Morante de la Puebla vio como su primero con el hierro de Olga Jiménez regresaba a los corrales por su evidente invalidez. Salió en su lugar un sobrero de Hnos. García Jiménez que apenas ayudó al diestro sevillano a recrearse. El de la Puebla se atrevió y lo despachó enseguida.

Manzanares se llevó el lote más enrazado del festejo. Con el segundo se estiró a la verónica dejando a relucir lances muy bellos. En la faena de muleta aprovechó la condición que tenía y cuajó una faena con poso y gusto pero muy larga. Falló con los aceros.

Pablo Aguado recibió al tercero con un manojo de verónicas esplendidas. Luego hizo un quite por chicuelinas con la mano baja y muy ceñidas. Con la muleta se empezó a doblar por bajo con una torería sublime. La faena fue todo naturalidad y belleza con un máximo sentimiento por la forma de acariciar las embestidas. Un toreo capaz de satisfacer a las aficiones más exigentes. Mató de estocada arriba.

Con el cuarto, Morante regaló alguna verónica suelta, firma de la casa. En la muleta el toro tenía tendencia hacia las tablas pero Morante no se aburrió y la faena tuvo pasajes muy bellos y de mucha torería. Tandas de derechazos ,naturales de mucha enjundia y ayudados por alto muy toreros. Mató de estocada trasera.

El quinto fue devuelto a los corrales por manifestar una claudicación ostensible. Salió en su lugar un sobrero de Daniel Ruiz. Manzanares vio la clase y la movilidad para estructurar una faena de muy buen corte acompañado con la cintura y con ese giro de muñeca. La faena caló en los tendidos con series magníficamente abrochadas con unos pases de pecho hacia la hombrera contraria. Mató de estocada baja y falló con el descabello.

En el sexto también se lució Agudo con gusto y empaque a la verónica. Pero en la faena de muleta el toro se rajó y se quedó todo en agua de borrajas.