profundidad del día anterior. Antonio Ferrera trazó alguna que otra tanda a base de toque firme y mucha voz, costó encontrar el punto y afinidad con el sobrero. Estuvo más inspirado con el cuarto al que quiso exprimir al máximo. El presidente volvía a negar los trofeos, impidiendo que Ferrera cortará una oreja en el cuarto. Miguel Ángel Perera puso empeño para robarle algún que otro pase, pero sin llegar al público. Todo lo contrario ocurrió con el segundo de su lote, con el que enloqueció a los tendidos, a base de distancias cortas y un vaivén de muletazos que no encontraron final. Una faena que bien valió la Puerta Grande. Alejandro Marcos salió con garra, teniendo muy claro que hoy era una oportunidad de oro, no la desaprovechó, cuajó dos importantes faenas en las que no dejó a nadie indiferente, acariciando las embestidas, aprovechando las condiciones que le prestaron los de su lote.

“Caracol” abría la última de Valdemorillo, en las manos de Antonio Ferrera. Lo saludo genuflexo, frenándolo en su salida. Sin embargo, en uno de los remates del animal en tablas se partió la vaina del pitón y fue devuelto por el presidente. Ferrera no corrió turno, un astado que remataba y buscaba tras las tablas. Reogió la embestida, para después guiarlo hasta el tercio. Empujó en el caballo, empleándose. Inició el último tercio pegado a tablas, genuflexo, tanteándolo por abajo, tratando de alargar una embestida cuyo recorrido se quedaba corto y seguía buscando. era un toro andarín, que requería viveza. Empezó a templarlo sobre el pitón derecho, pero sin uniformidad. Cambió los terrenos, porfiando en cada  movimiento, salía de cada muletazo volviendo la cara con un pequeño tornillazo. En el toreo al natural, le bajó la mano, alargando, abriéndolo, separándolo del cuerpo. No hubo música, no era toro para ello. El extremeño retomó el pitón izquierdo, uno a uno, dándole salida hacia fuera, cortando para reestructurar y volver a meterlo en la tela. Logró robarle una tanda, a base de voz y toque. Alargó en exceso. Se perfiló y dejó una estocada con la que el animal doblaría. 

Miguel Ángel Perera lo recibió en el percal, tratando de encelarlo y fijarlo en la tela, logró envolver su embestida. El animal soltaba la cara, mientras atendía a la seda con sosería. Brindó el animal , para dejar la montera en el tercio y empezar la faena buscando su encuentro. Inicio genuflexo, obligándole por abajo, probándolo por ambos pitones, con algo más de viveza. Tomó la muleta con la mano derecha y, dándole el pecho, inició una tana corta, pero de sabor. El animal tomaba la franela por abajo, pero en la mitad del pase, levantaba la cara por encima del estaquillador. A base de sitio  y tiempo, configuraba los tiempos entre tandas y naturales. Tomó como referencia el pico de la muleta, para después abrirlo a compás del muletazo y dejarle los vuelos en el morrillo para tirar del astado y devolverlo a la tela para no perder continuidad. El toro empezaba a acortar su recorrido y Perera tuvo que terminar los pases. El diestro no paró de rectificar y buscar el sitio, para después encontrarse en sus terrenos, buscándolo a pitón contrario. Hubo buenos pases sobre el pitón derecho, reconocidos por el respetable. El animal pasaba pero no hubo el punto de transmisión necesario para que terminara de calar. Apostó por acortar las distancias en los medios, para culminar los últimos compases de la faena. Metió la mano con aseo en la suerte suprema, sin ser suficiente y teniendo que descabellar.

