miércoles, 8 de mayo de 2024

Un “tira y afloja” de temple, valor y determinación

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  

Torres de la Alameda acogía una nueva novillada del Circuito de Novilladas de la Comunidad de Madrid. Una novillada en la que Alejandro Mora, Álvaro Alarcón y Leandro Gutiérrez se midieron a los complicados y de escaso juego de Villanueva y José González Jiménez. Unos tira y afloja dignos de ver en los que los espadas se desenvolvieron con soltura, determinación, temple, despaciosidad, valor y mucha técnica. Los astados pidieron el carné y fueron exigentes. Álvaro Alarcón y Alejandro Mora alcanzaron la Puerta Grande, tras cortar dos orejas cada uno. Leandro Gutiérrez no brilló en la suerte suprema, brillo que sí desprendió en sus respectivas faenas.

“Mediantino” abría la tarde en Torres de la Alameda, un novillo buscón, que metía bien la cara en los lances de Alejandro Mora. Lo recibió en la tela apaciguando la embestida, templando con mucha suavidad entre las protestas del novillo. Un novillo que se metía por dentro y obligaba a rectificar los naturales. Alejandro se ajustó a las astas, pasándoselas muy cerca. Había que esperarlo intentando acompañar una embestida incierta y buscona, en la que por el toreo al natural logró abrirlo y ampliar su recorrido. Aún así siguió sobre el pitón derecho, sin alargar mucho más la faena. El espada fue volteado feamente en los últimos compases. En la suerte suprema dejó una espada certera.
Seguía la tarde con “Dormilón”, al que Álvaro Alarcón saludó con una larga alafarolada de rodillas, para después llevarlo ligado, estirándose con él. El inicio de la faena fue complicado, el animal era muy parado y reservón, había que cambiar los terrenos y llevarlo mucho, ayudándole. Lo sacó del tercio y muy despacio, buscándole la cara le fue sacando los naturales, uno a uno, encontrando una continuidad intermitente. Se estiró con él, intentando darle una salida controlada, justa para dejarlo respirar y devolverlo a la tela. Muchas teclas y con alta exigencia, entraba sin interés, metiéndose por dentro. Alarcón fue volteado por “Dormilón”, pero sin aparentes consecuencias, se repuso y volvió a la cara para seguir, buscándolo a pitón contrario y sacándole algunos de los mejores naturales de la faena. Hundió un acero ligeramente caído y tendido pero muy efectivo.
“Zahiro” arremetía con fuerza y genio en el capote de Leandro Gutiérrez, quién ejecutó una meritoria labor de brega. Lo tanteó genuflexo, aguantando y esperando la embestida, enseñando. El animal atendía con irregularidad, sin mostrarse claro ante las exigencias de Leandro. El espada lo llevó a media altura, buscando el pitón contrario, con suavidad y naturales cortos, pues su adversario requería despaciosidad. El animal se paraba y se quedaba corto, por lo que había que perderle pasos, buscando el encuentro en la tela. La suerte suprema no brilló.
Alejandro Mora y “Burlador” marcaban el ecuador. El saludo capotero fue medido, el novillero se pudo expresar con el animal  sacándolo hasta los medios. El viento incomodaba el inicio de faena del espada, quién poco a poco y, a base de mimo, lo fue llevando hasta el tercio. Le exigía con un toque firme y fijador, metiéndolo en la tela con continuidad. El animal no permitía ni solo despiste. En el toreo al natural le sirvieron los vuelos para llevarlo algo más colocado y largo, pero sin conseguir que la faena rompiera. Se lo dejaba encima  agravando su corto recorrido y su salida por alto y buscona. Cerró con sutileza para dar paso a la suerte suprema, la cual ejecutó con aseo.
Álvaro Alarcón recibió al segundo de lote con una larga afarolada de rodillas, para después sacarlo al tercio. Lo tanteó por ambos pitones, con la muleta muy plana, en la distancia corta. Se decidió sobre la mano izquierda, al natural, dejándole fijado en la tela, con escaso descanso entre series, sin darle tiempo. El animal se sentía podido y respondía con violencia, quedándose corto, sabiendo lo que dejaba atrás. Álvaro estuvo firme y determinante con el novillo, a pesar de las escasas opciones que este brindaba. Cerró ajustándose al astado, le falló la espada al primer intento, pues al segundo metió la mano con determinación.
Cerraba la tarde Leandro Gutiérrez, que tuvo que bregar al sexto, un astado parado al que le costaba atender al percal  del espada. Lo recibió en la franela con decisión, con intenciones, sacándolo genuflexo, ligando el tanteo. Leandro apostó por el temple y su Tauromaquia pausada en la que envolvía las embestidas del astado con ritmo, aprovechando la movilidad que este le prestaba. La lluvia empezó a caer en Torres de la Alameda, frenando la faena que poco a poco estaba levantado el espada. Recuperó los “ole” en los tendidos, acompasando las tandas que el diestro le recitaba con temple, mano baja y un juego de brazo y muñeca que lo llevaba cosido. Le costaba atender al cite y salía del mismo, por alto. Fue un tira y afloja digno de ver. Empañó su actuación la espada.
Torres de la Alameda. Novillos de Ganadería Villanueva y José González Jiménez para Alejandro Mora, oreja y oreja; Álvaro Alarcón, oreja y oreja; Leandro Gutiérrez, palmas y palmas.
Foto: Guarismo del ocho 
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