jueves, 2 de mayo de 2024

Triple Puerta Grande en Iniesta

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Crónica

RICARDO BEDIA


  

En la localidad conquense de Iniesta se celebró un festejo mixto, cuatro toros de la ganadería de Las Ramblas lidiados por los matadores de toros Curro Díaz y David Fandila ‘El Fandi’ y dos novillos de la ganadería de Enrique Ponce para el debutante con picadores Alejandro Peñaranda que, por así decirlo, jugaba en casa. Además, se festejaba la reinauguración de la plaza de toros de la localidad tras unas obras de reforma. Antes del festejo, por la mañana, se asistió a un concurrido desencajonamiento de las reses que habrían de ser lidiadas por la tarde.

El toro que tuvo el honor de ser el primero en ser lidiado tras la reforma fue ”Jovial”, que salió un tanto distraído teniendo el maestro Curro Díaz que encelarlo con suaves capotazos, que el toro tomaba humillando, pero ya manifestando poca fuerza. El animal entró en la jurisdicción del caballo al relance, al sentir el hierro pegó una coz y salió escupido del caballo. El astado, al ser llevado al caballo por segunda vez recibió un puyazo largo que fue abroncado por el público. Probó el matador al toro en un par de lances tras los cuales cambió el tercio. No consideró oportuno lucirse en su turno de quites. Uno de los banderilleros fue revolcado al ser alcanzado por el toro tras poner su par de banderillas. Aquí se puso de manifiesto uno de los abusos que suelen producirse en las plazas de tercera categoría ya que suelen hurtar el tercer par de banderillas al público. En este festejo sólo puso tres o más pares el matador de toros especialista en el arte del banderilleo, El Fandi. Curro Díaz tras brindar el toro al respetable, se salió muy toreramente con el astado hasta los medios, donde recetó una tanda de prueba. La segunda tanda ya fue con pases largos aunque debiendo dejar respirar al toro porque era tan noble como pobres sus fuerzas. La lidia con la muleta del toro se trató de pases a media altura, para no obligar al morlaco, ejecutándose los pases con mucho temple y suavidad y así no se parara. El animal llegó al final de sus fuerzas y el maestro fue a por la espada. La suerte suprema se saldó con un pinchazo, media estocada entre desprendida y baja y un descabello. El silencio por parte del público fue lo que estimó que merecía su faena.

El segundo de la tarde se llamó ”Razonador”, salió distraído y el maestro El Fandi lo recibió con el capote con suaves lances enseñándole a embestir. El toro entró otra vez como en el anteriormente lidiado, al relance, sin ser puesto en suerte, siéndole propinado un fuerte puyazo, que hubiera bastado, pero se le puso en suerte de un modo incomprensible para el público quien protestó esta circunstancia. En este momento, hay que reseñar los apuros que pasó uno de los integrantes de la cuadrilla que fue desarmado del capote por el toro. En el tercio de banderillas ésta vez no puso los palos el matador. El toro quedó bastante lastimado tras el tercio de varas y así se manifestó en el toreo de muleta donde los pases debían darse de uno en uno, realizando una lidia de enfermero, con ningún mando en la embestida del astado, sino de acompañamiento. La faena concluyó con el habitual toreo efectista que suele hacer las delicias del público de las plazas pequeñas, poco exigente respecto a lo que ve en el ruedo. La suerte suprema se zanjó con dos pinchazos, una estocada arriba tendida, necesitando un golpe de verduguillo. El premio por parte del público fue el silencio.

El novillo encargado de iniciar la andadura de Alejandro Peñaranda en el escalafón de novilleros con picadores se llamaba ”Guionista”. El utrero salió con fuerza, galopando y el novillero dibujó con su embestida cuatro verónicas estéticas y con torería. El novillo empujaba abajo en el peto en un puyazo largo. Una segunda entrada al caballo fue muy protestado. El quite despues del tercio de varas fue vistoso. El novillo, debido al fuerte castigo sufrido en varas, embestía más cadencioso y con cierto temple, además de manifestar nobleza en su forma de tomar los engaños. La faena empezó con unos lances con la rodilla flexionada que animaron a la parroquia. Las tandas con la mano derecha consistían en cuatro pases y el de pecho, siendo los muletazos ligados. Entre las manifestaciones de aprobación. Cuando tomó la muleta con la mano izquierda para intentar el toreo al natural los muletazos también resultaban ligados y con cierto sabor. Dio una tanda rotunda bajando la mano con la mano derecha. Para exprimir la fuerza que le quedara al novillo dio un pase circular. Con las orejas ya cortadas, se malograron con el mal uso de los aceros necesitando de un pinchazo, una estocada baja, tendida y algo trasera y dos descabellos. El quehacer del debutante con caballos fue premiado con una oreja.

