lunes, 29 de abril de 2024

Tres orejas a la elegancia y la seguridad

Facebook
Twitter
WhatsApp

Crónica

M.M.H.


  
El primer mano a mano de la II Gira de Reconstrucción se culminó con tres orejas a la elegancia de Fernando Robleño y a la seguridad de Adrien Salenc. Los ejemplares de José Luis Pereda para Zafra dieron un juego variado que los diestros supieron aprovechar con delicadeza y lucimiento, adaptándose a las exigencias que estos pautaban, respetando tiempo y espacio. El festejo de Zafra derrochó clase y buenas maneras por parte de los espadas, que con determinación y mucha verdad dejaron buen sabor de boca en la apertura de esta segunda gira.

Fernando Robleño abría la tarde recibiendo en su capote a Pastueño a la verónica con buen compás. Tras recibir un puyazo, el diestro pidió el cambio de tercio. Brindó al respetable y genuflexo en tablas comenzó su faena con la mano derecha, sacándole a los medios, rematando con un pase de pecho. El animal transmitía. Fernando tiraba de él a media altura, de uno en uno, logrando una tanda lucida. Cambió de terreno al animal para seguir toreando al natural por ese pitón, tenía menos continuidad, lo que llevó al diestro a la mano derecha, donde colocaba algo mejor la cara y tenía algo más de ritmo. El astado  ha ido de más a menos. Cerró al natural, de uno en uno, logrando una serie lucida. Lo colocó en suerte y logró una estocada fulminante. 

Adrien Salenc paró en su capote a Licorero en una labor meramente de brega. Con la derecha, genuflexo, sacándole del tercio comenzó Adrien. Siguió toreando en los medios ante un animal que repetía y al que supo llevar en largo. La mano baja y la buena colocación mandaban sobre el animal. Al natural se gustó y se lució, pues el astado buenas maneras. En el último tercio le abrió el compás, se cruzaba con toque muy firme y poder. Volvió a la derecha y siguió toreándole con ritmo. El animal respondía, de menos a más. Culminó hundiendo el acero algo trasero que fue fulminante. Oreja y vuelta al ruedo para el toro.

“Ratón” salió con buen tranco, algo buscón y al que Robleño frenó en su capote. Salía ligeramente suelto, pero una vez metido, humillaba metiendo con determinación la cara. un inicio de poder a poder, templando y suavizando las embestidas del segundo de so lote, dejándolo pasar por ambos pitones. En corto, cruzado y a base de tiempo y la mano a media altura empezó a trazar las primeras series. Tocaba la tela, la embestida estaba un tanto descompuesta y carente de clase, había que depurar la embestida, la cual se endurecía si se veía podido.  Lo llevó con los vuelos, buscando ampliar su recorrido, pero el animal perdía interés en la faena, se quedaba corto, dejándose llevar a media altura y a medio motor. Mató con determinación, pero sin acierto, tuvo que entrar hasta en varias ocasiones y recurrir al descabello.

Cerraba la tarde “Panduro”, al que Salenc frenó en su capote, abriéndole e intentando encelarlo en una meritoria labor de brega. Logró estirarse brevemente a la verónica. Lo tanteó, sacándolo al paso, muy despacio, esperándolo, sin agobiarlo. El animal salía con codicia de la tela, pero no daba juego para la ligazón, se quedaba corto y sin interés, la fijeza la mantuvo en el cuerpo. Aquella fuerza y movilidad del animal desapareció para dar paso a una embestida incierta y desmedida a la que había que perder pasos y adaptar cada natural. Se cruzó con determinación, plantando cara al peligro sordo que presentaba el último de la tarde. Jugó con los tiempos y el sitio, uno a uno sin dejar de lucirse y derrochar verdad, poder y determinación. Algo que también reflejó en la suerte suprema.

Plaza de toros de Zafra. Toros de José Luis Pereda para Fernando Robleño, oreja y silencio tras aviso; Adrien Salenc, oreja y oreja.

FOTO: FIT

Entradas Relacionadas

Scroll al inicio