miércoles, 8 de mayo de 2024

Rubén Núñez se alza con el Camino hacia Las Ventas

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ
La final del certamen de “Camino hacia Las Ventas” se celebraba este sábado 9 de octubre. Solo podía ganar uno, Rubén Núñez, Juan Herrero y Alejandro Chicharro llegaban con hambre y ambición. La primera mitad del festejo, con los astados de Jandilla, no se terminó de romper. Solo Chicharro, entre el mar de sosería en el que nadaba el coso venteño, logró firmar una buena faena sobre el pitón izquierdo. Tras pasar el ecuador del festejo Rubén Núñez hizo una declaración de intenciones, emocionando y arriesgando, empezando y culminando de rodillas, con un novillo que pedía franela.
El primer novillo de la tarde lo apretó, pero Rubén Núñez pudo estirarse con él, pegado a tablas. Juan Herrero ofreció un lucido quite en los medios, muy ceñido y torero. La réplica de Núñez no fue tan lucida, pues la ejecutó de rodillas y el animal se lo llevó por delante  volvió a salir para abrochar su quite. Tras brindar al público, empezó desde los medios, a pies juntos, buscándolo en la larga distancia, acortó y el animal atendió. La tanda sobre el pitón derecho se completó, con un astado que se dejaba llevar, metiendo bien la cara, buscando tela. En la tanda al natural, se la dejó muerta tirando del astado hasta el ocaso de cada serie. Lo dejó respirar, con mucho tiempo entre tandas, dosificando, pero seguía entrando con suavidad, si es que se la prestaban. Abrió el compás, ante la repetición del primero de la tarde, y buenas condiciones que este prestaba. El giro de muñeca lo llevaba de un muletazo a otro sin parones. La espada quedó baja y tras escuchar el primer aviso, el animal dobló. 
Tras dejarlo correr, Juan Herrero recibió al segundo de la tarde, un ejemplar entraba con ma cara a media altura, pero que se enceló en el percal. Inició el último tercio genuflexo, obligándolo por abajo. Siguió sobre el pitón derecho, con un eral que seguía la tela, pero con poco motor. Su recorrido era menos uniforme, no le gustaba sintiéndose podido y protestando los muletazos. Se volvía pronto, pero sin clase. No le pudo bajar la mano, pues caía sobre el albero, había que mantenerle la media altura y guiarlo con todo el cuerpo, acompasando la embestida. Tenía los pases muy medidos, incluso cómodo, muy soso en ocasiones. Cerró la faena por manolestinas, muy ceñidas. Mató en el golpe de cruceta.
Chicharro lo dejó correr, para después frenarlo en un saludo capotero que logró sujetar la embestida del tercero de la tarde, guiándolo, jugando con sus brazos, sacándolo hacia los medios, muy despacio. Genuflexo, empezó a tantearlo, pero tuvo que levantale la mano y cambiarle los terrenos. Con una buena tanda sobre el pitón derecho trató de encauzar la embestida, que carecía de emoción, no terminaba de romper. No había uniformidad, embestía en dos tiempos, tampoco hubo acople. En el toreo al natural se puedo encajar algo más, alargando el recorrido, dejándolo pasar y recogiéndolo para recetarle el siguiente pase, entre los “olé” del respetable. Siguió sobre el izquierdo, encontrando más repetición y lucimiento. Le dio una nueva tanda sobre el derecho, siguió, cruzándose, marcando un toque firme que lo metiera. Cerró al natural, calando en los tendidos. Pinchó la faena, llegando a escuchar el primer aviso.
Marcaba el ecuador un novillo más reservado. Le dejaron correr antes de entrar en el capote de Rubén Núñez que le dejó los vuelos de su percal, luciéndose, sin terminar de romper. El quite por zamoranas hizo que el público despertara. Empezó la faena de rodillas, tanteándolo, dejándolo pasar por la espalda, con una carta de presentación. Se fue a los medios y sobre el pitón derecho aprovechó la inercia de la larga distancias para ligar los muletazos. Se metió en sus terrenos y arqueándose hacia atrás estaba trazando una faena que despertó al coso venteño. El animal bajaba la cara, habiendo continuidad en su embestida y mucha obediencia, solo pedía tela. Llegó al pitón izquierdo, cruzándose, provocándolo a pitón contrario, lo aguantó y cuajó, mantienendo la transmisión de principio a fin. Supo jugar bien en las distancias y los tiempos, con garra. La repetición del animal en la franela no tenia fin. Abrochó la faena del mismo modo que la inició, de rodillas. Su fallo con la espada le dejó sin triunfo.
José Herrero, en la despaciosidad de su saludo capotero, logró lucirse, bajándole las manos. Lo pasó por alto, con un inicio dubitativo en el que el animal pasaba en largo, con una embestida irregular, en la que no abandonaba el cabeceo constante. Trató de ponerle el punto de transmisión que a su adversario le faltaba. Le dejó la mano abajo, para después levantarle un poco la mano y ligar hasta cuatro muletazos. Aguanto en una buena tanda, en la que hubo algo más de acople. No alcanzó la pulcritud absoluta y, aunque le puso empeño, no terminó de romper. La espada quedó trasera y tendida.
Chicharro se estiró a la verónica con el de Jandilla, firmando su declaración de intenciones. Se alejó de las tablas, casi en los medios, e inició el último tercio, con un astado que requería mucha suavidad. Cuidó la embestida con una primera tanda de muchos mimos. Tenía recorrido, soltando la cara en el trazo del muletazo. Mucha distancia para después recoger y atar en corto. Le volteó sin consecuencias, volviendo a la cara del animal. El de Jandilla no derrochaba uniformidad en su embestida, no se le podía dejar elegir, solo debía ver la tela, muy en el sitio, bajándole la mano. El acople no llegaba y es que el astado presentaba muchas teclas.  No atendía al cite y cuando pasaba, Chicharro se veía obligado a rectificar. Volvió a fallar con la espada y logró que el animal doblara con el golpe de cruceta.
Las Ventas. Final de “Camino hacia Las Ventas”. Novillos de Jandilla y Vegahermosa para Rubén Núñez, ovación tras aviso y vueltaalruedo; Juan Herrero, ovación y vuelta alruedo; Alejandro Chicharro, ovación.

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