El morlaco que empezaba la segunda parte del espectáculo fue ”Sorprendido”, que desarmó y destrozó el capote de Curro Díaz cuando intentaba lancearlo a la verónica. El animal parecía que tiene más fuerza que sus hermanos antes lidiados. El encargado de poner al caballo al toro fue uno de los toreros de plata de la cuadrilla del maestro de Linares, empujó en el peto sin celo, como se dice en la jerga taurina, durmiéndose. El toro iba alegre tras el capote del subalterno que lidiaba en banderillas. La faena de muleta empezó con cuatro lances para sacárselo a los medios. La poca fuerza del toro hacía que los pases tanto con la mano derecha como al natural tuvieran que ser dados de uno en uno, y en eso el maestro Curro Díaz, tiene un gusto y una torería exquisitos. La faena terminó con una tanda de aliño, muy aplaudida por el respetable. Un estoconazo hasta los gavilanes, de efecto fulminante, fue premiada con dos orejas.

El quinto de la tarde, llamado ”Jota”, salió corretón y fue recibido con una larga cambiada, después el toro humilló en lances suaves. El puyazo que se le dio a este toro, sólo puede ser calificado de vergüenza, se le tapó la salida de una forma escandalosa y así se lo hizo ver el público con su protesta. El quite fue por el lance atribuido al maestro Manuel Jiménez ‘Chicuelo’. El tercio de banderillas fue ejecutado por el diestro, con su repertorio habitual; pidiendo poner un cuatro par, lo que fue concedido. Brindó el toro al público. La faena empezó con una serie de cuatro lances por la derecha con el que se sacó el toro a los medios, y aunque se instrumentó al toro una serie con cierta ligazón rematada con el pase de pecho. Sabiendo que su compañero de cartel había logrado desorejar a un toro y así salir por la puerta grande, tenía que tirar pa’lante y hacer lo necesario para calentar los tendidos y lograr cortar las dos orejas. El toreo efectista brotó con fluidez enlazando en la cara del toro un toreo de movimiento basado en pases como molinetes, pases circulares y desplantes varios. Con la espada dio al toro un bajonazo impresentable y lo asombroso es que se dieron dos orejas inexplicables, para nuestro criterio, y a un toro absolutamente vulgar se le dio la vuelta al ruedo.

El sexto de la tarde, segundo del lote de Alejandro Peñaranda se llamó ”Preconcebido”. Salió corretón, derrotando en un burladero, aparentemente el novillo tenía fuerza. El saludo capotero fue con tres verónicas y una revolera con estilo y torería, además de manifestar su actitud en la tarde. El toro fue al caballo al relance empujando como un bravo, abajo y metiendo los riñones. Realizó un quite con unas gaoneras algo enganchadas, pero que sirvieron para calentar a sus paisanos y meterlos en la lidia del novillo. El trasteo con la tela roja, empezó con el toro yendo largo, teniendo que ser por abajo y resultando rotundo. Al natural el toreo va más largo y el trasteo tiene intensidad con tandas de 4 o 5 naturales más el pase de pecho. Se cambia la muleta a la mano derecha donde le da dos tandas. Acabó la faena con un toreo de cercanías, muy efectista. La suerte suprema fue con dos pinchazos y una estocada entera que fue premiada con una oreja, así los tres integrantes de la terna salieron por la puerta grande.

Iniesta. Toros y novillos de Las Ramblas y Enrique Ponce Martínez para Curro Díaz, silencio y dos orejas; El Fandi, silencio y dos orejas; Alejandro Peñaranda, oreja y oreja.

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