lunes, 29 de abril de 2024

La seguridad se aunó a la transmisión

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Crónica

PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ


  
Zafra albergó el segundo festejo de la Gira de Reconstrucción, una tarde triunfal en la que se repartieron un total de cinco orejas, dos para Uceda Leal y tres para Francisco José Espada. Un festejo que enciende la luz hacia la esperanza, dos madrileños, que entre empeño, arrojo, seguridad y transmisión, pusieron todo lo que los astados no llegaron a proporcionar. Los de Núñez de Tarifa fueron nobles, pero les faltó fuerza, había que acariciar sus embestidas mantenerlos. Uceda Leal se llevó el peor lote, sin embargo, no dudó en exprimirlo. Francisco José Espada resultó un bonito reencuentro en el que el toreo en largo, lento y cadencioso lo hicieron triunfar.
Abría la tarde “Portugués”, al que Uceda Leal frenó sin hacerlo esperar. Entraba en corto pero dejando que este le ganara terreno. La faena se desarrolló entre natural rectilíneas a media altura, dotados de temple y despaciosidad. Al natural siguió uno a uno, cuidándolo y sin exigirlo en exceso, por ello, trató de guiar cuidando las embestidas constadas que el animal poseía. Tenía calidad, entrega y duración, permitiendo un lucimiento cadencioso, lento y pausado para el espada, que se empleó. En la suerte suprema dejó una estocada algo caída y tendida. Tardó en doblar.
Francisco José Espada frenó a “Rosito”, un toro rematador que embestía con fuerza y desinterés. Costó meterlo en la tela, pero lo terminó sacando hasta los medios, encelándolo. El animal lo arrastró con los cuartos traseros y se tuvo que hacer el quite él mismo. En el inicio de faena, lo quiso esperar en el tercio, para tantearlo a pies juntos por ambos pitones. Sin embargo, era un toro que requería llevarlo bien atado, que solo viera muleta. Se decidió por la mano derecha, llevándolo en largo, aprovechando el motor y la inercia del astado. Respondía con obediencia, pero sin evitar que en ocasiones desluciera el natural al encontrarse con la tela. Toreó con seguridad, con poder, guiándolo con el brazo y dejando que su cintura hiciera el resto. Trató de unificar la embestidas, limpiando las impurezas de su salida. Lo citaba, lo dejaba pasar con determinación y profundidad, mostrándole la salida, para después dejar el paso atrás, corregir mínimamente y recogerle en la tela. Mató con acierto, pero sin evitar recurrir al golpe de cruceta.
“Blanquillo” marcaba el ecuador del festejo, en las manos de Uceda Leal, que no lo dejó correr. El animal apretaba, pero queda inútil para la lidia. En su lugar salió “Cateto”, algo suelto, había que fijarlo, lo llevó genuflexo, probando su fuerza, la cual brillaba por su ausencia. Empezó en tablas sin forzarlo, llevándolo a media altura, evitando obligarlo por abajo. El toro se paseaba, al son que este lo sostenía. Protestaba, y es que se veía podido. Le dejó espacio, llevándolo con los vuelos en el toreo al natural, pero con los muletazos contados. Toreó de verdad, dándole el pecho, buscando la repetición, facilitando las embestidas, trazando las series a su favor. Exprimió todo lo que pudo y más, el poso y experiencia de Uceda hicieron una faena de media altura sostenida. La espada fue fulminante.
Cerró la tarde “Aguador”, rematador y suelto. Francisco José Espada se midió a un astado complicado pero con movilidad. En el tercio, muy torero, lo esperaba mientras lo llamaba, tocándolo con sutileza, para dejar que este se deslizara en la tela hasta sacarlo a los medios. La seguridad se aunó a la transmisión, que con aire fresco lo supo llevar a buen tranco, perdiéndole pasos, esperándolo y plantándole cara. De nuevo el muletazo largo y la despaciosidad pautaban la faena del de Fuenlabrada. La fuerza y la humillación brillaban por su ausencia, le faltó entrega, fue el aguante e insistencia de Espada las que hicieron faena. Acortó las distancias, tragando, con miradas desafiantes que más de una vez dejaron sin respiración al respetable. Mató con aseo y acierto.

 Ficha del festejo:

Plaza de toros de Zafra. Toros de Núñez de Tarifa para Uceda Leal, aplausos y dos orejas; Francisco José Espada, oreja y dos orejas.

FOTO: FIT

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