jueves, 2 de mayo de 2024

Poderío y ganas

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Crónica

RICARDO BEDIA


  
La crónica tiene su antecedente más relevante, en la negativa de Roca Rey a dejarse televisar, provocando gran revuelo en las redes sociales, con opiniones para todos los gustos, pero casi todos en la dirección de la desaprobación.
Los matadores de toros Miguel Ángel Perera, Paco Ureña y Roca Rey estoquearon, la que podríamos llamar la corrida torista de la feria, seis ejemplares de la ganadería de La Quinta, uno de los buques insignia del encaste Santa Coloma-Buendía en la actualidad.
Lo primero a destacar del encierro de La Quinta fue la variedad cromática de los ejemplares lidiados. En lo atmosférico el festejo se desarrolló en una tarde nublada con temperatura agradable y la plaza estaba llena con reventa.
“Ramonero” fue el encargado de abrir plaza, derrotando con fuerza en los burladeros. Cinco verónicas con el toro humillando fueron el saludo capotero que el maestro Perera recetó al toro. El astado acudió al caballo con alegría aunque debido a su falta de fuerza el puyazo fue breve. El quite después de la suerte de varas consistió en tres chicuelinas y una media muy toreras. En la brega en el tercio de banderillas el toro andaba distraído y era tardo en arrancar. El tercio de banderillas fue vibrante, saludando los banderilleros montera en mano. Brindó el toro al público. Para sacar el toro al tercio bastaron tres pases, un trincherazo y uno de pecho. El toro repetía, humillaba, era pronto en los cites y la embestida tenía nobleza. Las series con la derecha eran de cuatro y el de pecho aquello transmitía mucho al público, pero con la izquierda todavía era mejor con series de siete y el de pecho. La última serie al natural fue muy templada con ocho naturales y el de pecho. La última serie efectista fue de cuatro derechazos y dos naturales terminados con un desplante muy torero. La suerte suprema se ejecutó con media tendida. El premio fue de una oreja y una ovación al toro.
“Corralero” fue el segundo de la tarde, primero del lote del maestro Ureña. El saludo con el capote fue con cinco lances y dos remates con mucho sabor. La suerte de varas fue protestada al caer la puya en la paletilla, teniendo que corregir el varilarguero. En el tercio de banderillas vimos tres pares con exposición. Brinda al público. La embestida del toro es suave y con temple fruto de la poca fuerza del toro, pero tan suave que aburría no llegando el quehacer del torero a los tendidos. Las series eran ligadas y con temple. Sencillamente el toro no podía con el rabo. Con la mano izquierda el toro embestía con un poco más de fuerza aunque su labor seguía sin llegar a los tendidos. Cuando volvió a coger la muleta con la derecha. Su labor terminó con una serie de cinco derechazos y un trincherazo. Intenta matar en la suerte de recibir, pero el toro no se arrancó teniendo que usar el volapié para finiquitar al toro. El público despidió al toro con pitos, para el matador palmas y saluda desde el tercio.
“Orejillo” fue el tercero de la tarde. El toro salió corretón no llegando a rematar en los burladeros. El saludo capotero fue con ocho verónicas. En la suerte de varas, el toro se arrancó alegre, durmiéndose después en el peto empujando a media altura. Roca Rey no hizo quite. En la brega en el tercio de banderillas el toro toma la tela humillado y con buen tranco. Brindó el toro al público. El toro tiene poca fuerza y en el segundo pase de la serie el torero tiene que volver a colocarse y volver a citar al toro. La faena se desarrolla en un toreo de no obligar al toro, con temple dando los pases a media altura. La fuerza del toro consentía tres pases y el de pecho. Por la poca fuerza la embestida era incierta, defendiéndose cuando el torero cogió la muleta con la mano izquierda, y así desarmó al maestro peruano. La faena acabó con un toreo de arrimón sin emoción porque el toro era un inválido. El uso de la espada fue con un estoconazo fulminante. Pitos al toro y Roca Rey saluda desde el tercio.
“Perlasbras” fue el encargado de iniciar la segunda parte del festejo. Salió corretón de chiqueros. El saludo capotero del maestro Perera hacía ver que salía a por todas, ocho verónicas llevándose al toro de un lado a otro de la plaza toreando a la verónica. El toro fue alegre al caballo. El quite después de la vara resultó muy efectista y vistoso con diferentes pases alternos dado en el platillo de la plaza. El tercio de banderillas resultó vistoso teniendo que desmonterarse los banderilleros por la atronadora ovación del respetable. El inicio de la faena de muleta fue con bernardinas y derechazos con mucha transmisión llevándose una gran ovación. La primera serie fue con un toreo muy enganchado, enlazando los pases uno a otro en un continuo. De ésta forma se dieron dos series jaleadas por el público. En la segunda serie el maestro Perera estaba tan entregado que el toro le tropezó la muleta desarmándolo. Cuando cogió la tela roja con la zurda el toro va con tranco cadencioso teniendo que desarrollar el matador un toreo rotundo de torear no de acompañar. Un pase circular fue especialmente aplaudido. El final de la faena fue con un toreo muy efectista de cambio de manos. El estoconazo en todo lo alto le sirvió para desorejar al toro, quien fue ovacionado en el arrastre.
“Carretero” salió distraÍdo. El saludo capotero del maestro Ureña no tuvo demasiado lustre por la poca fijeza del toro en los engaños. El toro se arrancó alegre al caballo empujando abajo de bravo. El picador fue ovacionado cuando estaba abandonando el ruedo. El matador optó por no hacer ningún quite al toro. En la muleta el toro se revolvía rápido con las manos poniendo en problemas al torero teniendo que hacer muestras de poderío para embarcar esa embestida. El torero empezó a bajarle la mano al toro mejorando la embestida del animal ya que iba humillado y propiciando que las tandas fueran rotundas y pudiendo al toro. Aunque el toro tenía poca fuerza había que embarcar su embestida por abajo. La faena con la mano izquierda fue casi imposible ya que tomaba el primer pase y en el segundo se lo tenía que quitar de encima. La faena pronto volvió a desarrollarse con la mano derecha. A la hora de ejecutar la suerte suprema intentó matar recibiendo pero el toro no se arrancaba al citarlo, finalmente optó por la suerte del volapié, y aquí pudo venir la desgracia ya que el toro salió galopando detrás del torero teniendo que refugiarse en un burladero a trancas y barrancas, al parecer sin ninguna consecuencia para el maestro. Se otorgó una oreja y se le dieron las palmas al toro.
“Palmeño” cerró el festejo y la feria. Roca Rey saludó al toro con un vistoso saludo capotero sacando al toro desde las tablas hasta los medios con lances muy diferentes de capa, provocando el delirio en los tendidos. Castigó poco al toro en el caballo. El toro humillaba en la brega que le hacía el torero de plata que le ponía en suerte en el tercio de banderillas. Dos bernardinas y dos derechazos empezaron la faena de muleta, muy ceñidas. La embestida del toro tenía mucha transmisión y el maestro Roca se lo pasaba muy cerca. La ligazón y el temple eran las características de la faena. Con la mano izquierda la embestida era menos clara que por la derecha y además el toro por ese pitón buscaba los pies del torero. Por este pitón hubo mucha exposición por parte del torero y le tuvo que consentir mucho. El colofón de la faena de muleta fue con cuatro manoletinas y una tanda de cercanías. La suerte suprema fue con un estoconazo. El premio fue de una oreja con fuerte petición de la segunda, y palmas para el toro.
Ficha del festejo:
Santander. Toros de La Quinta para Miguel Ángel Perera, orejas y dos orejas; Paco Ureña, silencio y oreja; Roca Rey, ovación y oreja.

