sábado, 4 de mayo de 2024

Faena de vuelo sin oreja

Facebook
Twitter
WhatsApp

Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  
Madrid daba la bienvenida a las ferias taurinas en Leganés con una novillada de La Quinta en la que los astados estuvieron medidos. Se les pudo exprimir algo más, sin embargo, hubo faenas de todo tipo, con raza, con temple, con despaciosidad, cada novillero dentro de su concepto. Francisco Montero sacó raza, sin embargo, la espada enfrió sendas actuaciones, alargando la suerte suprema. Quiso y le puso empeño, estaba claro. El Rafi, por su parte, desatacó ante el segundo de su lote, con el que deleitó con una faena digna del escalafón superior. También es cierto, que el animal traía de serie buenas condiciones, las cuales puso a la disposición del novillero, sin reservarse. Leandro Gutiérrez, un adelantado de buenas maneras y de futuro prometedor, estuvo por encima del primero de su lote, el cual le dio pocas opciones. Ante el segundo, volvió a mostrar un poco de su concepto lento y dotado de temple con el que exprimía, sin deslucir, al animal.  Se podrían haber cortado trofeos, pero la presidencia no otorgó.
“Pregonero” inauguraba la feria de Leganés. Francisco Montero lo recibió a portagayola con una larga cambiada, para después seguir con otra de rodillas. Se levantó y muy torero, haciendo una declaración de intenciones se quiso estirar con él. Empezó la faena a pies juntos, ganándole terreno hasta sacarlo a los medios, derrochando seguridad. Al animal no se le podía exigir en exceso, pedía temple y media altura, que lo aguantaran el compás. Así que Montero le dio sitio y tiempo, sin agobios, intentando bajarle la mano al final del natural, alargando su embestida, pues este empezaba a quedarse corto y le obligaba a corregir y perder pasos para retomar la tanda. Pasaba con poco interés, levantando la cara por encima del estaquillador. Cerró por ayudados, muy ajustado, para cuadrarlo en la muerte suprema pero tardó en hundir el acero.
Salió “Chamorro” más vivo, siendo aplaudido en su salida. El Rafi lo frenó estirándose a la verónica, encelándolo en la tela y dejándose ver. Lo esperó en los medios, exigiéndole en cada muletazo, templándolo, sabiendo lo que se hacía con el de La Quinta. Lo dejó respirar, para después citarlo en la larga distancia y aprovechar su inercia para cegarlo a naturales, abriéndole el compás. La faena siguió desarrollándose desde los medios, con mucha despaciosidad, toreando al natural, con tandas cortas, mimando la embestida, sin dejar que se mostrara ajeno a la tela, se la dejaba puesta y tiraba de él, sin obligarlo, pero sometiéndolo. Empezaba a quedarse corto, así que tomó sitio y con determinación y torería culminó su faena. Buscó los terrenos y dejó una estocada certera y fulminante.
Leandro Gutiérrez recibió al tercero de la tarde genuflexo, tratando de fijarlo en la tela, pero el animal salió suelto. Lo logró en el terció, andándole al animal, ganándole terrenos hasta llevarlo a los medios. En el inicio medido lo tanteó suavemente, provocándole la embestida, pero al animal parecía tener su interés más que medido. Había que llevarlo muy metido, sin quitarle el engaño del morrillo. Una faena marcada por los tiempos, parecía querer parar el tiempo, dejándosela muerta, tratando de ligar uno a uno, llevándolo con el pico de la muleta, curvando la embestida para devolverlo a la franela. Se cruzaba y en el toreo al natural, uno a uno, acortando las distancias trató de tapar defectos, corregir y exprimir a un novillo sin raza. El animal tardó en doblar.
“Marsellés” marcaba el ecuador del festejo, en las manos de Francisco Montero, que ejecutó una buena labor de brega, en la que frenó la embestida, pero sin lograr encelarlo. Inició la faena genuflexo, probándolo por abajo. El tercio de varas fue un tremendo desastre sin gobierno. En los medios se decidió por el pitón derecho, ligando, aprovechando su movilidad. En ocasiones se metía por dentro, pero Montero sacó raza, pero no lo paró, el animal tenía fijeza y el diestro trató de lucirse con él. Había que frenarlo y marcarle los tiempos. Sin embargo, los naturales no llegaban a completarse. Alargó la ejecución de la suerte suprema. Mató sin acierto.
El Rafi recibió al quinto de la tarde, un astado con movilidad que metía la cara y que permitió que el novillero se estirara. Un inicio firme y torero con el que el espada cautivó en los tendidos, fue variado y tuvo determinación frente al astado. Le dio tiempo, pero después tomó la franela como si no existiera un final en su embestida. Se enroscó con él, citándole en la media distancia, llevándolo en largo, muy despacio, obligándolo a romper. Encontraron el compás con el que brillar, sin excesos, respetando los tiempos. En el toreo al natural, la mano baja y cadenciosa, junto con los remates bajo, cuajaron tandas dignas del escalafón superior. Muy en largo, jugó con su brazo, para mostrarle la salida y utilizó su particular giro de muñeca para devolverlo a la tela.  El toque firme y la mano hacia atrás acompañaban a la perfección la embestida de “Recobero”. Lo sometió a su antojo, aprovechando las condiciones de un animal que a la larga parecía perder interés, pero sin afear. Mató al tercer intento, mereció la oreja.
Salió el último de la tarde, al que Leandro Gutiérrez frenó en el tercio, muy despacio, guiando su embestida, sacándolo del tercio. El diestro lo esperó genuflexo, dejándolo pasar por ambos pitones, destacando el derecho, quedándose sobre este, dejando así los primeros naturales. Uno a uno, dejaba el paso atrás y trazaba el siguiente muletazo, con determinación y mucho temple, mimando las embestidas, con un concepto único, en el que la cintura jugaba un papel muy importante, al igual que el recurso de sus brazos, en los que alargaba el natural hasta enroscarlo y unirlo al inicio del otro. Toreó con mucha verdad, mostrándose y ciñéndose cuando era necesario, no dejó nada por hacer. Lo toreó en redondo y cerró con un desplante, ajustándose a los tiempo de una faena que no necesitaba más naturales. Lo había mostrado todo. Mató con aseo y acierto.
Leganés (Madrid). Novillos de La Quinta para Francisco Montero, silencio tras aviso y silencio tras aviso; El Rafi, ovación y vuelta al ruedo; Leandro Gutiérrez, ovación y ovación.
PUBLICIDAD


Entradas Relacionadas

Scroll al inicio