viernes, 3 de mayo de 2024

Urdiales, sinónimo de Puerta Grande

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Crónica 

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 

La Corredera vivía la última corrida de toros del abono de la Feria de Los Remedios 2021. Abrió la tarde Urdiales para cerrarla por la Puerta Grande, cautivó con su Tauromaquia, en una faena en la que toro y torero encontraron el compás de la torería, la despaciosidad y el sometimiento. Lo mismo ocurrió con el segundo de su lote, solo que en este caso fue una faena de mucha técnica y colocación, cortando una oreja. Sin embargo, en la primera mitad del festejo, a excepción de Urdiales, no hubo transmisión ni entrega, Perera vio cómo le devolvían al de su lote a corrales, cuando una faena sin vuelo a un sombrero que se aburría a la salida de cada muletazo. Paso atrás y la tela en el morrillo, Perera logró ligar cada embestida, ahora en sitio, del quinto de la tarde. Luque no tuvo opciones con el tercero, que quedó inservible. El segundo de su lote tras destrozaron el pitón, su comportamiento cambió poniendo a Luque en más de un aprieto. Debajo una faena de momentos, se la jugó.

Diego Urdiales frenó al primero de la tarde en las tablas, encelándolo con gusto hasta sacarlo más allá del tercio. El animal entraba con garbo y fijeza. Urdiales eligió un inicio por alto para después doblarse con él, buacando la humillación de un toro que salía buscando la tela. Paso atrás y cadera para acompañar las embestidas de un animal que se dejó llevar por la mano baja y cadenciosa de Urdiales. En el toreo al natural, el de Zacarías Moreno, uno a uno, ligaba un mar de naturales en los que solo había que dejarle la franela en el morrillo para meterlo. Urdiales le mostraba el pecho, con verdad, abrochando cada serie. Toro y torero encontraron el compás de la torería, la despaciosidad y el sometimiento. En la suerte suprema dejó un espadazo delantero, caído y tendido.

Miguel Ángel Perera saludó al primero de su lote, un astado que por el derecho perdía las manos y por el izquierdo salía con ellas por arriba. Se lastimó la mano derecha y fue devuelto a corrales. En su lugar salió “Coletero” el primer sobrero, al que Perera frenó en tablas. El astado  buscaba con la cara abajo en los vuelos de Miguel Ángel Perera, que lo buscó en el trazo largo, con sitio, citándolo con el pico. Le costaba mantenerse fijo en el poder que demandaba el matador de toros. Acortó distancias, evitando que se le fuera, complementando las series con celo. El animal pasaba sin raza, sin terminar de romper en la faena, saliendo con desinterés tras cada muletazo. No quiso alargar la faena. El animal dobló con el golpe de verduguillo. Urdiales no escatimó en tiempo, reconstruyendo cada serie, lo llevó sometido.

 El tercero de la tarde le exigió a Luque en el capote, que bregó con él. Salió con genio, pero con motor limitado, teniendo Luque que buscar las teclas a un animal que demandaba media altura y una lidia de cuidados intensivos. Perdía las manos, quedando en los tercios anteriores muy limitado. Le dejó sitio y tiempo, pero no terminaba de pasar se quedaba corto, así que el diestro optó por el toreo en largo con los vuelos, para llevarlo algo más lejos y evitar que se le quedara encima. Mató con aseo, dejando una estocada baja.

Urdiales frenó, recogió y envolvió su embestida, sin que terminara de entregarse, frenándose en el saludo capotero. Genuflexo, con la rodilla en tierra, muy despacio lo fue sometiendo por abajo. No paraba de medir, con las miradas puestas en el cuerpo, muy reservón, saliendo suelto de cada muletazo. Urdiales le mostró el pecho, buscándolo a pitón contrario. Encontró la entrega en los muletazos sueltos, uno a uno, muy en el sitio, muy encajado con él, dejando que respirara, repusiera y volviera a la franela. Los vuelos del toreo al natural lo metían, guiaban y lo encauzaban al siguiente pase. Culminó con doblones por abajo para después lograr una estocada entera al segundo intento.

Tras dejarlo correr, el quinto de la tarde se fijó, por tiempo limitado en el capote de Miguel Ángel Perera, que logró rematarlo con una media en los medios. Perera le recetó un primer muletazo, probando la embestida en la franela, le costó volver, pero cuando lo hizo se quedó con él, con un toreo por bajo, templado y a cámara lenta que fue ovacionado por el respetable. Buscó los terrenos y siguió  con un trazo cadencioso. Perera no le quitó los vuelos del morrillo, tirando del animal con suavidad y pulcritud, dibujando tandas cortas, en las que no faltó el desmayo al natural. El animal respondía. Le abrió el compás en un trazo curvilíneo con el que se envolvió con él astado, embestida y muletazo eran uno. Se permitió los adornos. La faena se encontraba avanzada, a pesar de lo que este había empezado a desarrollar, siguió con el toreo en redondo.

Los “olé” acompasaron el saludo capotero de Daniel Luque, que ejecutó un recibo repleto de gusto. El animal terminó por partirse la vaina del pitón. Luque comenzó la faena de muleta entre un ligero tanteo y una serie completa. Antes de iniciar cada tanda, daba un pase largo, lo colocaba y después aprovechó la media distancia, tirando del animal a buen ritmo. El animal tocó la tela y empezó a desarrollar, saliendo de cada muletazo tirando la cara arriba con un derrote seco. Volvió al empeño de someterlo, pasándoselo por la taleguilla, pero sin que este terminara de entregarse. Sobre el pitón izquierdo lograba robarle un natural, el resto llegaban después de reconstruir y mimar a base de suavidad y mano a media altura, cruzándose. Encontró la medida y logro envolverse con él, metiéndose en unos terrenos de dudosa seguridad, seguía reservón, sin pulcritud. Mató al tercer intento, tras escuchar el primer aviso. 

 Toros de Zacarías Moreno para Diego Urdiales, dos orejas y oreja; Miguel Ángel Perera, silencio y oreja; Daniel Luque, silencio y ovación.

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