Historia: fue formada esta ganadería a finales del siglo XVIII, por el Marqués de Casa Ulloa, cuyos herederos, en 1819, vendieron una parte de la ganadería a Juan de Dios Romero, que la enajenó a Ángel González Nandín.
En 1884 compró la mayor parte de la ganadería Carlos Conradi, agregándole en 1904 un semental de Eduardo Ibarra. En 1911 pasó a Juan Bautista Conradi, y al fallecimiento de éste, a nombre de sus hijos. En 1952 se dividió entre ellos, siendo vendida en 1955, a Rafael Espinosa de los Monteros y Navarrete, quien a su vez la vendió en 1981 a Carmen Rodríguez y Villadiego, vendiéndola en 1987 a los señores Soto de Luis.
En 1992 son adquiridos por Álvaro Martínez Conradi los derechos del hierro únicamente, traspasando a éste toda la ganadería de La Quinta, la cual fue creada con vacas y sementales de Joaquín Buendía, puro encaste Santa Coloma.
En los años 90 el hierro de La Quinta ha tenido un gran auge, especialmente en las novilladas de los ciclos taurinos más importantes de España, en los que el encaste santacolomeño ha vuelto a demostrar que es imprescindible en la cabaña de bravo. Además, ha conseguido Martínez Conradi ofrecer animales con un trapío considerable.
La Ganadería La Quinta de origen sevillano, mantiene una finca en Hornachuelos. Su divisa es encarnada y amarilla. Fue fundada el 18 de abril de 1881. Su actual propietario es Álvaro Martínez Conradi.
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