Alejandro Marcos saludó a “Aseado”, con habilidad en una buena labor de brega. El animal perdió las manos hasta en dos ocasiones, por lo que no se le pudo exigir en exceso. El diestro lo citó en la larga distancia, para seguir genuflexo, mientras lo sacaba al paso hasta el tercio y rematar un muy buen inicio de faena. El animal atendía con garbo y movilidad, así que aprovechó la inercia del primer muletazo para envolverlo en la tela. Ralentizó el compás, paró y empezó a llevarlo uno a uno, llevándolo con verticalidad. Lo hizo todo a favor del de Montalvo, dándole tiempo y sitio para que recobrara las fuerzas y se volviera a emplear. El animal entraba recto al cite, así que Alejandro Marcos curvó sus salidas con un sutil giro de muñeca y la ayuda de los vuelos del toreo al natural. No alargó la faena, pues el toro empezó a acortar su recorrido y a quedarse encima del diestro. Cambió la ayuda por la espada y dejó una estocada fulminante, en cuya ejecución el animal le soltó la cara.

Ferrera recibió al segundo de su lote frenando su embestida, fijándolo en la tela, pero salió algo suelto. El último tercio empezaba por abajo, entre tanteos y probaturas, al tiempo que le iba ganando terreno. El animal mostró movilidad viveza, con material para la faena. Sin embargo, Ferrera iba a tener que pulir sus embestida, pues le faltaba algo de uniformidad y suavidad. SIn embargo, el diestro lo sometió por abajo sobre el pitón derecho. Tomó la izquierda y muy despacio empezó a enganchar su embestida desde inicio a final, sin permitir que se desligará. El de Montalvo no perdió el ritmo, que frente a un Ferrera inspirado, lo insisitó a base de verticalidad, cadencia y profundidad. El diestro no quiso que el animal mandara y volvió a sacarlo hacia el tercio, lo dejó respirar, tras una importante voltereta y al natural, a base de vuelos lo citaba en corto, para después abrir el pase sin quitarle el engaño de la cara.  El astado seguía embistiendo, con menor intensidad, ante un Ferrera que parecía estar solo en la plaza. Volvió a alargar la faena, pues quiso exprimir al animal. El de Montalvo dobló en el golpe de cruceta.

Miguel Ángel Perera recibió a “Cacique” muy despacio, luciéndose con el. El diestro se fue directo a los medios para brindar. El del extremeño fue un inicio por alto, muy lento, sacándolo hacia los medios, hasta rematarlo. Se decidió por el pitón derecho, con destacable vaivén pases. Midió las tandas y se ajustó a la resistencia que este le ofrecía. El animal acusaba de excasa fuerza, pero atendía a las demandas del diestro, que terminó por alargar la embestida, manteniendo los vuelos en el morrillo para tirar del animal y enlazar un natural con otro. Le ofreció juego ante la faena de cuidados que el matador trazó, siempre con el cite delantero y las tandas medidas. El de Montalvo estaba fijo en la tela, prácticamente cosido a ella. Perera se metió en sus terrenos  y lo aguantó, anclado en la arena, exponiéndose, ligando un pase tras otro e incluso incorporando algún que otro pase cambiado. Se alargó la muerte del animal, pero no impidió que le cortará las dos orejas.

Alejandro Marcos trazó un buen saludo capotero en el que se pudo lucir y estirar con el de Montalvo, a cámara lenta. Lo tanteó por abajo, llevándolo muy metido en la tela, mientras lo sacaba de las tablas. El animal respondía a las distancias largas, después solo tuvo que aprovechar la inercia y dejarse llevar. Lo hacía fácil, se mantuvo muy en torero, centrado en la faena y las condicones de un animal que le ofrecía oportunidades de triunfo. Le dio tiempo y sitio, esperando a que el animal recobrara las fuerzas. Encajado de riñones, lo llevó hasta donde su brazo le permitó, ayudándose de los vuelos. No le tocó la tela, solo había pulcritud, elegancia y una mano que trazaba los naturales a cámara lenta. Lo buscó a  pitón contrario, para seguir toreando, sin llevarle la contrara en ningún momento, jugando a favor del animal. Le bajó la mano, mostrándole el pecho y con un toque firme lo invitaba a entrar en la franela, con un ritmo totalmente acompasado entre ambos. En el momento justo, cambió la ayuda por la espada, pero no tuvo acierto en la suerte suprema.

Toros de Montalvo para Antonio Ferrera, ovación y vuelta al ruedo tras aviso; Miguel Ángel Perera, ovación tras aviso y dos orejas tras aviso; Alejandro Marcos, oreja y ovación.

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